Un optimismo palpable recorre la ciudad, impulsado por una confluencia de factores que la posicionan, con más fuerza que nunca, como un epicentro de eventos culturales, deportivos y sociales en el Caribe colombiano. Contamos con organizadores privados de buen nivel, una infraestructura deportiva heredada de los Juegos Bolivarianos que es envidia de muchas capitales, una riqueza gastronómica y cultural y, lo más importante, un capital humano que día a día genera propuestas de valor desde la base.
A este dinamismo se suma una voluntad política evidente desde la Administración Municipal. La gestión del alcalde Ernesto Orozco, articulada eficazmente por la Secretaría de Desarrollo Económico, ha sido fundamental para atraer eventos de talla nacional y para arropar las iniciativas locales. El mensaje de que Valledupar es un destino para grandes acontecimientos está calando y la apuesta compartida por proyectarla como una ciudad vibrante es innegable.
Sin embargo, este promisorio escenario enfrenta un desafío que no podemos seguir ignorando: la falta de articulación. Tener excelentes artistas, espacios adecuados y un público entusiasta no garantiza el éxito si cada actor camina por su cuenta. Como en una orquesta sin director ni partitura común, lo que debía ser armonía se convierte en ruido. Así está nuestra ciudad: con potencial de sobra, pero sin una estrategia compartida que conecte esfuerzos, tiempos y propósitos. La articulación no es un detalle administrativo, es la base de cualquier proyecto colectivo. Y mientras no logremos sincronizar voluntades entre gestores, instituciones, sectores y ciudadanía, seguiremos multiplicando eventos, pero no consolidando una verdadera ciudad de eventos.
La buena noticia es que la voluntad de superar este obstáculo ya se ha manifestado. Con la asistencia de un gran numero de convocados al evento de La tertulia celebrada el pasado jueves entre distintos actores del sector es una prueba fehaciente de que existe una disposición al diálogo y un entendimiento compartido sobre la urgencia de colaborar. Valledupar la construimos todos, y la tertulia somos todo, por eso tenemos que seguir dialogando
La solución, aunque requiere disciplina y generosidad, es clara: la construcción de un calendario unificado de eventos para Valledupar. Una herramienta de planificación estratégica, concertada entre el sector público y el privado, que permita alinear los esfuerzos y maximizar los beneficios.
El impulso que hoy vivimos es un activo demasiado valioso como para arriesgarlo en la improvisación. La pregunta que debemos hacernos como ciudad es si estamos dispuestos a dar el siguiente paso. ¿Podemos trascender los éxitos individuales para construir un triunfo colectivo? ¿Estamos listos para entender que el éxito de un evento vecino fortalece la marca de toda la ciudad?
Alfredo Jones Sánchez – @alfredojonessan












