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Atentado por sicariato tercerizado

El pasado sábado 7 de junio, en una concentración política pública, el senador y precandidato presidencial del partido político Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, fue víctima de un ataque sicarial que le causó grave herida cerebral, cuya sanación es de pronóstico reservado; es decir, desenlace incierto o impredecible (que tiene probabilidades de morir y de sobrevivir, si sobrevive podría quedar en buenas condiciones o con secuelas discapacitantes, tanto físicas como mentales).

Atentado por sicariato tercerizado

Atentado por sicariato tercerizado

Por: José

@el_pilon

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El pasado sábado 7 de junio, en una concentración política pública, el senador y precandidato presidencial del partido político Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, fue víctima de un ataque sicarial que le causó grave herida cerebral, cuya sanación es de pronóstico reservado; es decir, desenlace incierto o impredecible (que tiene probabilidades de morir y de sobrevivir, si sobrevive podría quedar en buenas condiciones o con secuelas discapacitantes, tanto físicas como mentales).

Acontecimiento que ha generado alta resonancia y enorme consternación social, especialmente a su familia.

Tan sensible infortunio, me retrotrae el recuerdo que sufrió mi familia por el atentado terrorista, perpetrado por el  grupo apodado ‘Los extraditables’, comandados por el temible narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, con la intención de derrumbar el Hotel Hilton de Cartagena (propiedad de estadounidenses).

Ese acto terrorista fue cometido el 25 de septiembre de 1989 con una bomba de 18 kilos de dinamita colocada por un sicario en el sexto piso -en la mitad del edificio- del mencionado hotel, en una habitación aledaña donde yo estaba alojado con mis colegas, Manuel Gutiérrez Acosta y Germán Vargas Lobo, participando en un Congreso Panamericano de Gastroenterología.

La explosión de dicha bomba produjo la muerte  inmediata de mis colegas, y a mí, en estado muy crítico, me rescató mi hermano, Hernán Romero Churio,  quien entonces era el jefe de servicios generales del susodicho hotel, además sabía que me encontraba en la habitación, porque le había dejado el mensaje, que llegara para saludarlo y entregarle la encomienda que conmigo le enviaron de Valledupar.

A mí esposa, inicialmente le informaron que, en el atentado, yo también había fallecido.

Entonces, nuestros tres hijos tenían: 9 años el mayor y la menor un año. Además, yo tengo otra hija que entonces tenía 18 años y cursaba estudios universitarios en Cartagena.

Mi esposa era profesora de preescolar en el Colegio Santa Fe de Valledupar.

El impacto de la explosión me produjo gravísimo trauma (estallido masivo de hígado, grandes lesiones en hemitórax y pulmón derecho, genitales, sección de tendones extensores de la mano derecha y múltiples incrustaciones de  cuerpos extraños en otras partes del cuerpo), por lo cual  permanecí hospitalizado tres meses continuos. Durante ese tiempo, mis hijos fueron cuidados esmeradamente por la familia conformada por Simón Guerrero Trujillo y María Ester Ramírez y sus hijos, a quienes siempre les agradeceré la humanitaria solidaridad que me brindaron con suma generosidad.

En el alma de mi esposa, en la mía y en la de nuestros hijos, nunca ha habido resentimientos por tal calamidad. Solo hemos guardado  gratitud y amor a todos los que nos ayudaron a superar   tan difícil trance, y a Dios por haber permitido que yo siguiera ejerciendo mi profesión de cirujano, mediante la cual logré que mis hijos estudiaran sin contratiempos y la familia viviera decorosamente.

Sobre el atentado terrorista contra Miguel Uribe Turbay es evidente que fue perpetrado a través de sicariato tercerizado (outsourcing en inglés). Intermediación muy difícil de dilucidar, por no decir, imposible de desenmascarar. Porque requiere un proceso judicial muy dispendioso, en el cual, generalmente,  los paganos no son los verdaderos culpables, debido a la intriga para  blindar (proteger) intereses comunes que, en nuestro país, habitualmente, son  defendidos de cualquier modo por  los autores intelectuales involucrados en acciones criminales. 

Ojalá, que el atentado contra Miguel Uribe Turbay no quede impune. Es decir, que prevalezca la justicia y se castigue a todos los responsables (materiales e intelectuales) de tan atroz delito. 

Por: José Romero Churio.

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