Esta mañana cuando entre a la casa de mi amigo para buscar un balón, medio curiosidad ver a su mamá con una bata que se tornada enrojecida y muy manchada.
Esta mañana cuando entre a la casa de mi amigo para buscar un balón, medio curiosidad ver a su mamá con una bata que se tornada enrojecida y muy manchada. Sentí miedo, mi cuerpo empezó a temblar y mis vellos se pusieron de puntas, pues ella tenía un cuchillo en la mano.
De manera que me sentía que estaba agonizando, al borde de la muerte; ya sentía unas voces fantasmales susurrándome al oído, todo se oscureció, empecé a sudar, pues existía un calor infernal en ese lugar.
Cuando vi que ella se acercaba sin preocupación, me asusté y pensé que era mi fin. Tomo el cuchillo, se acercó a mi cabeza y expreso con una voz suave y tenue: “hola hijo, ¿gustas pasar a disfrutar de la especialidad de la casa…. espaguetis con salsa de tomate.
Autor: Cristian Alfaro Arias – I.E. Villa del Carmen, La Mesa.
Esta mañana cuando entre a la casa de mi amigo para buscar un balón, medio curiosidad ver a su mamá con una bata que se tornada enrojecida y muy manchada.
Esta mañana cuando entre a la casa de mi amigo para buscar un balón, medio curiosidad ver a su mamá con una bata que se tornada enrojecida y muy manchada. Sentí miedo, mi cuerpo empezó a temblar y mis vellos se pusieron de puntas, pues ella tenía un cuchillo en la mano.
De manera que me sentía que estaba agonizando, al borde de la muerte; ya sentía unas voces fantasmales susurrándome al oído, todo se oscureció, empecé a sudar, pues existía un calor infernal en ese lugar.
Cuando vi que ella se acercaba sin preocupación, me asusté y pensé que era mi fin. Tomo el cuchillo, se acercó a mi cabeza y expreso con una voz suave y tenue: “hola hijo, ¿gustas pasar a disfrutar de la especialidad de la casa…. espaguetis con salsa de tomate.
Autor: Cristian Alfaro Arias – I.E. Villa del Carmen, La Mesa.