El discurso del Presidente Santos en Naciones Unidas en pro de las negociaciones de La Habana –no de la paz– fue reiterativo, a veces contradictorio e inútil.
Por José Félix Lafaurie Rivera
El discurso del Presidente Santos en Naciones Unidas en pro de las negociaciones de La Habana –no de la paz– fue reiterativo, a veces contradictorio e inútil.
El objetivo: descolgar el sambenito de las prohibiciones de la Corte Penal Internacional, para indultar narcoterroristas.
Entre tanto, Timochencko se encargó de pagar el favor poniendo una bomba de tiempo al proceso de paz, extorsionando al Gobierno con publicar todas las conversaciones que tienen 'reserva'. Presidente, mal paga el diablo a quien bien sirve.
Si alguien dudaba de las pretensiones de impunidad para crímenes de guerra y lesa humanidad de las Farc, ahí tienen la confirmación.
Las Farc no aprueban el Marco Jurídico para la Paz ni el Referendo. Necesitan una Constituyente para que los máximos responsables de violaciones al DIH, puedan hacer política. Ahora, la amenaza de revelar episodios de los diálogos, sólo explica por qué Santos se convirtió en su rehén.
Dijo Santos: “no habrá impunidad por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra…”. Pero a renglón seguido sostuvo: “no podemos investigar todos los hechos cometidos en medio siglo de violencia y procesar a todos los responsables…”. Especialmente, digo yo, si son los que quieren hacer política.
Es la razón para que el Presidente renegara del intervencionismo de la justicia internacional y llevara un tema interno al seno de la ONU. Pero no hubo compromisos, como no podía haberlos. ¿Cómo pretende el Gobierno indultar crímenes de competencia de la CPI, que hoy pesan sobre 218 miembros de las Farc, incluidos sus cabecillas? ¿Cuál es la “estrategia realista de Justicia Transicional” para salir de la encrucijada?
Que sepa, nadie se opone a que una vez condenados exista una pena menor alternativa. Pero es claro, que la Constitución y la CPI no permiten elegir a quienes tengan condenas.
La respuesta no estará en llamar a la “cordura” a las Farc, para que mantenga la “confidencialidad” y la ética, virtudes de las que carecen. Pero, tampoco en el canje de “Justicia Transicional” por “Justicia Restaurativa”, cuando las Farc planean escudarse en una Comisión de Revisión del Conflicto.
Las últimas amenazas sólo darían pie a una salida: acabar con el circo de La Habana y volver a meter en cintura a las Farc. El retorno a ese tiempo, sí apremia.
Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN.
El discurso del Presidente Santos en Naciones Unidas en pro de las negociaciones de La Habana –no de la paz– fue reiterativo, a veces contradictorio e inútil.
Por José Félix Lafaurie Rivera
El discurso del Presidente Santos en Naciones Unidas en pro de las negociaciones de La Habana –no de la paz– fue reiterativo, a veces contradictorio e inútil.
El objetivo: descolgar el sambenito de las prohibiciones de la Corte Penal Internacional, para indultar narcoterroristas.
Entre tanto, Timochencko se encargó de pagar el favor poniendo una bomba de tiempo al proceso de paz, extorsionando al Gobierno con publicar todas las conversaciones que tienen 'reserva'. Presidente, mal paga el diablo a quien bien sirve.
Si alguien dudaba de las pretensiones de impunidad para crímenes de guerra y lesa humanidad de las Farc, ahí tienen la confirmación.
Las Farc no aprueban el Marco Jurídico para la Paz ni el Referendo. Necesitan una Constituyente para que los máximos responsables de violaciones al DIH, puedan hacer política. Ahora, la amenaza de revelar episodios de los diálogos, sólo explica por qué Santos se convirtió en su rehén.
Dijo Santos: “no habrá impunidad por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra…”. Pero a renglón seguido sostuvo: “no podemos investigar todos los hechos cometidos en medio siglo de violencia y procesar a todos los responsables…”. Especialmente, digo yo, si son los que quieren hacer política.
Es la razón para que el Presidente renegara del intervencionismo de la justicia internacional y llevara un tema interno al seno de la ONU. Pero no hubo compromisos, como no podía haberlos. ¿Cómo pretende el Gobierno indultar crímenes de competencia de la CPI, que hoy pesan sobre 218 miembros de las Farc, incluidos sus cabecillas? ¿Cuál es la “estrategia realista de Justicia Transicional” para salir de la encrucijada?
Que sepa, nadie se opone a que una vez condenados exista una pena menor alternativa. Pero es claro, que la Constitución y la CPI no permiten elegir a quienes tengan condenas.
La respuesta no estará en llamar a la “cordura” a las Farc, para que mantenga la “confidencialidad” y la ética, virtudes de las que carecen. Pero, tampoco en el canje de “Justicia Transicional” por “Justicia Restaurativa”, cuando las Farc planean escudarse en una Comisión de Revisión del Conflicto.
Las últimas amenazas sólo darían pie a una salida: acabar con el circo de La Habana y volver a meter en cintura a las Farc. El retorno a ese tiempo, sí apremia.
Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN.