Con este completamos cinco perfiles de compositores vivos que han hecho historia en la música vallenata, y que son leyendas vivientes de nuestro folclor, pero ello no significa que sean los únicos, ni que exista ningún orden de importancia o prelación entre ellos. Es una selección subjetiva, arbitraria, caprichosa y difícil, la que me he […]
Con este completamos cinco perfiles de compositores vivos que han hecho historia en la música vallenata, y que son leyendas vivientes de nuestro folclor, pero ello no significa que sean los únicos, ni que exista ningún orden de importancia o prelación entre ellos. Es una selección subjetiva, arbitraria, caprichosa y difícil, la que me he atrevido a realizar, a sabiendas que pudieron ser otros los primeros cinco, me la jugué por estos y este primer bloque lo cierro con ‘El sabanero mayor’ Adolfo Pacheco Anillo.
Adolfo Pacheco es un hombre que perfectamente combina la autenticidad del hombre campesino de las sabanas de bolívar, con la madurez intelectual de un abogado y político, que gracias a su música se ha codeado con las altas esferas de la sociedad colombiana, pero que además, cuando quiere muestra su faceta de hombre conocedor de la cultura popular nuestra.
El sanjacintero es a mi juicio el más querido y respetado compositor de la sabana, que con su irreverente inteligencia se echó al bolsillo a los que en ocasiones llegaron a mirar por encima del hombro a quienes creaban e interpretaban la música de acordeón de otras latitudes distintas a la Guajira y al norte del Cesar.
Recordemos que hasta los mismos magdalenenses del centro o del sur de aquel departamento grande, antes de su división, fueron discriminados tildándoseles de bajeros y su música se veía como más campesina y corroncha que la de los verdaderos vallenatos.
Adolfo Pacheco Anillo irrumpió por la puerta grande de Valledupar, cuando sin permiso de los vallenatos llevó la Hamaca Grande y los hizo acostar en ella, con versos y melodías de gran factura y reclamando los derechos de una región, tal vez, más rica musicalmente que la que bautizó con su nombre una parte del folclor.
Es que cuando se habla de los aires de la música vallenata, entre los mejores sones tendremos que mencionar a ‘Mercedes’, entre los mejores merengues se hace necesario incluir a ‘El Viejo Miguel’ o ‘El Cordobés’ entre los buenos paseos no pueden faltar ‘La Hamaca Grande’ y en modo menor tendremos que hablar de ‘El Mochuelo’ entonces como no concluir que este señor cantautor y poeta de los Montes de María es de las leyendas vivientes del pentagrama cultural del Caribe colombiano.
Por estos días un empresario de Bogotá me consultó por cinco compositores vallenatos para realizar un encuentro en la capital, y le di muchos nombres, pero le enfaticé que el único que no podía faltar era Adolfo Pacheco. Las letras de las canciones de quien se inició como profesor de primaria en San Jacinto Bolívar dejaron de ser del análisis de sus contertulios Ramón Vargas y Andrés Landero, porque ahora son temas de reflexión de escritores y folclorólogos de todo el País.
COLOFÓN: Ha sido tan grande e importante el aporte de Adolfo Pacheco a la música vallenata, que hasta los mismos guajiros han decidido rendirle un homenaje en el más importante de sus festivales que inicia precisamente hoy en Villanueva: El Cuna de Acordeones versión 41 se hará como tributo al hombre de ‘La hamaca grande’.
Con este completamos cinco perfiles de compositores vivos que han hecho historia en la música vallenata, y que son leyendas vivientes de nuestro folclor, pero ello no significa que sean los únicos, ni que exista ningún orden de importancia o prelación entre ellos. Es una selección subjetiva, arbitraria, caprichosa y difícil, la que me he […]
Con este completamos cinco perfiles de compositores vivos que han hecho historia en la música vallenata, y que son leyendas vivientes de nuestro folclor, pero ello no significa que sean los únicos, ni que exista ningún orden de importancia o prelación entre ellos. Es una selección subjetiva, arbitraria, caprichosa y difícil, la que me he atrevido a realizar, a sabiendas que pudieron ser otros los primeros cinco, me la jugué por estos y este primer bloque lo cierro con ‘El sabanero mayor’ Adolfo Pacheco Anillo.
Adolfo Pacheco es un hombre que perfectamente combina la autenticidad del hombre campesino de las sabanas de bolívar, con la madurez intelectual de un abogado y político, que gracias a su música se ha codeado con las altas esferas de la sociedad colombiana, pero que además, cuando quiere muestra su faceta de hombre conocedor de la cultura popular nuestra.
El sanjacintero es a mi juicio el más querido y respetado compositor de la sabana, que con su irreverente inteligencia se echó al bolsillo a los que en ocasiones llegaron a mirar por encima del hombro a quienes creaban e interpretaban la música de acordeón de otras latitudes distintas a la Guajira y al norte del Cesar.
Recordemos que hasta los mismos magdalenenses del centro o del sur de aquel departamento grande, antes de su división, fueron discriminados tildándoseles de bajeros y su música se veía como más campesina y corroncha que la de los verdaderos vallenatos.
Adolfo Pacheco Anillo irrumpió por la puerta grande de Valledupar, cuando sin permiso de los vallenatos llevó la Hamaca Grande y los hizo acostar en ella, con versos y melodías de gran factura y reclamando los derechos de una región, tal vez, más rica musicalmente que la que bautizó con su nombre una parte del folclor.
Es que cuando se habla de los aires de la música vallenata, entre los mejores sones tendremos que mencionar a ‘Mercedes’, entre los mejores merengues se hace necesario incluir a ‘El Viejo Miguel’ o ‘El Cordobés’ entre los buenos paseos no pueden faltar ‘La Hamaca Grande’ y en modo menor tendremos que hablar de ‘El Mochuelo’ entonces como no concluir que este señor cantautor y poeta de los Montes de María es de las leyendas vivientes del pentagrama cultural del Caribe colombiano.
Por estos días un empresario de Bogotá me consultó por cinco compositores vallenatos para realizar un encuentro en la capital, y le di muchos nombres, pero le enfaticé que el único que no podía faltar era Adolfo Pacheco. Las letras de las canciones de quien se inició como profesor de primaria en San Jacinto Bolívar dejaron de ser del análisis de sus contertulios Ramón Vargas y Andrés Landero, porque ahora son temas de reflexión de escritores y folclorólogos de todo el País.
COLOFÓN: Ha sido tan grande e importante el aporte de Adolfo Pacheco a la música vallenata, que hasta los mismos guajiros han decidido rendirle un homenaje en el más importante de sus festivales que inicia precisamente hoy en Villanueva: El Cuna de Acordeones versión 41 se hará como tributo al hombre de ‘La hamaca grande’.