Hace más de 60 años, la naturaleza en el municipio de La Paz, a escasos kilómetros de Valledupar, formó, en medio de un caudal de agua, un atractivo balneario denominado El Chorro, sirviendo como cultura, lugar de historias y memorias de sus pobladores
En el municipio de La Paz, a 12 kilómetros de Valledupar, en su salida hacía el municipio de Manaure, Cesar, se encuentra hoy el llamado centro recreacional balneario El Chorro, que ha sido durante muchos años orgullo de los pacíficos.
Aproximadamente hace 65 años, en su afán de poder recuperar el caudal del río Mocho, del que su nacimiento proviene de una finca cercana al municipio y pero que desde su formación y posterior un recorrido lograba afectar a los pobladores, afectando sus viviendas y vehículos.
Fue así entonces, como se decidió en ese tiempo, según cuentan algunos conocedores y ciudadanos, desviar su caudal para evitar más afectaciones. En la administración de Alfonso Araujo Cotes se llevó a cabo este proceso que consistió en la excavación de un terreno que lograría formar una ‘poza’, sirviendo esta para retener el agua y direccionarla a un costado del casco urbano.
Desde ese momento y con aquella decisión de intervenir esta zona de La Paz, El Chorro, cuyo nombre proviene de las cascadas que se formaron al momento de realizar las excavaciones, tomó fuerza en la atención de los pobladores.
Escenario para las lavanderas de las épocas, ayudante en los tiempos de escases de agua o sitio para aquellos amantes de la naturaleza, comenzó a ser visitado no solo por propios sino también por visitantes que llegaban al lugar a disfrutar de una piscina natural extensa, rodeada de árboles y una naturaleza con diversidad en su flora.
Es de este modo entonces, como unos 33 años, según expresan aquellas personas llenas de canas y que sin duda han visto un cambio significativo en el municipio y en dicho lugar, se le construyó edificaciones que consistían de un quiosco y puente para facilitar el acceso de los turistas y del mismo modo, que el lugar brindara atención y servicios a quienes allí llegaban.
“Recuerdo que se realizaron bazares, actividades que ayudaban a recaudar fondos e invertirlos en proyectos que servirían al progreso del pueblo, como la pavimentación de algunas calles”, indicó una habitante del municipio.
Después de su formación y de convertirse desde su nacimiento en uno de los lugares para vacacionar o pasear en aquellos sofocantes domingos, El Chorro fue olvidado por mucho años. Su estructura se había debilitado durante algunos 17 años, hasta tal punto de derrumbarse algunas paredes.
Fue abandonado y solo servía para los pocos jóvenes que allí llegaban o para aquellos aventureros que, en algunos fines de semanas, escalaban el cerro del municipio y realizaban su descenso hasta llegar y disfrutar de aquellas frías aguas en las horas de la mañana.
Después de que el municipio fue liderado por diferentes mandatarios, durante mucho tiempo ninguno se preocupó por mejorar este atractivo turístico, propio de la región; logrando que el lugar llegara a un punto de abandono inquebrantable, deteriorando hasta las limpiezas de sus puras y claras agua.
Aunque la idea de recuperar este centro recreacional no iba más allá de una simple promesa, fue hace siete años que durante la administración del alcalde Wilson Rincón, retomó la importancia y fue considerado dentro de los presupuestos de mantenimiento de sitios públicos de la administración de turno.
De este modo se fue adecuando este territorio lleno de naturaleza, río, flora y fauna en La Paz, para mejorar su infraestructura y recuperar lo que el tiempo y el medio ambiente fue regalando a los pacíficos.
Desde hace un año, El Chorro fue adoptado por la Caja de Compensación Familiar Comfacesar, que es la encargada por parte de la Alcaldía de La Paz y la Gobernación del Cesar de administrar y vigilar la adecuación de este interesante lugar, de esta manera se convirtió en lo que hoy se conoce como Centro Recreacional Balneario El Chorro.
Hoy es una piscina natural que cuenta con tobogán, vigilancia, restaurantes y centro de eventos además de un personal capacitado para brindar soluciones optimas a los visitantes que durante los fines de semana, llegan allí, a buscar un espacio de recreación y esparcimiento.
Sábados, domingos y lunes festivos, desde las 10:00 de la mañana y hasta las 4:00 de la tarde, es el horario en que las personas pueden asistir para deleitarse de lo que ahora es un lugar lleno de colores.
Desde su creación, al lugar se le ha atribuido un mito curioso y jocoso pero que ha llegado a generar dudas para aquellos que lo escuchan por primera vez. “El que se baña en el chorro se vuelve…”, haciendo referencia a cambiar de orientación sexual.
Surgió, según cuentan grandes personajes de La Paz, desde que un integrante de la Policía reunido con un grupo de jóvenes pertenecientes al Ejército manifestó que quien se bañara allí se convertiría en gay. A lo que muchos contestaron, según manifiestan las fuentes, “¿y usted que se bañó, se volvió?”.
Desde entonces, este simple comentario ha generado las primeras preguntas de curiosos que escuchan nombrar al sitio. Creando de esta manera, inquietud de preguntar a quienes allí viven qué tan cierto o no es la historia.
Como comenta José Luis Márquez, habitante de La Paz, “a El Chorro lo visita gente de todas partes, de Manaure, de Santa Marta, de Bogotá, de aquí, de muchas partes, entonces imagínate, cuantos no habrían regados en Colombia”, contestando a la pregunta de qué tan cierto podría llegar a hacer este mito.
Otros personajes veteranos solo expresan risas, señalan que esos comentarios han sido propagados por personas intolerantes que tienen la necesidad de desmeritar ese hermoso lugar.
Por su parte, María José Zuleta, madre de dos hijos, sorprendida de saber que aun, a pesar del tiempo, se sigue comentando dicha situación, niega su realidad. “A eso no se le debe prestar atención, son comentarios y El Chorro siempre ha sido El Chorro y por él ha pasado mucha gente. No tengo por qué impedir que mis hijos vayan a allá porque sé que eso no es verdad”, sostuvo Zuleta.
El representante Municipal, Departamental y Nacional de víctimas con enfoque diferencial LGBTI y representante de la comunidad víctima del departamento del Cesar, Breiner Zuleta, indica que el mito “es mentira. Si así fuera, cuántos turistas vienen al municipio de La Paz a bañarse específicamente en El Chorro”.
Lo ve como “un estigmatismo que tiene las personas de otros municipios al decir que en La Paz hay muchas personas de la comunidad LGBTI y eso es normal, porque lo hay en muchas partes no sólo aquí”, puntualizó Zuleta.
Comenta que el proceso de inclusión hacía la comunidad homosexual ha cambiado. En su trabajo es encargado de ir “a diferentes territorios y hablar con la comunidad para decirle que nosotros vamos a salir, vamos a progresar siempre pero con respeto”.
Breiner, quien lidera la red de la comunidad LGBTI del municipio y del departamento, indica que “somos 25 municipios de los cuales 14 ya cuentan con líderes que trabajan en la inclusión en la sociedad de nuestra comunidad”.
“Actualmente somos 16 personas adscrita al programa, con los cuales se están trabajando a través de proyectos dotándolos de herramientas que faciliten su trabajo y su subsistir y estamos hablando para que otros sectores se acojan a esta iniciativa que estoy encargado de liderar”.
La invitación que siempre manifiestan los pacíficos, a todo aquel que le pregunta qué tan cierto o no puede llegar ser bañarse en esas bellas, acogedoras y cuidadas aguas exponiéndose a “volverse o no”, es que lleguen, “se acerquen, están a tiempo de comprobar que no es cierto. En dado caso, que no le echen la culpa a él”, expresó jocosamente Andrés García.
Por: Eduardo Moscote
[email protected]
Hace más de 60 años, la naturaleza en el municipio de La Paz, a escasos kilómetros de Valledupar, formó, en medio de un caudal de agua, un atractivo balneario denominado El Chorro, sirviendo como cultura, lugar de historias y memorias de sus pobladores
En el municipio de La Paz, a 12 kilómetros de Valledupar, en su salida hacía el municipio de Manaure, Cesar, se encuentra hoy el llamado centro recreacional balneario El Chorro, que ha sido durante muchos años orgullo de los pacíficos.
Aproximadamente hace 65 años, en su afán de poder recuperar el caudal del río Mocho, del que su nacimiento proviene de una finca cercana al municipio y pero que desde su formación y posterior un recorrido lograba afectar a los pobladores, afectando sus viviendas y vehículos.
Fue así entonces, como se decidió en ese tiempo, según cuentan algunos conocedores y ciudadanos, desviar su caudal para evitar más afectaciones. En la administración de Alfonso Araujo Cotes se llevó a cabo este proceso que consistió en la excavación de un terreno que lograría formar una ‘poza’, sirviendo esta para retener el agua y direccionarla a un costado del casco urbano.
Desde ese momento y con aquella decisión de intervenir esta zona de La Paz, El Chorro, cuyo nombre proviene de las cascadas que se formaron al momento de realizar las excavaciones, tomó fuerza en la atención de los pobladores.
Escenario para las lavanderas de las épocas, ayudante en los tiempos de escases de agua o sitio para aquellos amantes de la naturaleza, comenzó a ser visitado no solo por propios sino también por visitantes que llegaban al lugar a disfrutar de una piscina natural extensa, rodeada de árboles y una naturaleza con diversidad en su flora.
Es de este modo entonces, como unos 33 años, según expresan aquellas personas llenas de canas y que sin duda han visto un cambio significativo en el municipio y en dicho lugar, se le construyó edificaciones que consistían de un quiosco y puente para facilitar el acceso de los turistas y del mismo modo, que el lugar brindara atención y servicios a quienes allí llegaban.
“Recuerdo que se realizaron bazares, actividades que ayudaban a recaudar fondos e invertirlos en proyectos que servirían al progreso del pueblo, como la pavimentación de algunas calles”, indicó una habitante del municipio.
Después de su formación y de convertirse desde su nacimiento en uno de los lugares para vacacionar o pasear en aquellos sofocantes domingos, El Chorro fue olvidado por mucho años. Su estructura se había debilitado durante algunos 17 años, hasta tal punto de derrumbarse algunas paredes.
Fue abandonado y solo servía para los pocos jóvenes que allí llegaban o para aquellos aventureros que, en algunos fines de semanas, escalaban el cerro del municipio y realizaban su descenso hasta llegar y disfrutar de aquellas frías aguas en las horas de la mañana.
Después de que el municipio fue liderado por diferentes mandatarios, durante mucho tiempo ninguno se preocupó por mejorar este atractivo turístico, propio de la región; logrando que el lugar llegara a un punto de abandono inquebrantable, deteriorando hasta las limpiezas de sus puras y claras agua.
Aunque la idea de recuperar este centro recreacional no iba más allá de una simple promesa, fue hace siete años que durante la administración del alcalde Wilson Rincón, retomó la importancia y fue considerado dentro de los presupuestos de mantenimiento de sitios públicos de la administración de turno.
De este modo se fue adecuando este territorio lleno de naturaleza, río, flora y fauna en La Paz, para mejorar su infraestructura y recuperar lo que el tiempo y el medio ambiente fue regalando a los pacíficos.
Desde hace un año, El Chorro fue adoptado por la Caja de Compensación Familiar Comfacesar, que es la encargada por parte de la Alcaldía de La Paz y la Gobernación del Cesar de administrar y vigilar la adecuación de este interesante lugar, de esta manera se convirtió en lo que hoy se conoce como Centro Recreacional Balneario El Chorro.
Hoy es una piscina natural que cuenta con tobogán, vigilancia, restaurantes y centro de eventos además de un personal capacitado para brindar soluciones optimas a los visitantes que durante los fines de semana, llegan allí, a buscar un espacio de recreación y esparcimiento.
Sábados, domingos y lunes festivos, desde las 10:00 de la mañana y hasta las 4:00 de la tarde, es el horario en que las personas pueden asistir para deleitarse de lo que ahora es un lugar lleno de colores.
Desde su creación, al lugar se le ha atribuido un mito curioso y jocoso pero que ha llegado a generar dudas para aquellos que lo escuchan por primera vez. “El que se baña en el chorro se vuelve…”, haciendo referencia a cambiar de orientación sexual.
Surgió, según cuentan grandes personajes de La Paz, desde que un integrante de la Policía reunido con un grupo de jóvenes pertenecientes al Ejército manifestó que quien se bañara allí se convertiría en gay. A lo que muchos contestaron, según manifiestan las fuentes, “¿y usted que se bañó, se volvió?”.
Desde entonces, este simple comentario ha generado las primeras preguntas de curiosos que escuchan nombrar al sitio. Creando de esta manera, inquietud de preguntar a quienes allí viven qué tan cierto o no es la historia.
Como comenta José Luis Márquez, habitante de La Paz, “a El Chorro lo visita gente de todas partes, de Manaure, de Santa Marta, de Bogotá, de aquí, de muchas partes, entonces imagínate, cuantos no habrían regados en Colombia”, contestando a la pregunta de qué tan cierto podría llegar a hacer este mito.
Otros personajes veteranos solo expresan risas, señalan que esos comentarios han sido propagados por personas intolerantes que tienen la necesidad de desmeritar ese hermoso lugar.
Por su parte, María José Zuleta, madre de dos hijos, sorprendida de saber que aun, a pesar del tiempo, se sigue comentando dicha situación, niega su realidad. “A eso no se le debe prestar atención, son comentarios y El Chorro siempre ha sido El Chorro y por él ha pasado mucha gente. No tengo por qué impedir que mis hijos vayan a allá porque sé que eso no es verdad”, sostuvo Zuleta.
El representante Municipal, Departamental y Nacional de víctimas con enfoque diferencial LGBTI y representante de la comunidad víctima del departamento del Cesar, Breiner Zuleta, indica que el mito “es mentira. Si así fuera, cuántos turistas vienen al municipio de La Paz a bañarse específicamente en El Chorro”.
Lo ve como “un estigmatismo que tiene las personas de otros municipios al decir que en La Paz hay muchas personas de la comunidad LGBTI y eso es normal, porque lo hay en muchas partes no sólo aquí”, puntualizó Zuleta.
Comenta que el proceso de inclusión hacía la comunidad homosexual ha cambiado. En su trabajo es encargado de ir “a diferentes territorios y hablar con la comunidad para decirle que nosotros vamos a salir, vamos a progresar siempre pero con respeto”.
Breiner, quien lidera la red de la comunidad LGBTI del municipio y del departamento, indica que “somos 25 municipios de los cuales 14 ya cuentan con líderes que trabajan en la inclusión en la sociedad de nuestra comunidad”.
“Actualmente somos 16 personas adscrita al programa, con los cuales se están trabajando a través de proyectos dotándolos de herramientas que faciliten su trabajo y su subsistir y estamos hablando para que otros sectores se acojan a esta iniciativa que estoy encargado de liderar”.
La invitación que siempre manifiestan los pacíficos, a todo aquel que le pregunta qué tan cierto o no puede llegar ser bañarse en esas bellas, acogedoras y cuidadas aguas exponiéndose a “volverse o no”, es que lleguen, “se acerquen, están a tiempo de comprobar que no es cierto. En dado caso, que no le echen la culpa a él”, expresó jocosamente Andrés García.
Por: Eduardo Moscote
[email protected]