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Cielos Abiertos

“… Los cielos se abrieron y vi visiones de Dios” Ezequiel 1:1 Ezequiel, Isaías, Daniel, Jesús, Esteban, Juan, todos estos personajes bíblicos experimentaron cielos abiertos. ¿Qué son los cielos abiertos y cómo es que sucede esto?  ¿Hay cielos abiertos hoy? Lo definiría como ese tipo de experiencia donde pareciera hacerse un agujero en el cielo […]

Cielos Abiertos

Cielos Abiertos

Por: Valerio

@el_pilon

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“… Los cielos se abrieron y vi visiones de Dios” Ezequiel 1:1

Ezequiel, Isaías, Daniel, Jesús, Esteban, Juan, todos estos personajes bíblicos experimentaron cielos abiertos. ¿Qué son los cielos abiertos y cómo es que sucede esto?  ¿Hay cielos abiertos hoy? Lo definiría como ese tipo de experiencia donde pareciera hacerse un agujero en el cielo inmediato, se revela el reino celestial y se hacen visibles las imágenes de Dios. El acceso y la libre comunión del hombre a Dios y de Dios al hombre, se abre y su presencia manifiesta aparece. Creo que son puntos de entrada, puntos espirituales calientes en que la presencia manifiesta de Dios se hace casi tangible durante cierto periodo. 

En el Evangelio de Juan se narra la historia de una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque de Betesda y agitaba el agua; el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera. Estoy convencido de que -como aquí- hay puertas en las que la presencia de Dios parece invadir el espacio y tiempo terrenales de manera poderosa.

En Génesis, leemos sobre el encuentro en Bet-el: Jacob, acostado sobre el duro suelo, con una piedra  a modo se almohada, se le reveló en sueños una escalera entre la tierra y el cielo y ángeles que subían y bajaban. El Señor estaba en el extremo superior de la escalera y le habló a Jacob recordándole sus promesas; en tanto  la línea de comunicación entre Dios y el hombre se abría, Jacob declaró: “¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo”. Yo pregunto: ¿Algo en el aspecto de la tierra, en el desierto, había cambiado? ¡No! Sin embargo, cuando Jacob despierta, dice: “Ciertamente, el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía”. Corolario: Cuando se abren los cielos sobre una región, nuestros ojos espirituales se abren y vemos con los ojos de Dios. Después de todo, ¿acaso no es lo mismo que Jesús nos enseñó a orar? “Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. 

Amado amigo lector, Hago esta contextualización sobre los cielos abiertos, porque advierto, intuyo, presiento que sí es posible abrir los cielos sobre nuestra tierra. Las pequeñas llaves abren puertas grandes, y las llaves de la oración santa, valiente, perseverante, son las que abrirán las puertas del cielo para que los recursos de Dios bajen a nuestra querida tierra vallenata.

Clamemos como Isaías para que haya cielos abiertos: “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras y ante tu presencia se derritieran los montes!”  En lo natural, las puertas se usan para mantener afuera algo, y hacer que otras cosas se queden dentro. Hagamos que la injusticia, el egoísmo, la corrupción e indiferencia queden afuera e interioricemos la unidad, el amor y la misericordia.   

Hoy Los invito a levantar a Jesús, como el Cristo crucificado y resucitado de entre los muertos y a tener siempre un corazón que sienta hambre de Dios. Unámonos en oración y ruego por nosotros mismos, por nuestras familias y nuestros negocios y proyectos; pidámosle a Dios que los cielos se abran sobre toda la provincia y haya orden, justicia, abundancia y provisión para todas las familias de nuestra tierra. 

Con mi oración por lo que eres y representas…

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