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Columnista - 12 abril, 2013

Carne de quinta en la alimentación escolar

El día jueves 11 de abril, vi y fotografié la carne que se iba a utilizar en la preparación del almuerzo de los niños y niñas de la Concentración Santo Domingo, sede educativa de la Institución Educativa Nacional Loperena.

Por: Gonzalo Quiroz Martínez.

 

El día jueves 11 de abril, vi y fotografié la carne que se iba a utilizar en la preparación del almuerzo de los niños y niñas de la Concentración Santo Domingo, sede educativa de la Institución Educativa Nacional Loperena. Alrededor de las 9:00 AM, llegó un transportador con una bolsa de aproximadamente 15 kilos de carne, le digo a las señoras que preparan la comida que me hagan el favor de abrirla porque quería verla, ellas sin molestias alguna acceden a mi solicitud.

 

Vaya sorpresa cuando extendimos toda esa cantidad de carne en el mesón. ¡pura carne de quinta, para no ofender!. Lo mejorcito era la llamada batata, el resto una andanada de pellejos y cebos revuelta con huesos, mejor dicho: una porquería de carne. Tengo las fotos.

 

Cuando pregunté que si la carne era para la sopa o para molerla, las manipuladoras me contestaron que no; que era para guisarla. No me imagino a esos cientos de chiquillos hambrientos, destrozándose la dentadura y de paso engullendo cebos y pellejos. Ya hoy en día, hasta los perros los cuidamos de comer esas cosas, para ellos existen los concentrados.

 

Afortunadamente en ese momento estaba una supervisora de la Fundación Kabala, quien también tomó sus fotos y reconoció la pésima calidad de la carne. Inmediatamente llamó a su jefa y le comentó lo que estaba sucediendo, se comunicaron conmigo, pidiendo disculpas, eso estuvo bien. Pero por eso, no debo callarme, porque de seguro esas situaciones estarán ocurriendo en otros establecimientos educativos de Valledupar, del departamento y del país, y no contribuyo con el bienestar de los miles de niños y niñas que reciben alimentación escolar.

 

La sospecha se comprobó. La calidad es una cosa, la cantidad es otra y los costos son otros. La ventaja económica que obtiene el contratista en la relación: costos/calidad/beneficios en contra la mala calidad nutricional que reciben los niños de los colegios oficiales es pingüe.No me quiero ni imaginar que calidad de insumos utilizaran ni las condiciones en que las preparan cuando llevan las comidasya elaboradas a los establecimientos educativos.

 

Columnista
12 abril, 2013

Carne de quinta en la alimentación escolar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gonzalo E. Quiroz Martínez

El día jueves 11 de abril, vi y fotografié la carne que se iba a utilizar en la preparación del almuerzo de los niños y niñas de la Concentración Santo Domingo, sede educativa de la Institución Educativa Nacional Loperena.


Por: Gonzalo Quiroz Martínez.

 

El día jueves 11 de abril, vi y fotografié la carne que se iba a utilizar en la preparación del almuerzo de los niños y niñas de la Concentración Santo Domingo, sede educativa de la Institución Educativa Nacional Loperena. Alrededor de las 9:00 AM, llegó un transportador con una bolsa de aproximadamente 15 kilos de carne, le digo a las señoras que preparan la comida que me hagan el favor de abrirla porque quería verla, ellas sin molestias alguna acceden a mi solicitud.

 

Vaya sorpresa cuando extendimos toda esa cantidad de carne en el mesón. ¡pura carne de quinta, para no ofender!. Lo mejorcito era la llamada batata, el resto una andanada de pellejos y cebos revuelta con huesos, mejor dicho: una porquería de carne. Tengo las fotos.

 

Cuando pregunté que si la carne era para la sopa o para molerla, las manipuladoras me contestaron que no; que era para guisarla. No me imagino a esos cientos de chiquillos hambrientos, destrozándose la dentadura y de paso engullendo cebos y pellejos. Ya hoy en día, hasta los perros los cuidamos de comer esas cosas, para ellos existen los concentrados.

 

Afortunadamente en ese momento estaba una supervisora de la Fundación Kabala, quien también tomó sus fotos y reconoció la pésima calidad de la carne. Inmediatamente llamó a su jefa y le comentó lo que estaba sucediendo, se comunicaron conmigo, pidiendo disculpas, eso estuvo bien. Pero por eso, no debo callarme, porque de seguro esas situaciones estarán ocurriendo en otros establecimientos educativos de Valledupar, del departamento y del país, y no contribuyo con el bienestar de los miles de niños y niñas que reciben alimentación escolar.

 

La sospecha se comprobó. La calidad es una cosa, la cantidad es otra y los costos son otros. La ventaja económica que obtiene el contratista en la relación: costos/calidad/beneficios en contra la mala calidad nutricional que reciben los niños de los colegios oficiales es pingüe.No me quiero ni imaginar que calidad de insumos utilizaran ni las condiciones en que las preparan cuando llevan las comidasya elaboradas a los establecimientos educativos.