El sitio de 10 hectáreas, de carácter gratuito, posee más de 200 especies de árboles nativos entre maderables y frutales; fue diseñado para recreación pasiva o contemplativa.
Como ‘un pulmón verde’ cerca al área urbana del municipio de La Jagua de Ibirico está la Reserva Natural Jagua, un lugar en el que se puede respirar aire limpio, así como contemplar la diversidad y majestuosidad de diversas especies vegetales, que además sirve como soporte a los procesos de recuperación ambiental.
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El sitio de 10 hectáreas, de carácter gratuito, posee más de 200 especies de árboles nativos entre maderables y frutales; fue diseñado para recreación pasiva o contemplativa. El creador de esta iniciativa fue la empresa minera Carboandes, que cuando terminó operaciones la cedió a su fundación.
Juan Carlos Quintero, uno de los creadores de la Fundación Carboandes asegura que una vez termine la pandemia se arreglarán senderos para que las personas caminen por la reserva de manera más ordenada y reactivarán los letreros donde se especifican el tipo del árbol para que los jóvenes, en especial los niños, tengan un contacto directo con la naturaleza.
De acuerdo con el cuidador del lugar, Pedro Flórez, el sitio es de mucha utilidad para los estudiantes de las diversas instituciones educativas y del Sena, que buscan evidencias de la flora de la región, hacer actividades de campo como un inventario de biodiversidad de plantas, análisis de suelo, evaluación de impacto ambiental y sensibilización hacia el cuidado del entorno para estudiantes de exploración en medio ambiente. “Yo los oriento con el nombre genérico y científico de cada árbol, así como la utilidad de cada uno de ellos”, acotó.
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María Victoria Saade, exgerente de Carboandes, rememoró que la empresa tenía sus operaciones mineras en La Jagua de Ibirico y dentro de su responsabilidad ambiental creó esta reserva.
“Ese lote lo querían los políticos de La Jagua para que Carboandes se los cediera para hacer viviendas y proselitismo político, pero se decidió hacer una reserva natural con la asesoría de un biólogo. Es un parque que no solo sirve de recreación, sino de educación con la observación de aves y animales que por allí pasaban y que sirve para conservar las especies nativas”, puntualizó.
El sitio de 10 hectáreas, de carácter gratuito, posee más de 200 especies de árboles nativos entre maderables y frutales; fue diseñado para recreación pasiva o contemplativa.
Como ‘un pulmón verde’ cerca al área urbana del municipio de La Jagua de Ibirico está la Reserva Natural Jagua, un lugar en el que se puede respirar aire limpio, así como contemplar la diversidad y majestuosidad de diversas especies vegetales, que además sirve como soporte a los procesos de recuperación ambiental.
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El sitio de 10 hectáreas, de carácter gratuito, posee más de 200 especies de árboles nativos entre maderables y frutales; fue diseñado para recreación pasiva o contemplativa. El creador de esta iniciativa fue la empresa minera Carboandes, que cuando terminó operaciones la cedió a su fundación.
Juan Carlos Quintero, uno de los creadores de la Fundación Carboandes asegura que una vez termine la pandemia se arreglarán senderos para que las personas caminen por la reserva de manera más ordenada y reactivarán los letreros donde se especifican el tipo del árbol para que los jóvenes, en especial los niños, tengan un contacto directo con la naturaleza.
De acuerdo con el cuidador del lugar, Pedro Flórez, el sitio es de mucha utilidad para los estudiantes de las diversas instituciones educativas y del Sena, que buscan evidencias de la flora de la región, hacer actividades de campo como un inventario de biodiversidad de plantas, análisis de suelo, evaluación de impacto ambiental y sensibilización hacia el cuidado del entorno para estudiantes de exploración en medio ambiente. “Yo los oriento con el nombre genérico y científico de cada árbol, así como la utilidad de cada uno de ellos”, acotó.
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María Victoria Saade, exgerente de Carboandes, rememoró que la empresa tenía sus operaciones mineras en La Jagua de Ibirico y dentro de su responsabilidad ambiental creó esta reserva.
“Ese lote lo querían los políticos de La Jagua para que Carboandes se los cediera para hacer viviendas y proselitismo político, pero se decidió hacer una reserva natural con la asesoría de un biólogo. Es un parque que no solo sirve de recreación, sino de educación con la observación de aves y animales que por allí pasaban y que sirve para conservar las especies nativas”, puntualizó.