EL PILÓN entrevista a Darío Ariza el emprendedor propietario que inició y atendió al que llegó a ser el gran tertuliadero, sitio de entretenimiento y visita de los turistas que llegaban a Valledupar. Con fortaleza sorteó adversidades pero las mayores no podían estar bajo su control.
Darío llegó a Valledupar como emprendedor. Se enamoró del centro de la ciudad, vio su potencial y tuvo el ‘cabezazo’ de crear junto a unos socios -que no tuvieron su persistencia para atenderlo personalmente-, el Café Plaza Mayor.
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Innovó e inició una oferta musical distinta contra el querer de algunos vecinos, que no entendieron que las plazas del mundo se acompañan de una buena terraza y un buen café. Poco a poco fue ganando la clientela y a quienes embrujaba el valle, sus historias y su cultura posaban su paso en el nuevo establecimiento.
Hablamos con Darío. “El Café Plaza Mayor se cerró”. “He luchado pero no pude más”, dice a EL PILÓN. Su dolor no solo es el de los bares restaurantes de la ciudad por la pandemia del coronavirus, él sufrió dos cierres por la ejecución de obras públicas en el centro de la ciudad.
Llegué a los Estados Unidos muy joven a estudiar medicina pero no fue posible y siempre pensé en regresar a mi amada Colombia, jamás pensé en quedarme por lo cual nunca me hice ciudadano americano, mis raíces con Colombia eran muy fuertes. Yo fundé el Carnaval de Barranquilla en Nueva York y Miami, lo mismo que la Feria de Cali en Miami.
He amado y admirado nuestra cultura y nuestra música en general, pero cuando escucho el vallenato me embriago y en todos los eventos que hice en los Estados Unidos no faltaron los conjuntos vallenatos y decidí que me vendría a vivir a Valledupar: “la capital mundial del vallenato“.
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Al llegar no encontré ningún conjunto vallenato y no podía entender que no hubiera un sitio donde se disfrutara de esta música en vivo, tanto para los que viven aquí y sobre todo para los turistas y decidí que había que hacer algo al respecto.
Logré reunir varios músicos que aunque no tenían los instrumentos o los tenían empeñados, hice tres grupos de adultos y uno de niños y los llevaba todos los fines de semana a la Plaza Alfonso López, lo cual disgustó a varias personas ya que consideraron un atrevimiento que un barranquillero y con cultura gringa, como así me tildaron, pusiera conjuntos vallenatos en la sagrada Plaza Alfonso López; con el tiempo esas personas que me atacaron en los medios de comunicación me pidieron disculpas y terminaron siendo buenos amigos.
El Plaza Mayor fue idea de Carlos Quintero Romero, Leovedis Martínez, Magdaleno García, Yesmil Pérez y yo; pero ellos pensaban en un tertuliadero con nuestros amigos, y yo les manifesté que teníamos que convertirlo en un sitio donde los residentes de Valledupar y sus alrededores y los turistas pudieran disfrutar de nuestro folclor en vivo, ellos estuvieron de acuerdo.
Lo convertí en el lugar obligado para los turistas, donde podían disfrutar de un café, un coctel, un buen whisky y unas cervezas bien frías. Con el tiempo fuimos ampliándolo y se convirtió en un café bar restaurante donde llegaron extranjeros a disfrutar de la Plaza y de nuestro negocio, con la facilidad de que hablo varios idiomas y los hacía sentir en familia.
Por el Plaza Mayor pasó gente muy importante de varios países: japoneses, griegos, holandeses, ingleses, chinos, gringos, en fin la lista es larga. Ninguno se fue insatisfecho, pusimos a Valledupar muy alto como se lo merece.
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El Plaza Mayor duró 15 años, jamás llegó ningún funcionario ni de la alcaldía ni de la gobernación a ofrecer nada ni para los turistas ni para los vallenatos, porque el turismo nunca les ha importado. Los funcionarios que han estado en la alcaldía y gobernación durante el tiempo que estuvimos operando de 15 años, la gran mayoría no tenían ni tienen idea de lo que significa el turismo para una ciudad como Valledupar; estuvieron en esos cargos por política, no por méritos, la gran mayoría mediocres.
Lo peor de lo peor fue la administración de Tuto Uhía. Embarró la historia destruyendo la Plaza Alfonso López, dizque le invirtió doce mil millones, haciendo el adefesio y no terminó; la entregó inconclusa, donde con quinientos millones se arreglaba y sobraba plata.
Debido a lo anterior tuvimos que cerrar por diez meses pagando la renta y los servicios, los dueños del local no quisieron rebajarnos ni un peso ya que alegaron que ese no era su problema.
No desfallecimos, cumplimos con nuestras obligaciones y volvimos a abrir para el festival del 2019 y a los dos meses empezaron a romper las calles para cumplir con las obras del Centro histórico, del PEMP, y nos tocó cerrar nuevamente y ahora la pandemia del covid-19 nos terminó de fregar.
Valledupar y el Cesar tienen un potencial turístico inmenso, lástima que no les importe a los que están en el poder. Sus intereses están en otros lugares ya que desconocen lo que podría ser la fuente más grande de generación de empleo y de divisas.
EL PILÓN entrevista a Darío Ariza el emprendedor propietario que inició y atendió al que llegó a ser el gran tertuliadero, sitio de entretenimiento y visita de los turistas que llegaban a Valledupar. Con fortaleza sorteó adversidades pero las mayores no podían estar bajo su control.
Darío llegó a Valledupar como emprendedor. Se enamoró del centro de la ciudad, vio su potencial y tuvo el ‘cabezazo’ de crear junto a unos socios -que no tuvieron su persistencia para atenderlo personalmente-, el Café Plaza Mayor.
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Innovó e inició una oferta musical distinta contra el querer de algunos vecinos, que no entendieron que las plazas del mundo se acompañan de una buena terraza y un buen café. Poco a poco fue ganando la clientela y a quienes embrujaba el valle, sus historias y su cultura posaban su paso en el nuevo establecimiento.
Hablamos con Darío. “El Café Plaza Mayor se cerró”. “He luchado pero no pude más”, dice a EL PILÓN. Su dolor no solo es el de los bares restaurantes de la ciudad por la pandemia del coronavirus, él sufrió dos cierres por la ejecución de obras públicas en el centro de la ciudad.
Llegué a los Estados Unidos muy joven a estudiar medicina pero no fue posible y siempre pensé en regresar a mi amada Colombia, jamás pensé en quedarme por lo cual nunca me hice ciudadano americano, mis raíces con Colombia eran muy fuertes. Yo fundé el Carnaval de Barranquilla en Nueva York y Miami, lo mismo que la Feria de Cali en Miami.
He amado y admirado nuestra cultura y nuestra música en general, pero cuando escucho el vallenato me embriago y en todos los eventos que hice en los Estados Unidos no faltaron los conjuntos vallenatos y decidí que me vendría a vivir a Valledupar: “la capital mundial del vallenato“.
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Al llegar no encontré ningún conjunto vallenato y no podía entender que no hubiera un sitio donde se disfrutara de esta música en vivo, tanto para los que viven aquí y sobre todo para los turistas y decidí que había que hacer algo al respecto.
Logré reunir varios músicos que aunque no tenían los instrumentos o los tenían empeñados, hice tres grupos de adultos y uno de niños y los llevaba todos los fines de semana a la Plaza Alfonso López, lo cual disgustó a varias personas ya que consideraron un atrevimiento que un barranquillero y con cultura gringa, como así me tildaron, pusiera conjuntos vallenatos en la sagrada Plaza Alfonso López; con el tiempo esas personas que me atacaron en los medios de comunicación me pidieron disculpas y terminaron siendo buenos amigos.
El Plaza Mayor fue idea de Carlos Quintero Romero, Leovedis Martínez, Magdaleno García, Yesmil Pérez y yo; pero ellos pensaban en un tertuliadero con nuestros amigos, y yo les manifesté que teníamos que convertirlo en un sitio donde los residentes de Valledupar y sus alrededores y los turistas pudieran disfrutar de nuestro folclor en vivo, ellos estuvieron de acuerdo.
Lo convertí en el lugar obligado para los turistas, donde podían disfrutar de un café, un coctel, un buen whisky y unas cervezas bien frías. Con el tiempo fuimos ampliándolo y se convirtió en un café bar restaurante donde llegaron extranjeros a disfrutar de la Plaza y de nuestro negocio, con la facilidad de que hablo varios idiomas y los hacía sentir en familia.
Por el Plaza Mayor pasó gente muy importante de varios países: japoneses, griegos, holandeses, ingleses, chinos, gringos, en fin la lista es larga. Ninguno se fue insatisfecho, pusimos a Valledupar muy alto como se lo merece.
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El Plaza Mayor duró 15 años, jamás llegó ningún funcionario ni de la alcaldía ni de la gobernación a ofrecer nada ni para los turistas ni para los vallenatos, porque el turismo nunca les ha importado. Los funcionarios que han estado en la alcaldía y gobernación durante el tiempo que estuvimos operando de 15 años, la gran mayoría no tenían ni tienen idea de lo que significa el turismo para una ciudad como Valledupar; estuvieron en esos cargos por política, no por méritos, la gran mayoría mediocres.
Lo peor de lo peor fue la administración de Tuto Uhía. Embarró la historia destruyendo la Plaza Alfonso López, dizque le invirtió doce mil millones, haciendo el adefesio y no terminó; la entregó inconclusa, donde con quinientos millones se arreglaba y sobraba plata.
Debido a lo anterior tuvimos que cerrar por diez meses pagando la renta y los servicios, los dueños del local no quisieron rebajarnos ni un peso ya que alegaron que ese no era su problema.
No desfallecimos, cumplimos con nuestras obligaciones y volvimos a abrir para el festival del 2019 y a los dos meses empezaron a romper las calles para cumplir con las obras del Centro histórico, del PEMP, y nos tocó cerrar nuevamente y ahora la pandemia del covid-19 nos terminó de fregar.
Valledupar y el Cesar tienen un potencial turístico inmenso, lástima que no les importe a los que están en el poder. Sus intereses están en otros lugares ya que desconocen lo que podría ser la fuente más grande de generación de empleo y de divisas.