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Columnista - 7 octubre, 2019

Concomitancias

Es una palabra con muchos sinónimos, entre los que se encuentran: Coexistencias, compatibilidad y concordancias; y es precisamente esto último lo que quiero reseñar en el día de hoy. La concordancia entre dos, o más hechos, uno del pasado reciente, y el otro es un acontecimiento que por estos días atrapa la atención de todos […]

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Es una palabra con muchos sinónimos, entre los que se encuentran: Coexistencias, compatibilidad y concordancias; y es precisamente esto último lo que quiero reseñar en el día de hoy. La concordancia entre dos, o más hechos, uno del pasado reciente, y el otro es un acontecimiento que por estos días atrapa la atención de todos los medios hablados y escritos. Hago referencia al episodio protagonizado en su momento por el senador Eduardo Carlos Merlano Morales, quien en la madrugada del 13 de mayo de 2012 fuera sorprendido, conduciendo supuestamente en estado de embriaguez, y que puso de moda la frase: “¿Usted no sabe quién soy yo?”. El incidente sirvió para que se expidiera la Ley 1548 de 2012 (Conocida como la Ley Merlano) dirigida a quien siendo sorprendido conduciendo un vehículo automotor, en la ciudad de Barranquilla, al parecer bajo la influencia del alcohol. Por fuera quedaron las personas que irresponsablemente conducen vehículos automotores bajo la influencia de otro tipo de sustancias psicoactivas. Error que se corrigió con la expedición de la Ley 1696 de 2013 en virtud de la cual se dictan disposiciones penales y administrativas para sancionarlos. El senador Merlano, perdió su curul al ser suspendido e inhabilitado por diez años, sanción que le impuso la Procuraduría General de la Nación. No obstante lo irónico del caso es que jamás se pudo demostrar que Merlano Morales, conducía en estado de embriaguez dado a que se rehusó a la práctica de la prueba de alcoholemia, la sanción fue por el delito de Tráfico de influencias, pues se valió de su investidura de congresista para afectar la moralidad pública, la imparcialidad, la transparencia y la neutralidad, incurriendo con su actuar en falta grave.

El segundo caso es aún más bochornoso. Igual, ocurrió en Barranquilla, igual involucra a un congresista, y por si fuera poca coincidencia, con igual apellido, me refiero a la senadora Aída Merlano Rebolledo, condenada a quince años de prisión en fallo proferido por la Corte Suprema de Justicia, por los delitos de Concierto para delinquir agravado, corrupción al sufragante y porte ilegal de armas, en hechos ocurridos en la capital del Atlántico el 11 de marzo de 2018. Pues bien, la reclusa solicitó permiso porque tenía cita con su odontólogo, para un tratamiento estético, y fue trasladada hasta el consultorio, de donde se escapó, usando una cuerda. Por estos hechos fueron suspendidos del cargo el Director del Inpec y la Directora de la cárcel El Buen Pastor. Las investigaciones continúan, y se ofrece una recompensa de 50 millones de pesos, a quien de información de la fugitiva y sus cómplices.

No podemos pasar por alto, el precedente de la fuga del invidente congresista alias Jesús Santrich, otro hecho que nos avergüenza a todos, y que desdice de los organismos de seguridad del Estado. Es hora de entrar a revisar el tema, pues aparte del extinto DAS son muchas las ollas podridas que todavía existen, tarea que sin demora debe emprender el Presidente Iván Duque, en asocio con su Ministra de Justicia Margarita Cabello Blanco.

Nota de Cierre: A través de este medio denuncio la inundación que por la fuerte lluvia acaeció en el aeropuerto Alfonso López Pumarejo, problema que debe atenderse de manera urgente, si lo que se desea es vender la imagen de Valledupar como destino turístico.

Columnista
7 octubre, 2019

Concomitancias

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Es una palabra con muchos sinónimos, entre los que se encuentran: Coexistencias, compatibilidad y concordancias; y es precisamente esto último lo que quiero reseñar en el día de hoy. La concordancia entre dos, o más hechos, uno del pasado reciente, y el otro es un acontecimiento que por estos días atrapa la atención de todos […]


Es una palabra con muchos sinónimos, entre los que se encuentran: Coexistencias, compatibilidad y concordancias; y es precisamente esto último lo que quiero reseñar en el día de hoy. La concordancia entre dos, o más hechos, uno del pasado reciente, y el otro es un acontecimiento que por estos días atrapa la atención de todos los medios hablados y escritos. Hago referencia al episodio protagonizado en su momento por el senador Eduardo Carlos Merlano Morales, quien en la madrugada del 13 de mayo de 2012 fuera sorprendido, conduciendo supuestamente en estado de embriaguez, y que puso de moda la frase: “¿Usted no sabe quién soy yo?”. El incidente sirvió para que se expidiera la Ley 1548 de 2012 (Conocida como la Ley Merlano) dirigida a quien siendo sorprendido conduciendo un vehículo automotor, en la ciudad de Barranquilla, al parecer bajo la influencia del alcohol. Por fuera quedaron las personas que irresponsablemente conducen vehículos automotores bajo la influencia de otro tipo de sustancias psicoactivas. Error que se corrigió con la expedición de la Ley 1696 de 2013 en virtud de la cual se dictan disposiciones penales y administrativas para sancionarlos. El senador Merlano, perdió su curul al ser suspendido e inhabilitado por diez años, sanción que le impuso la Procuraduría General de la Nación. No obstante lo irónico del caso es que jamás se pudo demostrar que Merlano Morales, conducía en estado de embriaguez dado a que se rehusó a la práctica de la prueba de alcoholemia, la sanción fue por el delito de Tráfico de influencias, pues se valió de su investidura de congresista para afectar la moralidad pública, la imparcialidad, la transparencia y la neutralidad, incurriendo con su actuar en falta grave.

El segundo caso es aún más bochornoso. Igual, ocurrió en Barranquilla, igual involucra a un congresista, y por si fuera poca coincidencia, con igual apellido, me refiero a la senadora Aída Merlano Rebolledo, condenada a quince años de prisión en fallo proferido por la Corte Suprema de Justicia, por los delitos de Concierto para delinquir agravado, corrupción al sufragante y porte ilegal de armas, en hechos ocurridos en la capital del Atlántico el 11 de marzo de 2018. Pues bien, la reclusa solicitó permiso porque tenía cita con su odontólogo, para un tratamiento estético, y fue trasladada hasta el consultorio, de donde se escapó, usando una cuerda. Por estos hechos fueron suspendidos del cargo el Director del Inpec y la Directora de la cárcel El Buen Pastor. Las investigaciones continúan, y se ofrece una recompensa de 50 millones de pesos, a quien de información de la fugitiva y sus cómplices.

No podemos pasar por alto, el precedente de la fuga del invidente congresista alias Jesús Santrich, otro hecho que nos avergüenza a todos, y que desdice de los organismos de seguridad del Estado. Es hora de entrar a revisar el tema, pues aparte del extinto DAS son muchas las ollas podridas que todavía existen, tarea que sin demora debe emprender el Presidente Iván Duque, en asocio con su Ministra de Justicia Margarita Cabello Blanco.

Nota de Cierre: A través de este medio denuncio la inundación que por la fuerte lluvia acaeció en el aeropuerto Alfonso López Pumarejo, problema que debe atenderse de manera urgente, si lo que se desea es vender la imagen de Valledupar como destino turístico.