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Columnista - 20 octubre, 2022

Adiós a los dulces y a los golpes 

Se sienten cosas, casos cosquilleos, anuncios, avisos, prevenciones. En todos los campos, en todas partes, son los primeros síntomas del síndrome del Mono anunciado, donde los expertos aseguraban que ahora seremos diferentes en muchas cosas. La vaina inicia por olvidar ciertas cosas históricas y populares como el día de la raza y el simple dulce […]

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Se sienten cosas, casos cosquilleos, anuncios, avisos, prevenciones. En todos los campos, en todas partes, son los primeros síntomas del síndrome del Mono anunciado, donde los expertos aseguraban que ahora seremos diferentes en muchas cosas. La vaina inicia por olvidar ciertas cosas históricas y populares como el día de la raza y el simple dulce de leche, cuyo día, a diferencia de otros años, pasó desapercibido.

Los tres productos principales para el dulce están ocupados en otras cosas, los ganaderos andan por notarías revisando la tradición de sus tierras para poder venderlas a precios altos para los posibles tenedores, es decir de bajos salarios, pero de altísimo interés en los planes del actual gobierno. A pesar que con mayores lluvias hay más leche, las vacas no están de moda, incluso el día del ganadero  se lo pasaron por los cachos.

Los cañicultores y productores azucareros los tienen en la mira por cuestiones de salud, lo que fue un gran imperio económico por muchos años, hoy es una especie de veneno para la salud, muy a pesar que desde hace mucho tiempo los científicos lo anunciaron, pero al igual los medios con su publicidad opacaron la cosa, Celia Cruz, en vez de gritar salsa en cada canción, parecía su más radical defensora, su grito de azúcar, aún resuena en nuestros oídos.

Las vacas la trajeron los conquistadores europeos, sin pensar que sus peos, contienen un gas que afecta el sistema climático, la caña vino de Nueva Guinea, pero aquí los guineos buscaron otras uniones hasta llegar al tal “cayeye”, que si nos descuidamos nos lo meten como plato típico a los vallenatos y la cocina a base de gas, es preocupación de todos, por los mismos temas ambientales que ya sabemos. Y según la tradición y los mitos, el dulce de leche se debe a una negra que dejó por descuido quemar un cocido lácteo azucarado y para suerte de ella, les gustó a los patronos y desde entonces cada país pide su paternidad. De la suerte y la muerte, nadie se escapa, diría la negra del cuento.

Entonces sin leche, sin azúcar, sin gas y sin negra, otra vaina nos hubiera pasado. O a lo mejor seguiríamos llamándolo manjar blanco, que hoy suena racista. Sin embargo los besos de negra siguen vendiéndose como si nada, pero en Cartagena, ahora que echaron a perder con los precios el turismo, pueden bajar de precios y sin son binacionales, peor.

El presidente Petro que visitó La Guajira inundada por lluvias, afirmó que la riqueza de la península, no es el carbón, ni el gas, sino el sol, recordando los borrachitos amanecidos bajo los higuitos del Fonseca de ayer, al preguntarles que quedaba más lejos, si el sol o Nueva York y claro, el primero preguntó que mostrara la gran capital del mundo, lo cual no fue posible, mientras el segundo lo agarró por el cuello de la camisa y sacándolo de la sombra mostró el astro rey. ¿Entonces cuál está más cerca?

Lo curioso que el presidente Petro ha ganado electoralmente en La Guajira por ofrecer soluciones al problema del agua, hoy tenga que ir por los problemas que causa la abundancia de agua, pero la excusa perfecta para decir que no es una tragedia natural sino la irresponsabilidad de gobiernos por el abuso por no presentar políticas claras sobre el medio ambiente.

Otra fecha casi desapercibida es el Día de la Raza, el mismo Día del Árbol que hoy se apropiaron de él los periodistas deportivos, que al tener más medios, más tiempos y más gente desocupada para hablar de lo mismo, olvidaron las cosas realmente importantes.

Un colega, se atrevió a decir que a Valledupar ya no la reconocen por la música vallenata sino por el deporte, especialmente el taekwondo, una vaina de Corea que consiste en gritar alaridos inentendibles, patear a todo el que esté cerca, ponerle unas reglas, unos pantalones que para ser largos son muy cortos y para ser cortos son muy largos, como dice Edi Castillo. Y lo peor, casi nadie lo entiende y menos lo aplauden. Este y el boxeo también deben prohibirlo hace años por la violencia que incitan, deben acabarse. Pero eliminarse ya.

Columnista
20 octubre, 2022

Adiós a los dulces y a los golpes 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

Se sienten cosas, casos cosquilleos, anuncios, avisos, prevenciones. En todos los campos, en todas partes, son los primeros síntomas del síndrome del Mono anunciado, donde los expertos aseguraban que ahora seremos diferentes en muchas cosas. La vaina inicia por olvidar ciertas cosas históricas y populares como el día de la raza y el simple dulce […]


Se sienten cosas, casos cosquilleos, anuncios, avisos, prevenciones. En todos los campos, en todas partes, son los primeros síntomas del síndrome del Mono anunciado, donde los expertos aseguraban que ahora seremos diferentes en muchas cosas. La vaina inicia por olvidar ciertas cosas históricas y populares como el día de la raza y el simple dulce de leche, cuyo día, a diferencia de otros años, pasó desapercibido.

Los tres productos principales para el dulce están ocupados en otras cosas, los ganaderos andan por notarías revisando la tradición de sus tierras para poder venderlas a precios altos para los posibles tenedores, es decir de bajos salarios, pero de altísimo interés en los planes del actual gobierno. A pesar que con mayores lluvias hay más leche, las vacas no están de moda, incluso el día del ganadero  se lo pasaron por los cachos.

Los cañicultores y productores azucareros los tienen en la mira por cuestiones de salud, lo que fue un gran imperio económico por muchos años, hoy es una especie de veneno para la salud, muy a pesar que desde hace mucho tiempo los científicos lo anunciaron, pero al igual los medios con su publicidad opacaron la cosa, Celia Cruz, en vez de gritar salsa en cada canción, parecía su más radical defensora, su grito de azúcar, aún resuena en nuestros oídos.

Las vacas la trajeron los conquistadores europeos, sin pensar que sus peos, contienen un gas que afecta el sistema climático, la caña vino de Nueva Guinea, pero aquí los guineos buscaron otras uniones hasta llegar al tal “cayeye”, que si nos descuidamos nos lo meten como plato típico a los vallenatos y la cocina a base de gas, es preocupación de todos, por los mismos temas ambientales que ya sabemos. Y según la tradición y los mitos, el dulce de leche se debe a una negra que dejó por descuido quemar un cocido lácteo azucarado y para suerte de ella, les gustó a los patronos y desde entonces cada país pide su paternidad. De la suerte y la muerte, nadie se escapa, diría la negra del cuento.

Entonces sin leche, sin azúcar, sin gas y sin negra, otra vaina nos hubiera pasado. O a lo mejor seguiríamos llamándolo manjar blanco, que hoy suena racista. Sin embargo los besos de negra siguen vendiéndose como si nada, pero en Cartagena, ahora que echaron a perder con los precios el turismo, pueden bajar de precios y sin son binacionales, peor.

El presidente Petro que visitó La Guajira inundada por lluvias, afirmó que la riqueza de la península, no es el carbón, ni el gas, sino el sol, recordando los borrachitos amanecidos bajo los higuitos del Fonseca de ayer, al preguntarles que quedaba más lejos, si el sol o Nueva York y claro, el primero preguntó que mostrara la gran capital del mundo, lo cual no fue posible, mientras el segundo lo agarró por el cuello de la camisa y sacándolo de la sombra mostró el astro rey. ¿Entonces cuál está más cerca?

Lo curioso que el presidente Petro ha ganado electoralmente en La Guajira por ofrecer soluciones al problema del agua, hoy tenga que ir por los problemas que causa la abundancia de agua, pero la excusa perfecta para decir que no es una tragedia natural sino la irresponsabilidad de gobiernos por el abuso por no presentar políticas claras sobre el medio ambiente.

Otra fecha casi desapercibida es el Día de la Raza, el mismo Día del Árbol que hoy se apropiaron de él los periodistas deportivos, que al tener más medios, más tiempos y más gente desocupada para hablar de lo mismo, olvidaron las cosas realmente importantes.

Un colega, se atrevió a decir que a Valledupar ya no la reconocen por la música vallenata sino por el deporte, especialmente el taekwondo, una vaina de Corea que consiste en gritar alaridos inentendibles, patear a todo el que esté cerca, ponerle unas reglas, unos pantalones que para ser largos son muy cortos y para ser cortos son muy largos, como dice Edi Castillo. Y lo peor, casi nadie lo entiende y menos lo aplauden. Este y el boxeo también deben prohibirlo hace años por la violencia que incitan, deben acabarse. Pero eliminarse ya.