Asesor Organizacional y Docente universitario. Belisario, así de sencillo. Así lo llamaba la mayoría de los colombianos, por su nombre y todo el mundo sabía a quién se hacía referencia: Belisario. Y era para referirse a Belisario Antonio Betancur Cuartas, quien fuera presidente de la República entre 1982 y 1986. Fue un líder político interesante, […]
Asesor Organizacional y Docente universitario.
Belisario, así de sencillo. Así lo llamaba la mayoría de los colombianos, por su nombre y todo el mundo sabía a quién se hacía referencia: Belisario. Y era para referirse a Belisario Antonio Betancur Cuartas, quien fuera presidente de la República entre 1982 y 1986. Fue un líder político interesante, polémico, y quizás uno de los más preparados, de una amplia cultura, entre los últimos que han llegado a gobernar este país. En contraste a la mayoría de sus colegas, políticos, a los cuales la gente los llama por su apellido o nombres y apellidos: Turbay, Pastrana, Alfonso López, Gaviria o Uribe, etc.
Desde hace muchos años me pareció muy interesante Belisario, por su origen conservador, pero progresista, que contrastaba con Julio César Turbay Ayala, quien militó en el liberalismo, pero ejerció un gobierno autoritario y conservador.
Fue durante su gobierno que llegué a Bogotá a terminar mi bachillerato, en el año 1982, fecha en la cual Gabriel García Márquez, mi escritor favorito desde entonces, fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura. Inicié mis estudios de Comunicación Social -Periodismo en la Universidad Externado de Colombia y uno de mis primeros trabajos académicos fue un periódico sobre el gobierno de Belisario, señalando dos hechos importantes: rechazó la realización del Mundial de Futbol en Colombia, argumentando que podía generar un fenómeno inflacionario y gestionó la visita del Papa su santidad Juan Pablo Segundo.
A Belisario Betancur se le recuerda por hechos ajenos a su gestión: el terremoto de Popayán, la avalancha de Armero y la inenarrable locura del M-19 de tomarse el Palacio de Justicia, para juzgar a Betancur, aprovechando una visita de Estado del entonces Presidente de Francia, el socialista Miterrand. Pero creo que se le debe recordar a Betancur, también, como un profundo humanista, conservador progresista y abierto a la salida negociada al conflicto armado en Colombia. Esto último lo aplicó e inició procesos de negociación con las FARC, el M-19 y otras agrupaciones subversivas. Estos procesos los cosecharon sus sucesores: Virgilio Barco y César Gaviria Trujillo.
En el plano externo, fue coautor del proceso de paz en Centroamérica con el Grupo de Contadora, liderado por su Ministro de Relaciones Exteriores, Rodrigo Lloreda Caicedo. Del gobierno de Belisario también habría que destacar el manejo que le dio a la crisis de la deuda: Colombia mantuvo su condición de buen pagador, cuando otros países de América Latina acudían a prorrogas o moratorias; hizo una reforma tributaria que cambió el IVA de un impuesto al consumo a un impuesto tipo valor agregado. Al frente del Ministerio de Hacienda puso a destacados economistas con adecuado manejo de la cosa política: Edgar Gutiérrez Castro, Roberto Junguito Bonnet y Hugo Palacio Mejía. Un cesarense: Gustavo Castro Guerrero, vallenato, fue durante su gobierno Ministro de Desarrollo y Ministro de Agricultura.
Sin lugar a dudas, con sus virtudes y sus defectos, como toda persona, fue el Presidente Betancur un hombre de paz, una persona hecha a pulso, amigo de la cultura, gran humanista y ejemplo para las juventudes, hoy cuando la gente cree que puede conseguir las cosas fáciles y de la noche a la mañana. Paz en su tumba y con el tiempo se evaluará mejor el legado de su gobierno.
Por Carlos Alberto Maestre Maya.
Asesor Organizacional y Docente universitario. Belisario, así de sencillo. Así lo llamaba la mayoría de los colombianos, por su nombre y todo el mundo sabía a quién se hacía referencia: Belisario. Y era para referirse a Belisario Antonio Betancur Cuartas, quien fuera presidente de la República entre 1982 y 1986. Fue un líder político interesante, […]
Asesor Organizacional y Docente universitario.
Belisario, así de sencillo. Así lo llamaba la mayoría de los colombianos, por su nombre y todo el mundo sabía a quién se hacía referencia: Belisario. Y era para referirse a Belisario Antonio Betancur Cuartas, quien fuera presidente de la República entre 1982 y 1986. Fue un líder político interesante, polémico, y quizás uno de los más preparados, de una amplia cultura, entre los últimos que han llegado a gobernar este país. En contraste a la mayoría de sus colegas, políticos, a los cuales la gente los llama por su apellido o nombres y apellidos: Turbay, Pastrana, Alfonso López, Gaviria o Uribe, etc.
Desde hace muchos años me pareció muy interesante Belisario, por su origen conservador, pero progresista, que contrastaba con Julio César Turbay Ayala, quien militó en el liberalismo, pero ejerció un gobierno autoritario y conservador.
Fue durante su gobierno que llegué a Bogotá a terminar mi bachillerato, en el año 1982, fecha en la cual Gabriel García Márquez, mi escritor favorito desde entonces, fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura. Inicié mis estudios de Comunicación Social -Periodismo en la Universidad Externado de Colombia y uno de mis primeros trabajos académicos fue un periódico sobre el gobierno de Belisario, señalando dos hechos importantes: rechazó la realización del Mundial de Futbol en Colombia, argumentando que podía generar un fenómeno inflacionario y gestionó la visita del Papa su santidad Juan Pablo Segundo.
A Belisario Betancur se le recuerda por hechos ajenos a su gestión: el terremoto de Popayán, la avalancha de Armero y la inenarrable locura del M-19 de tomarse el Palacio de Justicia, para juzgar a Betancur, aprovechando una visita de Estado del entonces Presidente de Francia, el socialista Miterrand. Pero creo que se le debe recordar a Betancur, también, como un profundo humanista, conservador progresista y abierto a la salida negociada al conflicto armado en Colombia. Esto último lo aplicó e inició procesos de negociación con las FARC, el M-19 y otras agrupaciones subversivas. Estos procesos los cosecharon sus sucesores: Virgilio Barco y César Gaviria Trujillo.
En el plano externo, fue coautor del proceso de paz en Centroamérica con el Grupo de Contadora, liderado por su Ministro de Relaciones Exteriores, Rodrigo Lloreda Caicedo. Del gobierno de Belisario también habría que destacar el manejo que le dio a la crisis de la deuda: Colombia mantuvo su condición de buen pagador, cuando otros países de América Latina acudían a prorrogas o moratorias; hizo una reforma tributaria que cambió el IVA de un impuesto al consumo a un impuesto tipo valor agregado. Al frente del Ministerio de Hacienda puso a destacados economistas con adecuado manejo de la cosa política: Edgar Gutiérrez Castro, Roberto Junguito Bonnet y Hugo Palacio Mejía. Un cesarense: Gustavo Castro Guerrero, vallenato, fue durante su gobierno Ministro de Desarrollo y Ministro de Agricultura.
Sin lugar a dudas, con sus virtudes y sus defectos, como toda persona, fue el Presidente Betancur un hombre de paz, una persona hecha a pulso, amigo de la cultura, gran humanista y ejemplo para las juventudes, hoy cuando la gente cree que puede conseguir las cosas fáciles y de la noche a la mañana. Paz en su tumba y con el tiempo se evaluará mejor el legado de su gobierno.
Por Carlos Alberto Maestre Maya.