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Crónica - 1 junio, 2021

Acupuntura urbana y macondiana en Valledupar: un volcán de creaciones, colores e historia

Yarime Lobo hace parte del grupo de mosaiquistas que poco a poco han engalanado la ciudad. Su espíritu utópico y macondiano se ven reflejado en sus obras de arte, las cuales superan los 5 mil metros cuadrados.

Yarime Lobo, creadora de murales llenos de colores e historia. 
FOTO CORTESÍA.
Yarime Lobo, creadora de murales llenos de colores e historia. FOTO CORTESÍA.

El viejo Valledupar se asoma cada vez más en las calles del municipio a través de murales, que cuentan historias de forma macondiana, ya no con canciones sino con colores, texturas y diversidad, demostrando que los artistas que ‘florecen’ en esta tierra están llenos de talento y realismo mágico. 

Variedad de artistas, por medio de la acupuntura urbana, han logrado crear obras y llevarlas a los espacios públicos para que sean del contacto de todos y de esa manera permitirles a las personas en una galería a cielo abierto ver con ‘los ojos del alma’. 

La acupuntura urbana, leída desde la definición de los diccionarios, es una teoría de ecologismo que combina el diseño urbano con la tradicional teoría médica china de la acupuntura. Sin embargo, este término forma parte de una tendencia que busca globalizar la conciencia colectiva hacia un fin común y por medio de las agujas de la creatividad preservar la historia y rehabilitar espacios.

Sin duda Yarime Lobo ha logrado resaltar por sus impecables e inspiradoras obras, y también por ser mujer, rompiendo de esta manera todo tipo de estereotipos. Se caracteriza por ser utópica y romántica, lo cual se ve reflejado en los muros que toca con sus brochas e imaginación. A sus 7 años elaboró su primer mural en colaboración con vecinos y el rector de la institución donde cursó sus grados académicos. 

Poco a poco por medio de sus murales coloridos, que contienen elementos de la cultura vallenata, está llenando el municipio de colores que irradian paz y felicidad; al mismo tiempo, a través de ellos, intenta reeducar a las personas para que se empoderen de la historia que los rodea. “Yo soy una convencida que haciendo acupuntura urbana aporto un granito de arena a esa inevitable era del florecimiento que es resurgir desde el ser”, acotó.  

Obras cargadas de color distinguen a Yarime Lobo.

ARQUITECTURA Y ACUPUNTURA

“Mi formación es arquitecta y mi alma es artista”, en ese sentido Yarime Lobo ha querido fusionar los dos oficios y crear una atmósfera de realismo mágico para que las personas vuelvan a sentir alegría y los aires vallenatos. “Puya si tienes rabia, merengue si estás feliz, paseo si tienes un cuento que echar y son si estás triste; todo al ritmo de los colores y los diseños”, expresó la artista. 

Se tiene la vaga idea de que el arquitecto es aquel que con cemento y ladrillo logra edificar una infraestructura; sin embargo, Yarime menciona que ese profesional es el que cimienta, y lo hace mediante las creaciones que vienen del alma, que es arte, respeto y amor.  

Lea también: Romper estigmas para convertirse en reina del Festival Vallenato

“Mi reto es probar con la acción que arquitectura y arte no están divididas, sino que son un solo cuerpo porque la arquitectura no se puede mirar desde el cemento sino desde el cimiento”, añadiendo que su referente es Antonio Gaudí, arquitecto mosaiquista, creador de la iglesia La Sagrada Familia y el creador de muchas obras en Barcelona.

SUS OBRAS

Lobo afirma que su primera obra fue su tesis de grado como arquitecta, la cual constaba de un centro cultural con unas intervenciones de espacio público recubierto de mosaiquismo. Pero realmente su primer estallido muralístico fue en 2008 con su obra que habla del ser, llamada ´Yo soy como tú´, el cual describe como un “volcán de creaciones”

En el 2017 se presenta su primera puesta en escena a gran escala con la obra ´Raíces´, que se encuentra en el Colegio Bilingüe Fisher Kids, y desde entonces ha trabajado en obras que superan los 5 mil metros cuadrados.

De su variedad artística hay una obra que la representa, la cual se encuentra ubicada en la Casa de la Cultura y lleva por nombre ´Valledupar, la tierra de Germán el Hombre´, la cual inicia aparentando ser una célula, pero a su vez es un sombrero vueltiao.

“Del centro se despliegan dos armas, que son pinceles y paletas de colores; y de ahí, a su vez, se abren las posibilidades de caminar en una atmósfera o entorno, van a ver la Sierra Nevada de Santa Marta y los elementos de la naturaleza, representados en totumo e instrumentos musicales y van a ver cómo todo eso se hace un solo elemento y es ese centro al que todos estamos llamados, a poder expandir el corazón y poder entender que sin la naturaleza este centro no tiene sentido ni razón se ser o estar”, describió Lobo.

Por otro lado, su obra ubicada en el río Hurtado ha sido criticada por algunas personas porque se encuentra en el suelo y desde siempre se ha concebido que las obras van en las paredes para poder ser apreciadas. El bosquejo de esa idea fue realizado hace 25 años cuando estudiaba arquitectura. “Una tarde me puse a diseñar, y lo guardé”, rememoró. 

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Agregó: “Siempre he dicho que Dios es el que da, quita y pone los trabajos en bandeja de plata. Me llamaron una vez a una reunión y nadie daba para decir que se haría en el puente; yo mostré eso y lo aprobaron”.

Su espiritualidad se refleja en sus obras.

Para quienes no han detallado esta obra: el puente Hurtado si es visto desde abajo es un acordeón que conecta dos territorios, pero si por el contrario es visto desde arriba cuenta la historia desde el piso, de lo que es el Macondo, un territorio lleno de música y leyenda. “Yo quería que sintieran la obra”, justificando el por qué esta se sitúa en el suelo. 

Cuando comenzó este camino creativo asegura que se desprendió de los ropajes ‘fashion’ y se vistió de manta, la cual para ella significa un atavío sagrado; “es como ser un cuadro ambulante”, mencionó.

Incansablemente mencionó que sus obras son de trabajo diario, incluso cuando la creatividad se ‘dispara’ a las tres de la mañana se levanta para plasmarla. Al terminar sus obras en los murales lo relaciona con un parto, ya que después de ver su trabajo finalizado siente paz, tranquilidad y descanso. 

“Hay una obra que tengo en proceso y a pesar de que ya cumplí con lo que me correspondía, yo sentía que hasta ahí no era, que no había nacido, entonces avancé y ahí voy“, expresó Yarime.

Con sus obras llenas de precisión y talento, quiere representar la esencia, el ser más allá del parecer y con esto fortalecer la identidad vallenata. “Un pueblo que florece desde el ser es un pueblo feliz”, subrayó.

¿EL ARTISTA NACE?

Lobo afirmó que todas las personas son artistas, pero hay unos que despiertan y a los demás los absorbe el mundo, por tanto dejan que esa parte de sí mismos permanezca dormida en el transcurso de sus vidas. “El artista es como ese pasaje de Lázaro, nace muerto y a medida que va evolucionando vuelve a la vida al adentrarse dentro de sí; es un diario continuo, es descubrirse a diario”, acotó. 

Finalmente, relaciona las artes con la religión porque asegura que cuando se elabora con el alma se requiere mucha meditación y soledad para poder conectar con la fuente. “Uno es como una alberca llena de peces y de vida; si lo contaminas con tanta información que perturba el alma se te llena de preguntas y miedos”, agregando: “Aquí lo que queda es abrir caminos o dejar huellas y yo le apuesto a las dos”.

Por: KETTY GUTIÉRREZ MAESTRE/EL PILÓN

Crónica
1 junio, 2021

Acupuntura urbana y macondiana en Valledupar: un volcán de creaciones, colores e historia

Yarime Lobo hace parte del grupo de mosaiquistas que poco a poco han engalanado la ciudad. Su espíritu utópico y macondiano se ven reflejado en sus obras de arte, las cuales superan los 5 mil metros cuadrados.


Yarime Lobo, creadora de murales llenos de colores e historia. 
FOTO CORTESÍA.
Yarime Lobo, creadora de murales llenos de colores e historia. FOTO CORTESÍA.

El viejo Valledupar se asoma cada vez más en las calles del municipio a través de murales, que cuentan historias de forma macondiana, ya no con canciones sino con colores, texturas y diversidad, demostrando que los artistas que ‘florecen’ en esta tierra están llenos de talento y realismo mágico. 

Variedad de artistas, por medio de la acupuntura urbana, han logrado crear obras y llevarlas a los espacios públicos para que sean del contacto de todos y de esa manera permitirles a las personas en una galería a cielo abierto ver con ‘los ojos del alma’. 

La acupuntura urbana, leída desde la definición de los diccionarios, es una teoría de ecologismo que combina el diseño urbano con la tradicional teoría médica china de la acupuntura. Sin embargo, este término forma parte de una tendencia que busca globalizar la conciencia colectiva hacia un fin común y por medio de las agujas de la creatividad preservar la historia y rehabilitar espacios.

Sin duda Yarime Lobo ha logrado resaltar por sus impecables e inspiradoras obras, y también por ser mujer, rompiendo de esta manera todo tipo de estereotipos. Se caracteriza por ser utópica y romántica, lo cual se ve reflejado en los muros que toca con sus brochas e imaginación. A sus 7 años elaboró su primer mural en colaboración con vecinos y el rector de la institución donde cursó sus grados académicos. 

Poco a poco por medio de sus murales coloridos, que contienen elementos de la cultura vallenata, está llenando el municipio de colores que irradian paz y felicidad; al mismo tiempo, a través de ellos, intenta reeducar a las personas para que se empoderen de la historia que los rodea. “Yo soy una convencida que haciendo acupuntura urbana aporto un granito de arena a esa inevitable era del florecimiento que es resurgir desde el ser”, acotó.  

Obras cargadas de color distinguen a Yarime Lobo.

ARQUITECTURA Y ACUPUNTURA

“Mi formación es arquitecta y mi alma es artista”, en ese sentido Yarime Lobo ha querido fusionar los dos oficios y crear una atmósfera de realismo mágico para que las personas vuelvan a sentir alegría y los aires vallenatos. “Puya si tienes rabia, merengue si estás feliz, paseo si tienes un cuento que echar y son si estás triste; todo al ritmo de los colores y los diseños”, expresó la artista. 

Se tiene la vaga idea de que el arquitecto es aquel que con cemento y ladrillo logra edificar una infraestructura; sin embargo, Yarime menciona que ese profesional es el que cimienta, y lo hace mediante las creaciones que vienen del alma, que es arte, respeto y amor.  

Lea también: Romper estigmas para convertirse en reina del Festival Vallenato

“Mi reto es probar con la acción que arquitectura y arte no están divididas, sino que son un solo cuerpo porque la arquitectura no se puede mirar desde el cemento sino desde el cimiento”, añadiendo que su referente es Antonio Gaudí, arquitecto mosaiquista, creador de la iglesia La Sagrada Familia y el creador de muchas obras en Barcelona.

SUS OBRAS

Lobo afirma que su primera obra fue su tesis de grado como arquitecta, la cual constaba de un centro cultural con unas intervenciones de espacio público recubierto de mosaiquismo. Pero realmente su primer estallido muralístico fue en 2008 con su obra que habla del ser, llamada ´Yo soy como tú´, el cual describe como un “volcán de creaciones”

En el 2017 se presenta su primera puesta en escena a gran escala con la obra ´Raíces´, que se encuentra en el Colegio Bilingüe Fisher Kids, y desde entonces ha trabajado en obras que superan los 5 mil metros cuadrados.

De su variedad artística hay una obra que la representa, la cual se encuentra ubicada en la Casa de la Cultura y lleva por nombre ´Valledupar, la tierra de Germán el Hombre´, la cual inicia aparentando ser una célula, pero a su vez es un sombrero vueltiao.

“Del centro se despliegan dos armas, que son pinceles y paletas de colores; y de ahí, a su vez, se abren las posibilidades de caminar en una atmósfera o entorno, van a ver la Sierra Nevada de Santa Marta y los elementos de la naturaleza, representados en totumo e instrumentos musicales y van a ver cómo todo eso se hace un solo elemento y es ese centro al que todos estamos llamados, a poder expandir el corazón y poder entender que sin la naturaleza este centro no tiene sentido ni razón se ser o estar”, describió Lobo.

Por otro lado, su obra ubicada en el río Hurtado ha sido criticada por algunas personas porque se encuentra en el suelo y desde siempre se ha concebido que las obras van en las paredes para poder ser apreciadas. El bosquejo de esa idea fue realizado hace 25 años cuando estudiaba arquitectura. “Una tarde me puse a diseñar, y lo guardé”, rememoró. 

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Agregó: “Siempre he dicho que Dios es el que da, quita y pone los trabajos en bandeja de plata. Me llamaron una vez a una reunión y nadie daba para decir que se haría en el puente; yo mostré eso y lo aprobaron”.

Su espiritualidad se refleja en sus obras.

Para quienes no han detallado esta obra: el puente Hurtado si es visto desde abajo es un acordeón que conecta dos territorios, pero si por el contrario es visto desde arriba cuenta la historia desde el piso, de lo que es el Macondo, un territorio lleno de música y leyenda. “Yo quería que sintieran la obra”, justificando el por qué esta se sitúa en el suelo. 

Cuando comenzó este camino creativo asegura que se desprendió de los ropajes ‘fashion’ y se vistió de manta, la cual para ella significa un atavío sagrado; “es como ser un cuadro ambulante”, mencionó.

Incansablemente mencionó que sus obras son de trabajo diario, incluso cuando la creatividad se ‘dispara’ a las tres de la mañana se levanta para plasmarla. Al terminar sus obras en los murales lo relaciona con un parto, ya que después de ver su trabajo finalizado siente paz, tranquilidad y descanso. 

“Hay una obra que tengo en proceso y a pesar de que ya cumplí con lo que me correspondía, yo sentía que hasta ahí no era, que no había nacido, entonces avancé y ahí voy“, expresó Yarime.

Con sus obras llenas de precisión y talento, quiere representar la esencia, el ser más allá del parecer y con esto fortalecer la identidad vallenata. “Un pueblo que florece desde el ser es un pueblo feliz”, subrayó.

¿EL ARTISTA NACE?

Lobo afirmó que todas las personas son artistas, pero hay unos que despiertan y a los demás los absorbe el mundo, por tanto dejan que esa parte de sí mismos permanezca dormida en el transcurso de sus vidas. “El artista es como ese pasaje de Lázaro, nace muerto y a medida que va evolucionando vuelve a la vida al adentrarse dentro de sí; es un diario continuo, es descubrirse a diario”, acotó. 

Finalmente, relaciona las artes con la religión porque asegura que cuando se elabora con el alma se requiere mucha meditación y soledad para poder conectar con la fuente. “Uno es como una alberca llena de peces y de vida; si lo contaminas con tanta información que perturba el alma se te llena de preguntas y miedos”, agregando: “Aquí lo que queda es abrir caminos o dejar huellas y yo le apuesto a las dos”.

Por: KETTY GUTIÉRREZ MAESTRE/EL PILÓN