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Columnista - 18 julio, 2024

Ataques a la transparencia de un festival (I)

Este sistema de calificación mediante paletas se viene empleando ya en muchos festivales vallenatos y no es creación ni innovación nuestra, inclusive en algunos se ha avanzado con el empleo de un software que publica las calificaciones en pantalla gigante en tiempo real.

Boton Wpp

Resulta difícil entender como a varios de los mismos músicos participantes no les conviene para nada que un festival pregone querer ser transparente y que se tomen algunas medidas para atacar la corrupción, como en realidad lo anunciamos en columnas anteriores y lo pusimos en práctica en la versión 32 del Festival de Canciones Samuel Martínez, organización que presido y por medio de la cual he querido que sea el ejemplo para ver si nos enfrentamos a un flagelo que es un secreto a voces en los festivales, pero que nadie ha querido ponerle el cascabel al gato.

Estas medidas se anunciaron y se aplicaron en La Loma: participación en orden alfabético por apellidos de los inscritos, sorteo del jurado en tarima, jurado separado, jurado sin manipular celulares mientras calificaban, pues los entregaban antes de iniciar la competencia, sistema de calificación por paletas, lo que hace que la fundación ni nadie más tenga acceso a las planillas y el resultado se entrega en tarima en tiempo real, es decir, son los miembros del jurado responsables de su calificación ante los participantes y ante el público según su real saber y entender.

Este sistema de calificación mediante paletas se viene empleando ya en muchos festivales vallenatos y no es creación ni innovación nuestra, inclusive en algunos se ha avanzado con el empleo de un software que publica las calificaciones en pantalla gigante en tiempo real.

A las mafias de los festivales que están compuestas por algunos participantes, algunos jurados y también algunos organizadores de estos eventos, no les conviene para nada estas medidas y pretenden  contrarrestarlas con otras como las siguientes: amenazas vía WhatsApp con números telefónicos perteneciente a operadores de otros países, acusaciones, intimidaciones y chantajes con acusaciones mutuas entre participantes en las que se involucra a jurados y organizadores, todo con el único propósito de crear zozobra y pescar en río revuelto.

En el pasado festival de La Loma emplearon casi todas estas estrategias, me enviaron amenazas a mi WhatsApp del número celular +1 9174284531 supuestamente de EE. UU., en las que se habla de que dos concursantes ya tenían recursos para comprar al jurado y se habla de un posible jurado que llegaba de Bogotá, lo cual no pasó porque ninguno de los miembros del jurado en la categoría profesional era proveniente de esa ciudad.

En un restaurante del pueblo dos integrantes de los conjuntos participantes de la categoría profesional se mostraron armas de fuego y se amenazaron públicamente, según versión de varios músicos que estuvieron allí.

El sistema de publicar las calificaciones mediante paletas demostró su vulnerabilidad, al parecer es la primera vez que un concursante desiste de continuar en competencia porque la calificación de su anterior competidor se avizoraba insuperable. Eso lo aplicó Juan David Herrera al ver en las paletas de los 5 jurado un 10 para el concursante Javier Álvarez en el ritmo de la puya, lo cual hizo que la Fundación declarara desierto el concurso mediante la Resolución numero 004 del 16 de julio de 2024 y por solicitud de todos los finalistas se les entregara la totalidad del premio con el fin de que cubrieran sus gastos y le pidieran disculpas en tarima al pueblo en una especie de desagravio. 

Colofón: Juan David Herrera y los otros cinco finalistas subieron a la tarima de la plaza principal de La Loma y le pidieron disculpas al público, manifestando que ese desafortunado incidente había ocurrido por la calentura del momento, tocaron la canción La Loma y ellos quedaron convencidos que con eso subsanaron el error y destrozaron la transparencia que nosotros queríamos implementar. Bien que me pase, dice un adagio que el que se mete a redentor muere crucificado. Ahora muchos medios me están dan dando palo, mi conciencia está tranquila y Dios sabe que fui fiel a mis principios.

Por: Jorge Nain Ruiz Ditta.

Columnista
18 julio, 2024

Ataques a la transparencia de un festival (I)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain Ruiz Ditta

Este sistema de calificación mediante paletas se viene empleando ya en muchos festivales vallenatos y no es creación ni innovación nuestra, inclusive en algunos se ha avanzado con el empleo de un software que publica las calificaciones en pantalla gigante en tiempo real.


Resulta difícil entender como a varios de los mismos músicos participantes no les conviene para nada que un festival pregone querer ser transparente y que se tomen algunas medidas para atacar la corrupción, como en realidad lo anunciamos en columnas anteriores y lo pusimos en práctica en la versión 32 del Festival de Canciones Samuel Martínez, organización que presido y por medio de la cual he querido que sea el ejemplo para ver si nos enfrentamos a un flagelo que es un secreto a voces en los festivales, pero que nadie ha querido ponerle el cascabel al gato.

Estas medidas se anunciaron y se aplicaron en La Loma: participación en orden alfabético por apellidos de los inscritos, sorteo del jurado en tarima, jurado separado, jurado sin manipular celulares mientras calificaban, pues los entregaban antes de iniciar la competencia, sistema de calificación por paletas, lo que hace que la fundación ni nadie más tenga acceso a las planillas y el resultado se entrega en tarima en tiempo real, es decir, son los miembros del jurado responsables de su calificación ante los participantes y ante el público según su real saber y entender.

Este sistema de calificación mediante paletas se viene empleando ya en muchos festivales vallenatos y no es creación ni innovación nuestra, inclusive en algunos se ha avanzado con el empleo de un software que publica las calificaciones en pantalla gigante en tiempo real.

A las mafias de los festivales que están compuestas por algunos participantes, algunos jurados y también algunos organizadores de estos eventos, no les conviene para nada estas medidas y pretenden  contrarrestarlas con otras como las siguientes: amenazas vía WhatsApp con números telefónicos perteneciente a operadores de otros países, acusaciones, intimidaciones y chantajes con acusaciones mutuas entre participantes en las que se involucra a jurados y organizadores, todo con el único propósito de crear zozobra y pescar en río revuelto.

En el pasado festival de La Loma emplearon casi todas estas estrategias, me enviaron amenazas a mi WhatsApp del número celular +1 9174284531 supuestamente de EE. UU., en las que se habla de que dos concursantes ya tenían recursos para comprar al jurado y se habla de un posible jurado que llegaba de Bogotá, lo cual no pasó porque ninguno de los miembros del jurado en la categoría profesional era proveniente de esa ciudad.

En un restaurante del pueblo dos integrantes de los conjuntos participantes de la categoría profesional se mostraron armas de fuego y se amenazaron públicamente, según versión de varios músicos que estuvieron allí.

El sistema de publicar las calificaciones mediante paletas demostró su vulnerabilidad, al parecer es la primera vez que un concursante desiste de continuar en competencia porque la calificación de su anterior competidor se avizoraba insuperable. Eso lo aplicó Juan David Herrera al ver en las paletas de los 5 jurado un 10 para el concursante Javier Álvarez en el ritmo de la puya, lo cual hizo que la Fundación declarara desierto el concurso mediante la Resolución numero 004 del 16 de julio de 2024 y por solicitud de todos los finalistas se les entregara la totalidad del premio con el fin de que cubrieran sus gastos y le pidieran disculpas en tarima al pueblo en una especie de desagravio. 

Colofón: Juan David Herrera y los otros cinco finalistas subieron a la tarima de la plaza principal de La Loma y le pidieron disculpas al público, manifestando que ese desafortunado incidente había ocurrido por la calentura del momento, tocaron la canción La Loma y ellos quedaron convencidos que con eso subsanaron el error y destrozaron la transparencia que nosotros queríamos implementar. Bien que me pase, dice un adagio que el que se mete a redentor muere crucificado. Ahora muchos medios me están dan dando palo, mi conciencia está tranquila y Dios sabe que fui fiel a mis principios.

Por: Jorge Nain Ruiz Ditta.