Rodrigo López Barros El día primero de mayo, una vez más, hube de pensar en el tema del título de esta columna; con preocupada insistencia, durante el par de horas que con mi familia permanecimos dentro del vehículo estacionado dentro del Parque, de 6:30 p. m. hasta las 8 p. m., sin poder bajarnos de él, por el fuerte aguacero que caía sobre […]
Rodrigo López Barros
El día primero de mayo, una vez más, hube de pensar en el tema del título de esta columna; con preocupada insistencia, durante el par de horas que con mi familia permanecimos dentro del vehículo estacionado dentro del Parque, de 6:30 p. m. hasta las 8 p. m., sin poder bajarnos de él, por el fuerte aguacero que caía sobre la ciudad de Valledupar. Finalmente, resolvimos regresar a casa, “con los crespos hechos”. Por ello, la inauguración del Festival en honor del artista Iván Villazón Aponte, quedó menguada, lo que no deja de ser un contrasentido de los dioses, sobre todo de Apolo, el dios del canto y de la lira.
Pensamos mucho y comentamos con preocupación: cómo asistentes al espectáculo se apiñaban en la tarima buscando abrigo debajo de la techumbre; los policías y personal logístico, se empapaban literalmente y no obstante hacían sus labores diligentemente; los vendedores de mercancías a propósito veían con tristeza perder lo que era fruto de sus constantes esfuerzos económicos. Este hecho, en particular, es el que más nos preocupó y nos hizo pensar cómo es que sobre esto no se ha pensado suficientemente hasta encontrar una solución que no es otra sino cambiar la fecha en la que sin los inconvenientes que produce el invierno, en otra estación se pueda llevar a cabo el Festival, con utilidad para todos. ¿Por qué no, por ejemplo, al salir de la estación primaveral, en el Veranillo de San Juan, cuando nuestro territorio está aún vestido de verde entreverado con flores amarillas de los árboles insignia, el cañahuate, que el pintor Vincent Van Gogh hubiera deseado para lograr sus mejores cuadros “impresionistas”?
El Festival Vallenato ya tiene presencia dentro de los más destacados espectáculos artísticos, no sólo de Colombia, sino internacional, pues goza de la consagración cultural, patrimonio inmaterial de la humanidad, con que lo ha proclamado la Unesco. Esto es un especial compromiso moral que tenemos los vallenatos, pero particularmente reclama la responsabilidad de los miembros de su Junta Directiva. Sostener la fama y el honor es nuestro deber.
Cada evento y todos los eventos del Festival Vallenato tenemos que celebrarlo con la responsabilidad de la culpa civil levísima y a esto están obligados, ante todo, los miembros de la Junta Directiva, y yo diría, además, queexiste una responsabilidad social singular con ese comercio minoritario que se acerca a sus muros a vender los artículos que traducidos en dinero, les procuran su honrada subsistencia. ¡Atención a esta responsabilidad social! El Festival no sólo es prestigio cultural, ganancias económicas aquí y allá, sino subsistencia vital para muchísimas personas de a pie. Dicho lo principal, y este espacio asignado por el periódico no da para más.[email protected]
Rodrigo López Barros El día primero de mayo, una vez más, hube de pensar en el tema del título de esta columna; con preocupada insistencia, durante el par de horas que con mi familia permanecimos dentro del vehículo estacionado dentro del Parque, de 6:30 p. m. hasta las 8 p. m., sin poder bajarnos de él, por el fuerte aguacero que caía sobre […]
Rodrigo López Barros
El día primero de mayo, una vez más, hube de pensar en el tema del título de esta columna; con preocupada insistencia, durante el par de horas que con mi familia permanecimos dentro del vehículo estacionado dentro del Parque, de 6:30 p. m. hasta las 8 p. m., sin poder bajarnos de él, por el fuerte aguacero que caía sobre la ciudad de Valledupar. Finalmente, resolvimos regresar a casa, “con los crespos hechos”. Por ello, la inauguración del Festival en honor del artista Iván Villazón Aponte, quedó menguada, lo que no deja de ser un contrasentido de los dioses, sobre todo de Apolo, el dios del canto y de la lira.
Pensamos mucho y comentamos con preocupación: cómo asistentes al espectáculo se apiñaban en la tarima buscando abrigo debajo de la techumbre; los policías y personal logístico, se empapaban literalmente y no obstante hacían sus labores diligentemente; los vendedores de mercancías a propósito veían con tristeza perder lo que era fruto de sus constantes esfuerzos económicos. Este hecho, en particular, es el que más nos preocupó y nos hizo pensar cómo es que sobre esto no se ha pensado suficientemente hasta encontrar una solución que no es otra sino cambiar la fecha en la que sin los inconvenientes que produce el invierno, en otra estación se pueda llevar a cabo el Festival, con utilidad para todos. ¿Por qué no, por ejemplo, al salir de la estación primaveral, en el Veranillo de San Juan, cuando nuestro territorio está aún vestido de verde entreverado con flores amarillas de los árboles insignia, el cañahuate, que el pintor Vincent Van Gogh hubiera deseado para lograr sus mejores cuadros “impresionistas”?
El Festival Vallenato ya tiene presencia dentro de los más destacados espectáculos artísticos, no sólo de Colombia, sino internacional, pues goza de la consagración cultural, patrimonio inmaterial de la humanidad, con que lo ha proclamado la Unesco. Esto es un especial compromiso moral que tenemos los vallenatos, pero particularmente reclama la responsabilidad de los miembros de su Junta Directiva. Sostener la fama y el honor es nuestro deber.
Cada evento y todos los eventos del Festival Vallenato tenemos que celebrarlo con la responsabilidad de la culpa civil levísima y a esto están obligados, ante todo, los miembros de la Junta Directiva, y yo diría, además, queexiste una responsabilidad social singular con ese comercio minoritario que se acerca a sus muros a vender los artículos que traducidos en dinero, les procuran su honrada subsistencia. ¡Atención a esta responsabilidad social! El Festival no sólo es prestigio cultural, ganancias económicas aquí y allá, sino subsistencia vital para muchísimas personas de a pie. Dicho lo principal, y este espacio asignado por el periódico no da para más.[email protected]