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Nicolás está Maduro

El sorpresivo aumento de la recompensa ofrecida por el dictador Nicolás Maduro, y la orden de desplazar una poderosa y combinada flota naval frente a la frontera marítima venezolana, por parte de Donald Trump, ha generado toda suerte de reacciones en América Latina.

Nicolás está Maduro

Nicolás está Maduro

Por: Azarael

@el_pilon

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El sorpresivo aumento de la recompensa ofrecida por el dictador Nicolás Maduro, y la orden de desplazar una poderosa y combinada flota naval frente a la frontera marítima venezolana, por parte de Donald Trump, ha generado toda suerte de reacciones en América Latina.   Era de esperarse.  La respuesta de Maduro era previsible, un hombre cobarde, sostenido por un detestable Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López, comandante de las fuerzas militares.  Ambos beneficiarios por más de una década de las mieles de un poder corrupto, asesino y perseguidor.

Maduro actúa según su estado de nervios: pide diálogo directo con Trump, solicita apoyo de los gobiernos amigos, amenaza a EE. UU. con una guerra que será el principio de su fin como imperio, apela a lo divino y a lo humano, saca cuentas de los 4.5 millones de milicianos armados con fusiles y misiles y vocifera y amenaza, pero se le nota el miedo.  Lo único que cuenta a nivel interno son sus armas, las cuales ha sacado a relucir con mensajes caricaturescos por uno que otro oficial de algún batallón, rodeado de soldados que aparte de la disciplina obligada, no se les ve convicción de ir a ninguna guerra.  

Por otra parte, el rimbombante ejército bolivariano nunca ha disparado una bala en combate y eso cuenta y bastante. El grueso de la tropa no tiene motivación para ofrendar sus vidas por su dictador.

Diosdado representa la faceta más miserable del régimen: ambicioso, implacable, perseguidor, amenazador y cínico.  Ha ocupado todos los cargos que ha querido, pero en últimas su lealtad es solo con él mismo.  Chávez lo conocía y prefería tenerlo a metros, Maduro lo necesita a centímetros por su aparente fuerza, pero no es de fiar.

Vladimir Padrino López es un militar poco descifrable.  La fuerza del régimen recae en sus hombros y también en su consciencia, pero su perfil parece no ser tan fuerte.  Y es que su formación ha transcurrido entre los pacíficos batallones venezolanos, lejos de un frente de batalla.  No es lo mismo esgrimir las armas para intimidar a la población civil que librar una batalla con un enemigo poderoso y letal que busca su propia cabeza.  La causa que lo une a Maduro es la del dinero obtenido, no hay otra.

Ambos, Diosdado y Vladimir, cuentan con incalculables fortunas que tienen que defender y que, en últimas, pueden disfrutar en cualquier otro país amigo con sus familias.  Sus fortunas son sus talones de Aquiles.

Fuera de su territorio, Maduro cuenta con el apoyo de otras naciones enemigas tradicionales de USA, como Irán, Rusia, Nicaragua y Cuba.  Rusia está ocupada en su propia guerra, Irán está al límite en su guerra contra Israel y USA y Nicaragua y Cuba tienen poco que aportar y mucho que perder si, eventualmente, apoyaran a su amigo Maduro.  Son apoyos simbólicos, Trump es un pésimo e impredecible enemigo y ellos lo saben.  

Les queda el pueblo.  Vocifera Maduro que cuenta con cuatro millones y medio de milicianos y los convoca de urgencia a un reentrenamiento que de verdad da risa. Pura paja, ni son tantos ni cuentan con tantas armas ni van a exponer sus vidas por un dictador que los tiene cada vez más empobrecidos mientras él y su círculo se enriquecen cada día más.

Para terminar, vuelvo al comienzo.  Nicolás es un hombre peligroso, pero cobarde.  Vocifera, encarcela, tortura y mata, pero desde su burbuja de poder, sin exponerse.  Muy difícil predecir qué puede pasar en un escenario que cada vez se le vuelve más hostil.  Nicolás está como los mangos de Valledupar al final de la cosecha cuando caen estrepitosos sobre los techos de las casas.  Nicolás está maduro.

Por: Azarael Carrillo Ríos.

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