Cuando Beatriz Larrea, historiadora convertida en coach de nutrición, habla de juventud, no se refiere a los años que restamos al calendario, sino a la vitalidad que acumulamos en el cuerpo y el alma.
Cuando Beatriz Larrea, historiadora convertida en coach de nutrición, habla de juventud, no se refiere a los años que restamos al calendario, sino a la vitalidad que acumulamos en el cuerpo y el alma. Con tres libros publicados, su misión es ayudar a las mujeres a construir una versión de sí mismas que desafíe el reloj biológico. “Tus decisiones diarias te hacen envejecer precipitadamente o te permiten ser más joven mañana”, dice.
Vivimos más, pero ¿vivimos mejor? A diferencia de nuestros antepasados, cuya expectativa de vida apenas alcanzaba los cuarenta años, hoy nos enfrentamos a un desafío diferente: vivir más tiempo, sí, pero ¿con salud, con energía, con vitalidad? Los avances en medicina, higiene y nutrición han prolongado nuestros días, pero estudios recientes nos advierten que alargar la vida no equivale a mejorar su calidad. “No se trata de evitar el envejecimiento”, apunta Beatriz, “sino de cuestionarnos cómo queremos envejecer”.
Según un artículo publicado en Nature, hay dos momentos en la vida que definen cómo llegaremos a la vejez: los 40 y los 60 años. En esas etapas cruciales, nuestras decisiones marcan el curso de nuestra edad biológica, aquella edad interna que no se mide en años, sino en la salud de nuestras células.
Bea explica que la edad biológica —más que la cronológica— es la que realmente determina nuestro riesgo de enfermedades y calidad de vida en los años avanzados.
“Podemos modificar nuestra edad biológica”, asegura. Factores como el índice de masa muscular, la grasa corporal, el tabaquismo y, sobre todo, el estrés, influyen en ese envejecimiento interno. “Vivimos en una época donde el estrés crónico es casi inevitable, pero debemos recordar que nuestro cuerpo no está diseñado para estar ‘perseguido por un león’ durante veinte años”, comenta.
Estudios recientes permiten medir la edad biológica a través de la saliva, una herramienta que nos confronta con una verdad ineludible: cada decisión que tomamos, cada hábito que elegimos, nos acerca a una vida más vital o nos empuja a un envejecimiento prematuro.
Entonces, ¿cómo logramos ser más jóvenes mañana? La respuesta de Bea es simple y poderosa: alimentación, sueño, deporte y suplementación adecuada. “Comer lo natural, evitar los alimentos ultraprocesados, mantener un peso saludable, hacer ejercicio (especialmente pesas) y dormir bien”, son pilares de un envejecimiento saludable. Además, menciona el ayuno intermitente y suplementos esenciales como la vitamina C, D, polifenoles, curcumina y omega 3.
Al final, no buscamos la eterna juventud, sino la eterna salud. Y esa búsqueda comienza hoy, en cada elección diaria que hacemos, en cada alimento que elegimos, en cada momento de paz que permitimos entrar en nuestra vida.
Por: Brenda Barbosa Arzuza.
Cuando Beatriz Larrea, historiadora convertida en coach de nutrición, habla de juventud, no se refiere a los años que restamos al calendario, sino a la vitalidad que acumulamos en el cuerpo y el alma.
Cuando Beatriz Larrea, historiadora convertida en coach de nutrición, habla de juventud, no se refiere a los años que restamos al calendario, sino a la vitalidad que acumulamos en el cuerpo y el alma. Con tres libros publicados, su misión es ayudar a las mujeres a construir una versión de sí mismas que desafíe el reloj biológico. “Tus decisiones diarias te hacen envejecer precipitadamente o te permiten ser más joven mañana”, dice.
Vivimos más, pero ¿vivimos mejor? A diferencia de nuestros antepasados, cuya expectativa de vida apenas alcanzaba los cuarenta años, hoy nos enfrentamos a un desafío diferente: vivir más tiempo, sí, pero ¿con salud, con energía, con vitalidad? Los avances en medicina, higiene y nutrición han prolongado nuestros días, pero estudios recientes nos advierten que alargar la vida no equivale a mejorar su calidad. “No se trata de evitar el envejecimiento”, apunta Beatriz, “sino de cuestionarnos cómo queremos envejecer”.
Según un artículo publicado en Nature, hay dos momentos en la vida que definen cómo llegaremos a la vejez: los 40 y los 60 años. En esas etapas cruciales, nuestras decisiones marcan el curso de nuestra edad biológica, aquella edad interna que no se mide en años, sino en la salud de nuestras células.
Bea explica que la edad biológica —más que la cronológica— es la que realmente determina nuestro riesgo de enfermedades y calidad de vida en los años avanzados.
“Podemos modificar nuestra edad biológica”, asegura. Factores como el índice de masa muscular, la grasa corporal, el tabaquismo y, sobre todo, el estrés, influyen en ese envejecimiento interno. “Vivimos en una época donde el estrés crónico es casi inevitable, pero debemos recordar que nuestro cuerpo no está diseñado para estar ‘perseguido por un león’ durante veinte años”, comenta.
Estudios recientes permiten medir la edad biológica a través de la saliva, una herramienta que nos confronta con una verdad ineludible: cada decisión que tomamos, cada hábito que elegimos, nos acerca a una vida más vital o nos empuja a un envejecimiento prematuro.
Entonces, ¿cómo logramos ser más jóvenes mañana? La respuesta de Bea es simple y poderosa: alimentación, sueño, deporte y suplementación adecuada. “Comer lo natural, evitar los alimentos ultraprocesados, mantener un peso saludable, hacer ejercicio (especialmente pesas) y dormir bien”, son pilares de un envejecimiento saludable. Además, menciona el ayuno intermitente y suplementos esenciales como la vitamina C, D, polifenoles, curcumina y omega 3.
Al final, no buscamos la eterna juventud, sino la eterna salud. Y esa búsqueda comienza hoy, en cada elección diaria que hacemos, en cada alimento que elegimos, en cada momento de paz que permitimos entrar en nuestra vida.
Por: Brenda Barbosa Arzuza.