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Columnista - 27 diciembre, 2021

¡Dejen jugar a los chinos!

“China es un gigante dormido. Dejadlo dormir, porque cuando despierte el mundo se sacudirá”: Napoleón Bonaparte, 1816. 200 años después de la frase, el mundo ve hoy cómo despertó el gran gigante asiático, quien era mostrado por el cine Norteamericano como una cultura en atraso, en la que comían cucarachas, ratas, perros y murciélago  y ni […]

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“China es un gigante dormido. Dejadlo dormir, porque cuando despierte el mundo se sacudirá”: Napoleón Bonaparte, 1816.

200 años después de la frase, el mundo ve hoy cómo despertó el gran gigante asiático, quien era mostrado por el cine Norteamericano como una cultura en atraso, en la que comían cucarachas, ratas, perros y murciélago  y ni hablar de su nivel intelectual, pues en todas las cintas el chino hacía el papel de torpe.

El nivel de caricaturización llegó a extremos de ridiculez,  acuñando frases para definir cuando algo era mentira, tramposo o de mala calidad: simplemente se usaba la frase “es que eso es un cuento chino”, o sencillamente, es que eso parece “chino”.

Para la década de los 80s, China e India estaban en igualdad de condiciones, más del 60 % de su territorio era rural y su infraestructura era incipiente, con una economía estancada y cerrada al mundo. 

El panorama para el país de la gran muralla no daba mucha esperanza; desde entonces y gracias a una serie de eventos que van desde lo político, pasando por las decisiones de tipo económicas, la ubican como la segunda potencia económica y militar del mundo si es que ya no es la primera.

En 2001 ingresa a la OMC (Organización Mundial del Comercio) y mientras China se desarrollaba económicamente, USA se ahogaba en sus dos guerras del Golfo (Irak y Afganistán); en 2008 durante la crisis financiera  se vuelve protagonista en el escenario mundial  y con la llegada de Xi- Jinping al poder en 2013  se convierte en el mayor prestamista de la economía norteamericana.

Su hegemonía continúa construyéndose  teniendo como objetivo convertir al Yuan en una moneda de intercambio mundial que logre desplazar a los petro dólares americanos; esto en asocio con Rusia y una serie de aliados importantes de la UE (Unión Europea), quienes tendrán que elegir tarde o temprano si se acercan más a China o a USA.

Pero la influencia de los asiáticos se hizo sentir con la actual crisis de contenedores, puesto que el 80 % del comercio se mueve por mar y ellos cuentan con ocho de los diez puertos más grandes y dinámicos de todo el mundo, adicionalmente es el mayor constructor de contenedores de todo el planeta y a ello súmele que se convirtieron en la fábrica del mundo.

Las medidas adoptadas para contener el avance del coronavirus en su país y las restricciones para el ingreso de los barcos a sus puertos, empezaron a desencadenar una parálisis en todo el comercio y por ende un desabastecimiento en todas las líneas de insumos  que alimentan las industrias de todo el globo.

Si lo anterior le parece un tanto exagerado, solo piense en que todos los elementos que se encuentran a su vista al momento de leer esta columna son fabricados en China,  tienen su propia agencia espacial con el planeta Marte como objetivo, son dueños de la red 5G, tienen inversiones y financian proyectos de infraestructura en casi todo el mundo y avanzan en la construcción del mayor proyecto de unificación comercial con Asia, África y Europa a través de la nueva ruta de la seda, que  involucra a más de 70 países; una vez terminado, China será inatajable.

Pero en este tablero del nuevo orden mundial, USA y parte de sus aliados hacen todo lo necesario para atajarla, y lo hacen de la manera más torpe, a través del saboteo, las sanciones y el juego sucio que solo llevan a agravar más la crisis, puesto que un jugador del tamaño y la influencia del gigante asiático, que tiene en jaque al resto del mundo, requiere otro tipo de estrategia.

Salvo que otro país asuma este papel en el corto plazo, la  crisis generada en el comercio mundial ya tocó a Latinoamérica con el incremento de los precios de los insumos agrícolas, autopartes, y los bienes más esenciales del día a día.

En mi niñez, en los partidos de fútbol de barrio, el dueño del balón ponía las condiciones y obligatoriamente jugaba todos los tiempos; en nuestro caso, los chinos son los dueños del balón y obligatoriamente deben dejarlos jugar.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya

Columnista
27 diciembre, 2021

¡Dejen jugar a los chinos!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

“China es un gigante dormido. Dejadlo dormir, porque cuando despierte el mundo se sacudirá”: Napoleón Bonaparte, 1816. 200 años después de la frase, el mundo ve hoy cómo despertó el gran gigante asiático, quien era mostrado por el cine Norteamericano como una cultura en atraso, en la que comían cucarachas, ratas, perros y murciélago  y ni […]


“China es un gigante dormido. Dejadlo dormir, porque cuando despierte el mundo se sacudirá”: Napoleón Bonaparte, 1816.

200 años después de la frase, el mundo ve hoy cómo despertó el gran gigante asiático, quien era mostrado por el cine Norteamericano como una cultura en atraso, en la que comían cucarachas, ratas, perros y murciélago  y ni hablar de su nivel intelectual, pues en todas las cintas el chino hacía el papel de torpe.

El nivel de caricaturización llegó a extremos de ridiculez,  acuñando frases para definir cuando algo era mentira, tramposo o de mala calidad: simplemente se usaba la frase “es que eso es un cuento chino”, o sencillamente, es que eso parece “chino”.

Para la década de los 80s, China e India estaban en igualdad de condiciones, más del 60 % de su territorio era rural y su infraestructura era incipiente, con una economía estancada y cerrada al mundo. 

El panorama para el país de la gran muralla no daba mucha esperanza; desde entonces y gracias a una serie de eventos que van desde lo político, pasando por las decisiones de tipo económicas, la ubican como la segunda potencia económica y militar del mundo si es que ya no es la primera.

En 2001 ingresa a la OMC (Organización Mundial del Comercio) y mientras China se desarrollaba económicamente, USA se ahogaba en sus dos guerras del Golfo (Irak y Afganistán); en 2008 durante la crisis financiera  se vuelve protagonista en el escenario mundial  y con la llegada de Xi- Jinping al poder en 2013  se convierte en el mayor prestamista de la economía norteamericana.

Su hegemonía continúa construyéndose  teniendo como objetivo convertir al Yuan en una moneda de intercambio mundial que logre desplazar a los petro dólares americanos; esto en asocio con Rusia y una serie de aliados importantes de la UE (Unión Europea), quienes tendrán que elegir tarde o temprano si se acercan más a China o a USA.

Pero la influencia de los asiáticos se hizo sentir con la actual crisis de contenedores, puesto que el 80 % del comercio se mueve por mar y ellos cuentan con ocho de los diez puertos más grandes y dinámicos de todo el mundo, adicionalmente es el mayor constructor de contenedores de todo el planeta y a ello súmele que se convirtieron en la fábrica del mundo.

Las medidas adoptadas para contener el avance del coronavirus en su país y las restricciones para el ingreso de los barcos a sus puertos, empezaron a desencadenar una parálisis en todo el comercio y por ende un desabastecimiento en todas las líneas de insumos  que alimentan las industrias de todo el globo.

Si lo anterior le parece un tanto exagerado, solo piense en que todos los elementos que se encuentran a su vista al momento de leer esta columna son fabricados en China,  tienen su propia agencia espacial con el planeta Marte como objetivo, son dueños de la red 5G, tienen inversiones y financian proyectos de infraestructura en casi todo el mundo y avanzan en la construcción del mayor proyecto de unificación comercial con Asia, África y Europa a través de la nueva ruta de la seda, que  involucra a más de 70 países; una vez terminado, China será inatajable.

Pero en este tablero del nuevo orden mundial, USA y parte de sus aliados hacen todo lo necesario para atajarla, y lo hacen de la manera más torpe, a través del saboteo, las sanciones y el juego sucio que solo llevan a agravar más la crisis, puesto que un jugador del tamaño y la influencia del gigante asiático, que tiene en jaque al resto del mundo, requiere otro tipo de estrategia.

Salvo que otro país asuma este papel en el corto plazo, la  crisis generada en el comercio mundial ya tocó a Latinoamérica con el incremento de los precios de los insumos agrícolas, autopartes, y los bienes más esenciales del día a día.

En mi niñez, en los partidos de fútbol de barrio, el dueño del balón ponía las condiciones y obligatoriamente jugaba todos los tiempos; en nuestro caso, los chinos son los dueños del balón y obligatoriamente deben dejarlos jugar.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya