Colombia es un país único en el mundo, donde enfermarse es un lujo que solo algunas personas pueden darse, pues a los pobres deben someterse al llamado “paseo de la muerte”.
Por: Darío Arregocés
Colombia es un país único en el mundo, donde enfermarse es un lujo que solo algunas personas pueden darse, pues a los pobres deben someterse al llamado “paseo de la muerte”. Los medicamentos se venden a precios exorbitantes y ello incentiva el comercio ilegal de estos productos, sobre todo en zonas fronterizas. La adulteración de medicamentos está a la orden del día y más de un incauto ha sido engañado con productos de fabricación casera, hechos con harina, que aparentan ser legítimos.
Pues bien desde un tiempo para acá observo no sin preocupación, anuncios publicitarios de productos “milagrosos”para hombres, que prometen erecciones plenas, eyaculación abundante además de poder realizar varias veces el acto sexual con su pareja. Todo ello con la advertencia de “no tener ninguna contraindicación”. Su precio económico, sumado a la seductora mujer que ilustra la publicidad, atrae a más de un cliente potencial de la denominada franjade “viejitos azules” (el verde pasó de moda, pues la mayoría de los estimulantes sexuales son de color azul).
Investigué sobre ellos en la web, y me encontré con las consultas que varios de sus usuarios hacen en la página. Uno de ellos manifiesta que al cabo de un tiempo de usar el producto observa que ya no le está haciendo efecto. La respuesta fue que aumentará la dosis. La otra consulta que pude leer fue la de un cliente que se quejaba que el medicamento en cuestión le producía taquicardia. La respuesta fue que suspendiera el medicamento y acudiera al médico. Son estos los casos de personas que después de usar por cierto tiempo estos “milagrosos” medicamentos “naturales”, sin fórmula médica, pueden llegar a padecer. No se descartan problemas cardiovasculares que pueden conducir a desenlaces fatales.
Las reflexiones son varias, pues considero que un periódico ético, serio y responsable, no debe prestarse para anunciar medicamentos de dudosa procedencia, que ni siquiera cuentan con el registro del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), y que ponen en riesgo la vida de las personas. Asimismo, el llamado es a las autoridades sectoriales para que tomen las medidas correspondientes y por último a los varones con problemas de disfuncionalidad eréctil, para que no se automediquen y acudan al médico, quien valorara su estado de salud y le recetará la medicación apropiada para su caso. No olvide que lo barato, sale caro.
Colombia es un país único en el mundo, donde enfermarse es un lujo que solo algunas personas pueden darse, pues a los pobres deben someterse al llamado “paseo de la muerte”.
Por: Darío Arregocés
Colombia es un país único en el mundo, donde enfermarse es un lujo que solo algunas personas pueden darse, pues a los pobres deben someterse al llamado “paseo de la muerte”. Los medicamentos se venden a precios exorbitantes y ello incentiva el comercio ilegal de estos productos, sobre todo en zonas fronterizas. La adulteración de medicamentos está a la orden del día y más de un incauto ha sido engañado con productos de fabricación casera, hechos con harina, que aparentan ser legítimos.
Pues bien desde un tiempo para acá observo no sin preocupación, anuncios publicitarios de productos “milagrosos”para hombres, que prometen erecciones plenas, eyaculación abundante además de poder realizar varias veces el acto sexual con su pareja. Todo ello con la advertencia de “no tener ninguna contraindicación”. Su precio económico, sumado a la seductora mujer que ilustra la publicidad, atrae a más de un cliente potencial de la denominada franjade “viejitos azules” (el verde pasó de moda, pues la mayoría de los estimulantes sexuales son de color azul).
Investigué sobre ellos en la web, y me encontré con las consultas que varios de sus usuarios hacen en la página. Uno de ellos manifiesta que al cabo de un tiempo de usar el producto observa que ya no le está haciendo efecto. La respuesta fue que aumentará la dosis. La otra consulta que pude leer fue la de un cliente que se quejaba que el medicamento en cuestión le producía taquicardia. La respuesta fue que suspendiera el medicamento y acudiera al médico. Son estos los casos de personas que después de usar por cierto tiempo estos “milagrosos” medicamentos “naturales”, sin fórmula médica, pueden llegar a padecer. No se descartan problemas cardiovasculares que pueden conducir a desenlaces fatales.
Las reflexiones son varias, pues considero que un periódico ético, serio y responsable, no debe prestarse para anunciar medicamentos de dudosa procedencia, que ni siquiera cuentan con el registro del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), y que ponen en riesgo la vida de las personas. Asimismo, el llamado es a las autoridades sectoriales para que tomen las medidas correspondientes y por último a los varones con problemas de disfuncionalidad eréctil, para que no se automediquen y acudan al médico, quien valorara su estado de salud y le recetará la medicación apropiada para su caso. No olvide que lo barato, sale caro.