Sea lo primero aclarar que cuando me refiero a líderes, lo hago incluyendo ambos sexos, de igual forma quiero advertir que no voy a entrar en la bizantina discusión de si los líderes nacen, o se hacen. Cuando hablo de liderazgo hago referencia a la capacidad de emprendimiento, al poder de convocatoria y a la […]
Sea lo primero aclarar que cuando me refiero a líderes, lo hago incluyendo ambos sexos, de igual forma quiero advertir que no voy a entrar en la bizantina discusión de si los líderes nacen, o se hacen. Cuando hablo de liderazgo hago referencia a la capacidad de emprendimiento, al poder de convocatoria y a la determinación para asumir los retos, por imposibles que parezcan. Son éstas, ni más ni menos las cualidades propias de un verdadero líder, especie en vía de extinción, tanto en el orden mundial, como en el plano regional, lo que resulta deplorable teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad donde abundan las dificultades.
De los partidos con un claro ideario político, y con fuerte respaldo en las bases populares, emergían en otrora, los llamados dirigentes políticos. Hoy, fenómenos como el clientelismo, y la corrupción, tienen el futuro de estas colectividades en jaque, de modo que, la suerte de los líderes resulta inversamente proporcional a la de los partidos. Lejos estamos hoy, de contar con liderazgos políticos como el de Luis Carlos Galán, y para colmo de males las castas políticas, que durante décadas han gobernado nuestro país, me refiero a los Lleras, a los Santos, a los López, a los Gómez, a los Pastrana y un largo etcétera, han frustrado las esperanzas de quienes de manera quijotesca se han lanzado a la arena política.
Este fenómeno se da también en las diferentes regiones de la geografía nacional, con apellidos que sobra mencionar, pero que históricamente, se han lucrado de esta actividad, comprando la consciencia popular, convirtiendo la política en una empresa familiar, propendiendo a ultranza por la defensa de sus intereses personales, pues nada les importa el clamor de un pueblo cada vez más agobiado por la falta de crédito agrario, empleo digno, servicios públicos de calidad, educación, salud y vivienda.
La actividad política se mira hoy, como la forma fácil de enriquecerse, y quien aspire a cargo de elección popular, debe contar con una buena chequera y con el respaldo de un buen padrino político, solo así llegará a la Presidencia, Gobernación o a la Alcaldía ¿Cuándo se romperá ese círculo vicioso?
Hace 17 años, por estas mismas fechas, fue secuestrada y cobardemente asesinada, la ministra de cultura Consuelo Araujo Noguera, su ausencia ha dejado un vacío enorme, pues ninguna como ella, para denunciar los hechos de corrupción, y para lograr metas, que para la mayoría serían inalcanzables. Su muerte constituye el más duro golpe al folclor vallenato, y sus banderas siguen a la espera de ser reivindicadas.
Darío Arregocés
Sea lo primero aclarar que cuando me refiero a líderes, lo hago incluyendo ambos sexos, de igual forma quiero advertir que no voy a entrar en la bizantina discusión de si los líderes nacen, o se hacen. Cuando hablo de liderazgo hago referencia a la capacidad de emprendimiento, al poder de convocatoria y a la […]
Sea lo primero aclarar que cuando me refiero a líderes, lo hago incluyendo ambos sexos, de igual forma quiero advertir que no voy a entrar en la bizantina discusión de si los líderes nacen, o se hacen. Cuando hablo de liderazgo hago referencia a la capacidad de emprendimiento, al poder de convocatoria y a la determinación para asumir los retos, por imposibles que parezcan. Son éstas, ni más ni menos las cualidades propias de un verdadero líder, especie en vía de extinción, tanto en el orden mundial, como en el plano regional, lo que resulta deplorable teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad donde abundan las dificultades.
De los partidos con un claro ideario político, y con fuerte respaldo en las bases populares, emergían en otrora, los llamados dirigentes políticos. Hoy, fenómenos como el clientelismo, y la corrupción, tienen el futuro de estas colectividades en jaque, de modo que, la suerte de los líderes resulta inversamente proporcional a la de los partidos. Lejos estamos hoy, de contar con liderazgos políticos como el de Luis Carlos Galán, y para colmo de males las castas políticas, que durante décadas han gobernado nuestro país, me refiero a los Lleras, a los Santos, a los López, a los Gómez, a los Pastrana y un largo etcétera, han frustrado las esperanzas de quienes de manera quijotesca se han lanzado a la arena política.
Este fenómeno se da también en las diferentes regiones de la geografía nacional, con apellidos que sobra mencionar, pero que históricamente, se han lucrado de esta actividad, comprando la consciencia popular, convirtiendo la política en una empresa familiar, propendiendo a ultranza por la defensa de sus intereses personales, pues nada les importa el clamor de un pueblo cada vez más agobiado por la falta de crédito agrario, empleo digno, servicios públicos de calidad, educación, salud y vivienda.
La actividad política se mira hoy, como la forma fácil de enriquecerse, y quien aspire a cargo de elección popular, debe contar con una buena chequera y con el respaldo de un buen padrino político, solo así llegará a la Presidencia, Gobernación o a la Alcaldía ¿Cuándo se romperá ese círculo vicioso?
Hace 17 años, por estas mismas fechas, fue secuestrada y cobardemente asesinada, la ministra de cultura Consuelo Araujo Noguera, su ausencia ha dejado un vacío enorme, pues ninguna como ella, para denunciar los hechos de corrupción, y para lograr metas, que para la mayoría serían inalcanzables. Su muerte constituye el más duro golpe al folclor vallenato, y sus banderas siguen a la espera de ser reivindicadas.
Darío Arregocés