Los hombres se sienten inclinados a olvidar los favores recibidos y odian a quienes se los hicieron, y para no agradecer, se convierten en enemigos de sus benefactores, y aunque los reflectores están puestos en el rifirrafe entre Donald Trump, presidente de los Estados Unidos y el magnate Elon Musk, en la política firme y plena como la luna llena, la regla es general.
Es el síndrome de Procusto, término que aplica en diferentes ámbitos en el político dirigente, es cuando una persona ayuda a un referente conocido para escalar y después de alcanzar la posición, la cúspide, siente celos para no compensar, reconocer, devolver gratitud. La misma influencia para estar en la cima la utiliza con la fórmula proactiva, para aplicarle la inversa, y bajarla a la sima con (s) y apartarlo, no tenerlo cerca, ni siquiera en la sombra de su árbol sombrío … No tenerlo en cuenta …¡Ni un calvo, siendo que le ayudó a hacer la sopa …!
En este síndrome, muy particular, se retrata la pelea entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el multimillonario Elon Musk, la que sigue escalando, toda vez que Musk hizo una explosiva acusación contra quien fuera su aliado, aunque borró los tuits, tras las amenazas de Trump, quien dejó claro que no está interesado en reparar la relación con su antiguo aliado y donante de campaña Elon Musk, advirtiendo al jefe de Tesla que podría enfrentarse a graves consecuencias si respalda a los demócratas. El multimillonario CEO de Tesla y SpaceX tiene muchos contratos federales lucrativos.
“Es hora de lanzar la gran bomba: Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”, sentenció el hombre más rico del mundo en la red social X, de su propiedad. No se sabe qué clase de supuestas menciones habría sobre el actual mandatario en los documentos del caso de Jeffrey Epstein, quien murió en una cárcel tras ser acusado de tráfico y abuso sexual de menores. Trump está en los archivos de Epstein que contienen tráfico y abuso de menores, la bomba que hace explotar el magnate por su red social X.
Lealtades anunciadas y refrendadas, traiciones a la vuelta de la esquina; alianzas solemnes, celebradas y aplaudidas, se convierten en peleas, tinglado que protagonizan Donal Trump y Elonk Musk, antiguos aliados, pero ahora enfrentados porque la política arancelaria de Trump afecta a Tesla (la compañía de vehículos eléctricos) y en general el emporio empresarial del magnate.
Es el común denominador de la política y, según analistas, Elon Musk se sintió utilizado por Donald Trump en el mismo gobierno, tras haber fungido como jefe del Departamento para la Eficiencia Gubernamental, llamado a recortar y achicar el tamaño del Estado, pero sin facultades reales en el ejercicio y manejo del poder económico.
Tan pronto el presidente Donald Trump conformó su gabinete, el analista político, educador y escritor, Tito Hernández Caamaño, vaticinó la ruptura con su aliado por temor a que le hiciera sombra y brillara más que él, tema del que también el educador y experto contador público, Deovides Munive Churio, nos puso al tanto en uno de los espacios de Trazos por las redes sociales.
Los desacuerdos en política se pagan con sangre y por lo general escalan en el terreno de la violencia, porque lo que está en juego es el poder económico, y quienes se tuercen por lo general asumen consecuencias fatales.
El expresidente ruso Medvedev bromea y se ofrece a mediar entre Trump y Musk para un “S Acuerdo de Paz”. Las palabras del expresidente ruso llegan después de que Estados Unidos ejerza como mediador en las conversaciones iniciadas por Rusia y Ucrania, pero están erosionadas y la imagen de Estados Unidos desprestigiada.
Por: Miguel Aroca Yepes.












