Elon Musk, otrora aliado del presidente Obama, sigilosamente llevaba años desplazándose hacia la derecha, pudo convertirse en el principal donante de Trump en las elecciones presidenciales de 2024. Durante la campaña se propuso como jefe del “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, DOGE, nombre que tomó de un meme de internet sobre un shiba inu. Merece elogio la capacidad de Donald Trump para convertir al hombre más rico del mundo en un candidato a aprendiz en el complejo mundo de la política.
Es anecdótico el fervoroso discurso inicial de Musk donde prometió ahorrar 2 billones de dólares del presupuesto erradicando el despilfarro y el fraude desenfrenados, así como llevar a cabo una revisión del software gubernamental que modernizaría el funcionamiento de las agencias federales. Su carrera como asesor principal del presidente Trump y jefe de facto del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental, estuvo guiado por una atmosfera controvertida y generalmente impopular. Aunque prometió eficiencia y modernización, Musk deja una estela de incertidumbre y una funcionalidad reducida.
Musk ha afirmado recortar unos 140.000 millones de dólares del presupuesto, el mayor impacto de DOGE ha sido el desmantelamiento de los servicios gubernamentales y la ayuda humanitaria. Los recortes se han centrado en diversas agencias, como la Organización Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), encargada de la previsión meteorológica y de desastres naturales, y han sumido a otras, como el Departamento de Asuntos de Veteranos. Numerosas agencias más pequeñas, como la que coordina las políticas sobre personas sin hogar, han sido prácticamente clausuradas.
El desmantelamiento de USAID, anteriormente el mayor proveedor de ayuda humanitaria del mundo, es uno de los ejemplos más claros del caos y el daño que han causado los recortes de DOGE. Estados Unidos canceló aproximadamente el 83 % de los programas de USAID, poniendo en peligro los servicios en todo el mundo destinados a la asistencia humanitaria y la prevención de enfermedades.
Elon Musk abandona su puesto en el gobierno tras los duros comentarios sobre el eje central de la agenda legislativa de Trump, diciendo que estaba “decepcionado” por lo que el presidente llama su “gran y hermoso proyecto de ley”. Se trata de un nuevo proyecto de ley fiscal que añade 2,3 billones de dólares al déficit. De ese modo, es inocuo el objetivo del Departamento de Eficiencia Gubernamental.
El sitio web Político publicó un análisis titulado “¿Por qué Elon Musk ha desaparecido del foco de atención?”. Este reveló una fuerte caída en la cantidad de publicaciones de Trump sobre Musk en su plataforma Truth Social, de un promedio de cuatro veces por semana en febrero y marzo a cero desde principios de abril. Al mismo tiempo, las empresas de Musk comenzaron a sentir el impacto de su nueva y polarizante identidad política. Las ventas de Tesla se desplomaron en Estados Unidos y en el extranjero, debido a la reacción negativa a las políticas de Musk y a la mayor competencia de otros fabricantes de vehículos eléctricos.
Irónicamente, lo que Musk ha dañado con mayor efectividad es su propia reputación. Llegó a la órbita de Trump como un hombre un tanto misterioso, considerado un genio tecnológico y un titán de la época. Se va cargando en sus hombros costos económicos personales y deterioro reputacional, poniendo de presente la proporcionalidad de su inexperiencia en el sector público y enfrentando sus intereses con la industria china de vehículos eléctricos, que afronta el escrutinio en occidente por la guerra comercial.
Por: Luis Díaz.
