El pasado 13 de mayo falleció en Montevideo, Uruguay, a la edad de 89 años, el expresidente José Francisco “Pepe” Mujica Cordano, a causa de una penosa enfermedad. Pero, para hablar de este líder de izquierda, es necesario remontarse a su militancia en el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, etapa que culminó cuando fue capturado, torturado y condenado por el delito de rebelión, teniendo que soportar 14 años de duro presidio.
Salió de la cárcel para ocupar varios cargos públicos, entre ellos, el Ministerio de Agricultura. Fue elegido presidente en el año 2010, dando un gran ejemplo de austeridad en el gasto público, filosofía que practicó toda su vida, pues nunca lo sedujo el lujo ni la ostentación. Su viejo Volksvawen escarabajo, lo acompañó buena parte de su existencia. Vivió en una pequeña granja con su compañera de toda la vida, Lucía Topolansky, exguerrillera tupamara, a quien conoció en la militancia revolucionaria y con quien no pudo tener descendencia. Pero si nos preguntáramos cuál es el legado que nos deja “Pepe” Mujica, tendría que ser la perfecta congruencia entre el decir y el hacer, que muy pocos logran.
Ahora bien, si pudiésemos hacer un parangón entre José Mujica y Gustavo Petro, tendríamos que comenzar por sus similitudes, ambos emergen de la insurgencia, son demócratas, progresistas, enemigos de las políticas neoliberales, defensores de los DD. HH., amigos de la justicia social y de la inclusión, ambos fueron parlamentarios y llegaron a la presidencia, quizá lo que más los diferencia es el talante, pues mientras Mujica es más sereno y conciliador, Petro es más disruptivo y confrontacional. Pero sin lugar a dudas, son más las cosas en común. Ambos llegan a la presidencia representando el cambio, Mujica consiguió la aprobación del matrimonio igualitario y la legalización de la marihuana, las reformas sociales propuestas por el presidente Petro, están en puntos suspensivos, y todo parece indicar que será a través de la consulta popular que se logrará la aprobación de algunas de ellas.
Mujica y Petro encarnan dos formas de liderazgo interesantes, ambos sustentados en el apoyo popular, con un discurso comprometido con las causas sociales y por la reivindicación de derechos de los más vulnerables. No obstante, si se trata de establecer un liderazgo que fusione estos dos estilos, Mujica tendría que emular el arrojo y la audacia de Gustavo Petro, y este tendría que imitar la capacidad de Mujica para lograr consensos.
Finalmente, cito la frase que sirvió de titular de esta columna cuyo autor es “Pepe” Mujica sobre el ‘progresismo’: “Ser de izquierda es tener sentido de justicia social, es luchar por la igualdad y es no rendirse nunca”.
Nota de cierre: Desde esta tribuna manifestamos nuestro total rechazo a las amenazas contra los periodistas Morris y Sandra Chindoy, por parte de fuerzas oscuras que atentan contra el derecho a la libertad de expresión, a la inclusión y la libertad de prensa.
Por: Darío Arregocés Baute. / darioarregoces2308@hotmail.com












