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Columnista - 26 mayo, 2024

De sicarios a mercenarios

Antes de terminar este semestre, esta capital quedó desconcertada por lo ocurrido en McDonald’s, al restaurante de famosas hamburguesas visitada especialmente por niños y jóvenes, llegó una persona que en pocos años de estar viviendo acá se hizo popular como “el Dominicano” y a segundos de descender de su camioneta fue atacado por un sicario dejándolo en estado crítico.

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En los últimos meses al caribe colombiano le ha tocado ver escenas dignas de una película de Hollywood, la guerra entre mafias pasó del sicariato a grupos de asalto, personas muy bien entrenadas, ágiles y formadas para operaciones especiales.

El año anterior el norte de Barranquilla fue el escenario de un episodio aterrador, miembros de una familia conocida como los Vega Daza fueron atacados por un sujeto que penetró en la vivienda después de abrir un hueco desde un centro comercial adyacente a la casa de su blanco, cayó disparando a todo lo que se moviera descargando cada arma que portaba y saliendo sin dejar más que la sangre derramada de sus víctimas: padre e hijos.

Valledupar también se estremeció el pasado mes de enero con un atentado con características inéditas en esta ciudad, frente a la empresa DPA salió un hombre con chaleco antibalas y arma de largo alcance y disparó tranquilamente contra una camioneta que esperaba el verde del semáforo, los dos jóvenes chofer y el pasajero a su lado murieron por los proyectiles disparados por todo un experto, basta ver los videos, se nota la forma como el tirador se para, cómo toma el arma y se mueve cuidando cada ángulo para no dejar escapar su objetivo.

Antes de terminar este semestre, esta capital quedó desconcertada por lo ocurrido en McDonald’s, al restaurante de famosas hamburguesas visitada especialmente por niños y jóvenes, llegó una persona que en pocos años de estar viviendo acá se hizo popular como “el Dominicano” y a segundos de descender de su camioneta fue atacado por un sicario dejándolo en estado crítico.

Regresando a Barranquilla, mientras lamentábamos la muerte del gran Omar Geles, la Arenosa volvía a temblar por el enfrentamiento de esas macro-organizaciones del crimen, a una clínica de curramba donde estaba recluido Jorge Luis Alfonso López, hijo de la fallecida doña Enilce López, conocida como “la Gata”, llegó todo un comando con atuendos de la Policía Nacional, cerraron el edificio, neutralizaron a quienes quedaron en su interior mientras buscaban la habitación de Alfonso López -a quien no encontraron- pero acabaron con la vida de Edelmiro Anaya González, alias “el Chino”, un viejo conocido de lo que se llamó el bloque Héroes de los Montes de María de las AUC y, al parecer, el único testigo que quedaba con vida del homicidio de Eudaldo “Tito” Díaz, asesinado mientras ocupaba el cargo de alcalde del municipio de El Roble en Sucre.

Aunque todo esto puede responder a venganzas y reacomodo entre organizaciones al margen de la ley, no se puede ignorar que constituyen un riesgo para ciudadanos inocentes. Lo que pasó frente a DPA y ahora en McDonald’s obliga a las autoridades hablar de frente de lo que está ocurriendo en nuestras narices; el aterrizaje de ciertos personajes a estas calurosas tierras genera muchos interrogantes, pero prefieren mirar para otra parte. Recordemos que años atrás sonaba “la Silla” como un prometedor constructor y nadie se atrevía señalar sus verdaderos negocios, sólo después de varios hechos lamentables se reveló su verdadero rostro y le tocó al presidente Duque venir para hablar del asunto, mientras autoridades locales estaban calladitas.

Desde la época de “la Silla” la cosa no cambia, autoridades locales no hablan de lo que se ve en restaurantes, estancos y discotecas, movimiento de personajes que con su dinero reclutan jóvenes para organizaciones dedicadas al lavado de activos, testaferrato y toda esa cadena de delitos que gira alrededor del tráfico ilegal de drogas.

No basta con dar declaraciones simples pisando el charco de sangre, es necesario que la estrategia sea dirigida a emitir alertas tempranas, identificar personajes, empresas, lugares que representen una amenaza para todos nosotros y empezar a seguirle los pasos a las posibles conexiones entre las mafias instaladas en Valledupar con las de otras partes del país, este mapa es importante para conocer el enemigo que está creciendo en nuestras calles y evitar futuras tragedias.


Carlos Andrés Añez Maestre.

Columnista
26 mayo, 2024

De sicarios a mercenarios

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

Antes de terminar este semestre, esta capital quedó desconcertada por lo ocurrido en McDonald’s, al restaurante de famosas hamburguesas visitada especialmente por niños y jóvenes, llegó una persona que en pocos años de estar viviendo acá se hizo popular como “el Dominicano” y a segundos de descender de su camioneta fue atacado por un sicario dejándolo en estado crítico.


En los últimos meses al caribe colombiano le ha tocado ver escenas dignas de una película de Hollywood, la guerra entre mafias pasó del sicariato a grupos de asalto, personas muy bien entrenadas, ágiles y formadas para operaciones especiales.

El año anterior el norte de Barranquilla fue el escenario de un episodio aterrador, miembros de una familia conocida como los Vega Daza fueron atacados por un sujeto que penetró en la vivienda después de abrir un hueco desde un centro comercial adyacente a la casa de su blanco, cayó disparando a todo lo que se moviera descargando cada arma que portaba y saliendo sin dejar más que la sangre derramada de sus víctimas: padre e hijos.

Valledupar también se estremeció el pasado mes de enero con un atentado con características inéditas en esta ciudad, frente a la empresa DPA salió un hombre con chaleco antibalas y arma de largo alcance y disparó tranquilamente contra una camioneta que esperaba el verde del semáforo, los dos jóvenes chofer y el pasajero a su lado murieron por los proyectiles disparados por todo un experto, basta ver los videos, se nota la forma como el tirador se para, cómo toma el arma y se mueve cuidando cada ángulo para no dejar escapar su objetivo.

Antes de terminar este semestre, esta capital quedó desconcertada por lo ocurrido en McDonald’s, al restaurante de famosas hamburguesas visitada especialmente por niños y jóvenes, llegó una persona que en pocos años de estar viviendo acá se hizo popular como “el Dominicano” y a segundos de descender de su camioneta fue atacado por un sicario dejándolo en estado crítico.

Regresando a Barranquilla, mientras lamentábamos la muerte del gran Omar Geles, la Arenosa volvía a temblar por el enfrentamiento de esas macro-organizaciones del crimen, a una clínica de curramba donde estaba recluido Jorge Luis Alfonso López, hijo de la fallecida doña Enilce López, conocida como “la Gata”, llegó todo un comando con atuendos de la Policía Nacional, cerraron el edificio, neutralizaron a quienes quedaron en su interior mientras buscaban la habitación de Alfonso López -a quien no encontraron- pero acabaron con la vida de Edelmiro Anaya González, alias “el Chino”, un viejo conocido de lo que se llamó el bloque Héroes de los Montes de María de las AUC y, al parecer, el único testigo que quedaba con vida del homicidio de Eudaldo “Tito” Díaz, asesinado mientras ocupaba el cargo de alcalde del municipio de El Roble en Sucre.

Aunque todo esto puede responder a venganzas y reacomodo entre organizaciones al margen de la ley, no se puede ignorar que constituyen un riesgo para ciudadanos inocentes. Lo que pasó frente a DPA y ahora en McDonald’s obliga a las autoridades hablar de frente de lo que está ocurriendo en nuestras narices; el aterrizaje de ciertos personajes a estas calurosas tierras genera muchos interrogantes, pero prefieren mirar para otra parte. Recordemos que años atrás sonaba “la Silla” como un prometedor constructor y nadie se atrevía señalar sus verdaderos negocios, sólo después de varios hechos lamentables se reveló su verdadero rostro y le tocó al presidente Duque venir para hablar del asunto, mientras autoridades locales estaban calladitas.

Desde la época de “la Silla” la cosa no cambia, autoridades locales no hablan de lo que se ve en restaurantes, estancos y discotecas, movimiento de personajes que con su dinero reclutan jóvenes para organizaciones dedicadas al lavado de activos, testaferrato y toda esa cadena de delitos que gira alrededor del tráfico ilegal de drogas.

No basta con dar declaraciones simples pisando el charco de sangre, es necesario que la estrategia sea dirigida a emitir alertas tempranas, identificar personajes, empresas, lugares que representen una amenaza para todos nosotros y empezar a seguirle los pasos a las posibles conexiones entre las mafias instaladas en Valledupar con las de otras partes del país, este mapa es importante para conocer el enemigo que está creciendo en nuestras calles y evitar futuras tragedias.


Carlos Andrés Añez Maestre.