EDITORIAL

Adiós Festival, agradecimientos y felicitaciones a todos

Sin desconocer algunos lunares y cosas por mejorar, nos corresponde exaltar el éxito total de la versión número 58 del Festival de la Leyenda Vallenata que acaba de culminar en la madrugada del domingo 4 de mayo de 2025.

Adiós Festival, agradecimientos y felicitaciones a todos

Adiós Festival, agradecimientos y felicitaciones a todos

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Sin desconocer algunos lunares y cosas por mejorar, nos corresponde exaltar el éxito total de la versión número 58 del Festival de la Leyenda Vallenata que acaba de culminar en la madrugada del domingo 4 de mayo de 2025.

Gracias a todos los que de una u otra manera permitieron que Valledupar se sumergiera por más de cinco días en una estela de emoción, talento y tradición.

Nuestras felicitaciones a todos los que lograron el triunfo en las categorías de los concursos, en primera instancia al nuevo Rey Vallenato, Iván Zuleta Barros; lo mismo que al Rey de la Canción Inédita, Michael Alexander García Riascos; Heinis Yulieth Gulfo Palma, Reina Mayor 2025; Julio Andrés Gil Barros, Rey de la Piqueria Mayor; Gregorio Javier Gutiérrez, Rey Vallenato Aficionado; Santiago David Oñate Quintero, Rey Vallenato Juvenil; John Emiliano Olmos Prieto, Rey Infantil; Julio Hoyos Olmos, Rey Vallenato de la Piqueria Menor; y María José Arias, Reina de la categoría Acordeonera Menor.

Gracias a los organizadores y miembros de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, patrocinadores, autoridades policivas, entes gubernamentales, medios de comunicación, por mantener viva la transmisión del sentimiento vallenato, y, por supuesto, al público, local y visitante. Ojalá este diga: quiero volver a Valledupar y no se limite a decir que volverá al Festival.

Los que participaron, pero no lograron triunfar, son igual de dignos de nuestro reconocimiento, gracias a esa gama de acordeoneros, compositores, verseadores y a todos los músicos que se entregaron con corazón en cada presentación. Son ellos el alma de este festival y los guardianes de una herencia musical que traspasa generaciones.

Solo resta reiterarles la invitación para que el próximo festival vuelvan con ese mismo entusiasmo para seguir engrandeciendo nuestro máximo certamen folclórico y de esa manera seguir rindiéndole homenaje a nuestra historia cultural.

Esperemos entonces que los ecos de las notas de los acordeones sigan sonando hasta el próximo abril y que cada acorde siga recordándonos lo orgullosos que estamos de nuestra música vallenata y su festival.

Temas del Festival sin solución

Hay varias cosas alrededor de nuestro Festival que no encontrarán fácil solución o conclusiones definitivas.

El Festival perdió sabor y alma de pueblo, desde que la final de los acordeoneros profesionales se trasladó de la tarima Francisco el Hombre de la plaza histórica al Coliseo del Parque de la Leyenda Vallenata. Y eso no tiene solución, aun transmitiéndolo por televisión o redes, aunque se monten pantallas, dado que en la plaza la gente ni siquiera cabe los días en las eliminatorias de profesionales. No habría escenario gratuito para todos.

Sumado a ello, en el pasado, los jurados ponían a competir a los dos primeros, tocando uno o dos aires, lo cual lo hacía más competitivo y emocionante. Ya no se hace eso, y además se persiste en la práctica -que hemos observado años tras año en EL PILÓN- en no dar declaración explicativa del fallo, al momento de emitirse, cuando es normal que en toda decisión de un concurso de arte y cultura, de otras materias y judiciales, se pronuncien los jueces o jurados.

Seguirá la tensión entre lo comercial y lo llamado tradicional o estrictamente cultural; entre el espectáculo, las fusiones, creaciones colectivas y profusión de instrumentos y el conjunto típico, con sus ritmos, y su individualidad, en la creación y en la ejecución. Entre los digitadores floridos y los conservadores y poco creativos ejecutores del acordeón. Entre jóvenes y mayores de edad. Entre el cantante y el acordeonero, que hace rato ganó el primero. La puesta en escena de tarima o la presentación tradicional poco vistosa. Por ahí van quedando aún con importancia cada vez menor el compositor, o el cajero y guacharaquero. ¿Alguien se acuerda de estos?

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