Cuando el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein se quedó corto para explicar qué tenían en común las diferentes expresiones del lenguaje que cumplían una misma función acuñó el término “aire de familia”. Así, los juramentos, los votos y los contratos no tienen, según él, nada en común, salvo un cierto parecido. Ahora sabemos que pertenecen al […]
Cuando el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein se quedó corto para explicar qué tenían en común las diferentes expresiones del lenguaje que cumplían una misma función acuñó el término “aire de familia”. Así, los juramentos, los votos y los contratos no tienen, según él, nada en común, salvo un cierto parecido.
Ahora sabemos que pertenecen al mismo acto de habla, los “compromisos”, que predican actos futuros de quien habla y pueden ser cumplidos o incumplidos. De manera similar ciertos teóricos se han quedado cortos para describir cuál es la esencia musical del vallenato, especialmente, los que no son músicos.
De las primeras cosas que aprendí al llegar al Cesar, siendo, fue justamente esto: el paseo tiene un tempo rápido, en ritmo binario con subdivisión binaria, anacrusa y acento en el tempo fuerte; el son es igual, pero en tempo lento; la puya tiene un tempo rápido con ritmo binario de subdivisión ternaria, y el merengue es igual, pero de tempo lento. Es decir, podemos convertir un paseo en un son solo con bajar la velocidad, y una puya en un merengue haciendo lo mismo, pero no podemos “convertir” tan fácilmente un paseo en una puya. No es tan fácil incluso para un músico: los intérpretes vallenatos deben hacer lo que llaman como “anti compás” o, en términos más universales, amalgama de ritmos.
En resumen, y para facilitar el asunto, diré que el paseo y el son pertenecen a los ritmos binarios, mientras que la puya y el merengue son ritmos ternarios. Musicalmente no son los contenidos los que marcan la diferencia entre estos aires, sino estos elementos.
El párrafo anterior es casi indescifrable para un no iniciado, e incluso un músico sin formación académica difícilmente lo entenderá. Pero apelando a lo que todos manejamos, el lenguaje, es más fácil entenderlo (no me refiero a los versos, es solo un uso didáctico de palabras al azar). Un ritmo binario podemos entenderlo como la sucesión de dos palabras que se repiten a lo largo de toda la canción:
sol, tren, sol, tren,
sol, tren, sol, tren,
Su subdivisión binaria sería la repetición de palabras de dos sílabas:
ca-ro, ca-sa,
ca-ro, ca-sa,
Un ritmo binario con subdivisión ternaria se representaría dos palabras de tres sílabas:
mú-si-ca, rá-ba-no
mú-si-ca, rá-ba-no
No es casual que el aire vallenato más extendido sea el paseo: los ritmos binarios de subdivisión binaria son más sencillos de interpretar y recordar. De hecho, los textos escritos con más palabras de dos sílabas son más fáciles de leer que aquellos con palabras de más sílabas. Tal éxito de este aire, parece deberse a las habilidades de percepción de los humanos. De hecho, la gran mayoría de la música popular mundial es binaria con subdivisión binaria, desde el rock hasta los corridos mexicanos y k-pop.
Hay pocos ritmos ternarios de división binaria –la ranchera– y menos aún ternarios con subdivisión ternaria. En general la música folclórica occidental, pasillos, valses criollos, blues, hacen uso de esta subdivisión. Mucho más extraños son los ritmos ternarios con subdivisión ternaria, típica de la música académica, o las amalgamas, usuales en músicas no occidentales o en composiciones de virtuosos del folclore, como nuestros intérpretes vallenatos.
Por: Alfonso Cabanzo.
Cuando el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein se quedó corto para explicar qué tenían en común las diferentes expresiones del lenguaje que cumplían una misma función acuñó el término “aire de familia”. Así, los juramentos, los votos y los contratos no tienen, según él, nada en común, salvo un cierto parecido. Ahora sabemos que pertenecen al […]
Cuando el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein se quedó corto para explicar qué tenían en común las diferentes expresiones del lenguaje que cumplían una misma función acuñó el término “aire de familia”. Así, los juramentos, los votos y los contratos no tienen, según él, nada en común, salvo un cierto parecido.
Ahora sabemos que pertenecen al mismo acto de habla, los “compromisos”, que predican actos futuros de quien habla y pueden ser cumplidos o incumplidos. De manera similar ciertos teóricos se han quedado cortos para describir cuál es la esencia musical del vallenato, especialmente, los que no son músicos.
De las primeras cosas que aprendí al llegar al Cesar, siendo, fue justamente esto: el paseo tiene un tempo rápido, en ritmo binario con subdivisión binaria, anacrusa y acento en el tempo fuerte; el son es igual, pero en tempo lento; la puya tiene un tempo rápido con ritmo binario de subdivisión ternaria, y el merengue es igual, pero de tempo lento. Es decir, podemos convertir un paseo en un son solo con bajar la velocidad, y una puya en un merengue haciendo lo mismo, pero no podemos “convertir” tan fácilmente un paseo en una puya. No es tan fácil incluso para un músico: los intérpretes vallenatos deben hacer lo que llaman como “anti compás” o, en términos más universales, amalgama de ritmos.
En resumen, y para facilitar el asunto, diré que el paseo y el son pertenecen a los ritmos binarios, mientras que la puya y el merengue son ritmos ternarios. Musicalmente no son los contenidos los que marcan la diferencia entre estos aires, sino estos elementos.
El párrafo anterior es casi indescifrable para un no iniciado, e incluso un músico sin formación académica difícilmente lo entenderá. Pero apelando a lo que todos manejamos, el lenguaje, es más fácil entenderlo (no me refiero a los versos, es solo un uso didáctico de palabras al azar). Un ritmo binario podemos entenderlo como la sucesión de dos palabras que se repiten a lo largo de toda la canción:
sol, tren, sol, tren,
sol, tren, sol, tren,
Su subdivisión binaria sería la repetición de palabras de dos sílabas:
ca-ro, ca-sa,
ca-ro, ca-sa,
Un ritmo binario con subdivisión ternaria se representaría dos palabras de tres sílabas:
mú-si-ca, rá-ba-no
mú-si-ca, rá-ba-no
No es casual que el aire vallenato más extendido sea el paseo: los ritmos binarios de subdivisión binaria son más sencillos de interpretar y recordar. De hecho, los textos escritos con más palabras de dos sílabas son más fáciles de leer que aquellos con palabras de más sílabas. Tal éxito de este aire, parece deberse a las habilidades de percepción de los humanos. De hecho, la gran mayoría de la música popular mundial es binaria con subdivisión binaria, desde el rock hasta los corridos mexicanos y k-pop.
Hay pocos ritmos ternarios de división binaria –la ranchera– y menos aún ternarios con subdivisión ternaria. En general la música folclórica occidental, pasillos, valses criollos, blues, hacen uso de esta subdivisión. Mucho más extraños son los ritmos ternarios con subdivisión ternaria, típica de la música académica, o las amalgamas, usuales en músicas no occidentales o en composiciones de virtuosos del folclore, como nuestros intérpretes vallenatos.
Por: Alfonso Cabanzo.