Sin consulta previa de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta se puede avanzar en el proyecto Besotes, que es la prioridad, porque ¡O se almacena agua, o queda seca Valledupar!
Sin consulta previa de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta se puede avanzar en el proyecto Besotes, que es la prioridad, porque ¡O se almacena agua, o queda seca Valledupar!
A juzgar de la Corte Constitucional, los espacios sagrados de los arhuacos, kogui, wiwas y kankuamos, carecen de delimitación cartográfica y de consulta previa, de tal suerte que no se sabe dónde comienza ni dónde termina la línea negra, ni dónde se localizan esos espacios.
El último día de gobierno del presidente Juan Manuel Santos (6 de agosto de 2018), se expidió el Decreto 1500 a través del cual el mandatario incrementó de 54 a 348 los lugares ancestrales, pero sin sustento legal.
Si los territorios indígenas del macizo montañoso no están delimitados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, es obvio que no hay impedimento legal ni constitucional para pasar del pre a los estudios de factibilidad del embalse, sin temor a afectar sitios de tradición de las etnias, que existen imaginariamente desde hace medio siglo, es decir, por la vía de hecho, más no de derecho, y la costumbre en ningún caso tiene fuerza de ley (Artículo 13 Ley 153 de 1978), puede suplirla (la costumbre), pero cuando la ley no existe, que no es el caso que nos ocupa.
Con relación al mismo tema está a punto de fallar el Consejo de Estado una demanda sobre las inconsistencias del decreto que firmó el gobierno anterior, sin adjuntar plano cartográfico ni consulta previa.
Entonces, lo pertinente es acelerar el proceso en el que ya se invirtieron $10.000 millones por los estudios de prefactibilidad, para pasar del espejismo de más de 50 años de diagnósticos a una realidad tangible, construir el embalse Besotes para almacenar agua en invierno, regular caudales y evitar que termine por colapsar la ciudad de las turbinas.
Tras el paso desventurado del hacha y la motosierra y la extinción lapidaria del río Guatapurí, no hay que esperar para emprender una estrategia de reforestación de la cuenca media y cabecera del afluente, en aras de contener la erosión y sedimentación del cauce, cuyas aguas en temporadas de crecientes alcanzan hasta 4 mil unidades de turbiedad, lo que le impide a la capital del Cesar el suministro de agua potable, cuando hay que cerrar filtros para proteger la planta de tratamiento y evitar que se contamine la tubería del acueducto.
Removidos estos y otros obstáculos, al quedar en el limbo la línea negra y sitios de pagamentos de los nativos, el camino es expedito para el embalse Besotes, y a futuro la represa del mismo nombre, que demanda mayor inversión, pero lo primero es aprovechar los grandes volúmenes de agua lluvia para gastar en los días de escasez, no es sino copiar el ejemplo bíblico de los egipcios, que cuando llegó la hambruna las predicciones de José por llamado de Dios les permitió con antelación aprovisionarse de alimentos, es lo previsible para no caer en la improvisación y nuevos desaciertos, de por sí el camino más seguro al fracaso.
Sin consulta previa de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta se puede avanzar en el proyecto Besotes, que es la prioridad, porque ¡O se almacena agua, o queda seca Valledupar!
Sin consulta previa de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta se puede avanzar en el proyecto Besotes, que es la prioridad, porque ¡O se almacena agua, o queda seca Valledupar!
A juzgar de la Corte Constitucional, los espacios sagrados de los arhuacos, kogui, wiwas y kankuamos, carecen de delimitación cartográfica y de consulta previa, de tal suerte que no se sabe dónde comienza ni dónde termina la línea negra, ni dónde se localizan esos espacios.
El último día de gobierno del presidente Juan Manuel Santos (6 de agosto de 2018), se expidió el Decreto 1500 a través del cual el mandatario incrementó de 54 a 348 los lugares ancestrales, pero sin sustento legal.
Si los territorios indígenas del macizo montañoso no están delimitados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, es obvio que no hay impedimento legal ni constitucional para pasar del pre a los estudios de factibilidad del embalse, sin temor a afectar sitios de tradición de las etnias, que existen imaginariamente desde hace medio siglo, es decir, por la vía de hecho, más no de derecho, y la costumbre en ningún caso tiene fuerza de ley (Artículo 13 Ley 153 de 1978), puede suplirla (la costumbre), pero cuando la ley no existe, que no es el caso que nos ocupa.
Con relación al mismo tema está a punto de fallar el Consejo de Estado una demanda sobre las inconsistencias del decreto que firmó el gobierno anterior, sin adjuntar plano cartográfico ni consulta previa.
Entonces, lo pertinente es acelerar el proceso en el que ya se invirtieron $10.000 millones por los estudios de prefactibilidad, para pasar del espejismo de más de 50 años de diagnósticos a una realidad tangible, construir el embalse Besotes para almacenar agua en invierno, regular caudales y evitar que termine por colapsar la ciudad de las turbinas.
Tras el paso desventurado del hacha y la motosierra y la extinción lapidaria del río Guatapurí, no hay que esperar para emprender una estrategia de reforestación de la cuenca media y cabecera del afluente, en aras de contener la erosión y sedimentación del cauce, cuyas aguas en temporadas de crecientes alcanzan hasta 4 mil unidades de turbiedad, lo que le impide a la capital del Cesar el suministro de agua potable, cuando hay que cerrar filtros para proteger la planta de tratamiento y evitar que se contamine la tubería del acueducto.
Removidos estos y otros obstáculos, al quedar en el limbo la línea negra y sitios de pagamentos de los nativos, el camino es expedito para el embalse Besotes, y a futuro la represa del mismo nombre, que demanda mayor inversión, pero lo primero es aprovechar los grandes volúmenes de agua lluvia para gastar en los días de escasez, no es sino copiar el ejemplo bíblico de los egipcios, que cuando llegó la hambruna las predicciones de José por llamado de Dios les permitió con antelación aprovisionarse de alimentos, es lo previsible para no caer en la improvisación y nuevos desaciertos, de por sí el camino más seguro al fracaso.