Con su trabajo apasionado, comprometido e incansable, el obispo Óscar José Vélez Isaza ha logrado dinamizar la obra evangelizadora de la Diócesis de Valledupar.
Con solo pisar la Diócesis de Valledupar cualquier visitante logra entender la misión que le fue entregada al obispo Óscar José Vélez Isaza, quien el 19 de julio del 2003, llegó a la ciudad de los Santos Reyes a ser cabeza de la iglesia y a trabajar por la formación del pueblo que durante 26 años fue evangelizado.
Es que solo basta recorrer las oficinas y la casa cural de Vélez Isaza para entender que el llamado que recibió de la iglesia Católica para ser el pastor de las ovejas de la Diócesis de Valledupar ha sido la oportunidad para que la feligresía católica se dinamice, pula, crezca y aprenda el camino de su buen pastor.
“Todo nuestro crecimiento espiritual inició cuando fuimos a la posesión de monseñor Óscar José en Cali, que fue realizada en la catedral de la ciudad y donde estaban todos los presbíteros, los asistentes del clero y feligreses de la ciudad. Fue en ese momento donde nos contagiamos de su amor por la iglesia, de su diligencia para trabajar y de las liturgias que se celebran en las parroquias”, explicó Martha Ramírez Moreno, uno de las hermanas Ramírez Moreno que desde hace 27 años trabaja para la Diócesis.
Es que el trabajo y mensaje de monseñor Óscar José ha fortalecido a comunión espiritual de la feligresía vallenata, cuyos integrantes afirman que su dirección ha organizado administrativamente y pastoralmente la Diócesis, a través de la implementación primero de un plan global 2003-2009 y un segundo plan 2009-2014, dando un itinerario formativo a las pequeñas comunidades eclesiales diocesanas, la terminación del seminario Juan Pablo II y a otras realidades iniciadas por el anterior obispo José Agustín Valbuena, como las comunidades de parejas.
“La principal labor de nuestro monseñor ha sido terminar la obra que dejó el obispo Agustín Valbuena y fortalecer la obra evangelizadora a través de la construcción de parroquias en toda la ciudad, corregimientos y veredas que están bajo la orden de la Diócesis”, señaló Paulina Ramírez.
LAS OBRAS DE LA MISIÓN
Todo el trabajo que brilla a través del crecimiento de la iglesia en Valledupar ha sido el esfuerzo de 16 años del monseñor Óscar José, quien cuando piensa en todo lo alcanzado solo expresa: ¡Cordero de Dios! o ¡Virgen Santísima! “Su trabajo ha sido incansable y nuestro compromiso con él es trabajar y trabajar por la misión encomendada de terminar las parroquias y por sobre todo esto tener lista la nueva catedral Santo Eccehomo. La catedral es signo de la vitalidad de la Iglesia, que se congrega entorno al obispo buscando la comunión y la participación del Cuerpo de Cristo.”, manifiesta Iver Alfonso De la Cruz, sacerdote encargado de la obra de la catedral.
El jefe de la iglesia Católica en la capital del Cesar le ha señalado a sus feligreses que el nuevo templo es el sueño de Diócesis de Valledupar y por este motivo llevará el nombre; Catedral Santo Ecce Homo.
“Dentro de los proyectos que tiene la Diócesis para el 2019, cuando se cumplen 50 años de existencia en Valledupar, está contar con una nueva catedral, porque la que tenemos actualmente (Nuestra Señora del Rosario) se construyó cuando Valledupar era un pueblo de 30.000 habitantes en la que pueden estar de 350 a 400 personas, pero insuficiente completamente”, asegura Vélez Isaza.
Pero no solo se ha preocupado por la construcción de la nueva catedral sino además la consecución de terrenos y construcción de nuevas parroquias en los barrios periféricos de Valledupar y en otros municipios de la Diócesis. Por esta razón en sus primeros 10 años consagró 14 nuevos templos para el servicio del culto divino y de la edificación de la comunidad cristiana.
Durante su ministerio en Valledupar ha ordenado 31 sacerdotes para el servicio de la Diócesis y ordenó al obispo Pablo Emiro Salas, sacerdote de nuestro presbiterio designado por el santo padre como obispo de El Espinal, Tolima.
Además, en obediencia a la conferencia de aparecida, organizó la gran misión diocesana en un quinquenio desde el 2009-2014, llegando con esta acción evangelizadora extraordinaria a todas las comunidades y personas de nuestra Diócesis. En el 2005 se creó la nueva diócesis de El Banco, donde la cabeza de la iglesia cedió las parroquias de Chimichagua y de Astrea a la nueva jurisdicción creada.
LOS 50 AÑOS DE LA DIÓCESIS
Solo basta mirar a los ojos a los feligreses, clero, presbíteros, cuerpo administrativo y a monseñor para reconocer que la celebración de los 50 años de la Diócesis será el acto que cambiará la historia para de la iglesia Católica de la capital del Cesar, porque será con la apertura de la edificación nunca antes vista en el departamento, inclusive, en la Región Caribe, por esa razón en la celebración que se realizará en agosto se reafirmará la fe y el amor por la religión católica.
Por este motivo el clero diocesano señala que no se puede tener una ciudad sin Dios, ni quieren barrios sin Dios, sino una ciudad que se convierta en un centro de unidad. “Este es nuestro sentir y el sentir de nuestro monseñor que es perfeccionista, emprendedor e incansable por lograr la misión encomendada”, dijo Paulina Ramírez Moreno.
MAIRA MANOSALVA / EL PILÓN
[email protected]
Con su trabajo apasionado, comprometido e incansable, el obispo Óscar José Vélez Isaza ha logrado dinamizar la obra evangelizadora de la Diócesis de Valledupar.
Con solo pisar la Diócesis de Valledupar cualquier visitante logra entender la misión que le fue entregada al obispo Óscar José Vélez Isaza, quien el 19 de julio del 2003, llegó a la ciudad de los Santos Reyes a ser cabeza de la iglesia y a trabajar por la formación del pueblo que durante 26 años fue evangelizado.
Es que solo basta recorrer las oficinas y la casa cural de Vélez Isaza para entender que el llamado que recibió de la iglesia Católica para ser el pastor de las ovejas de la Diócesis de Valledupar ha sido la oportunidad para que la feligresía católica se dinamice, pula, crezca y aprenda el camino de su buen pastor.
“Todo nuestro crecimiento espiritual inició cuando fuimos a la posesión de monseñor Óscar José en Cali, que fue realizada en la catedral de la ciudad y donde estaban todos los presbíteros, los asistentes del clero y feligreses de la ciudad. Fue en ese momento donde nos contagiamos de su amor por la iglesia, de su diligencia para trabajar y de las liturgias que se celebran en las parroquias”, explicó Martha Ramírez Moreno, uno de las hermanas Ramírez Moreno que desde hace 27 años trabaja para la Diócesis.
Es que el trabajo y mensaje de monseñor Óscar José ha fortalecido a comunión espiritual de la feligresía vallenata, cuyos integrantes afirman que su dirección ha organizado administrativamente y pastoralmente la Diócesis, a través de la implementación primero de un plan global 2003-2009 y un segundo plan 2009-2014, dando un itinerario formativo a las pequeñas comunidades eclesiales diocesanas, la terminación del seminario Juan Pablo II y a otras realidades iniciadas por el anterior obispo José Agustín Valbuena, como las comunidades de parejas.
“La principal labor de nuestro monseñor ha sido terminar la obra que dejó el obispo Agustín Valbuena y fortalecer la obra evangelizadora a través de la construcción de parroquias en toda la ciudad, corregimientos y veredas que están bajo la orden de la Diócesis”, señaló Paulina Ramírez.
LAS OBRAS DE LA MISIÓN
Todo el trabajo que brilla a través del crecimiento de la iglesia en Valledupar ha sido el esfuerzo de 16 años del monseñor Óscar José, quien cuando piensa en todo lo alcanzado solo expresa: ¡Cordero de Dios! o ¡Virgen Santísima! “Su trabajo ha sido incansable y nuestro compromiso con él es trabajar y trabajar por la misión encomendada de terminar las parroquias y por sobre todo esto tener lista la nueva catedral Santo Eccehomo. La catedral es signo de la vitalidad de la Iglesia, que se congrega entorno al obispo buscando la comunión y la participación del Cuerpo de Cristo.”, manifiesta Iver Alfonso De la Cruz, sacerdote encargado de la obra de la catedral.
El jefe de la iglesia Católica en la capital del Cesar le ha señalado a sus feligreses que el nuevo templo es el sueño de Diócesis de Valledupar y por este motivo llevará el nombre; Catedral Santo Ecce Homo.
“Dentro de los proyectos que tiene la Diócesis para el 2019, cuando se cumplen 50 años de existencia en Valledupar, está contar con una nueva catedral, porque la que tenemos actualmente (Nuestra Señora del Rosario) se construyó cuando Valledupar era un pueblo de 30.000 habitantes en la que pueden estar de 350 a 400 personas, pero insuficiente completamente”, asegura Vélez Isaza.
Pero no solo se ha preocupado por la construcción de la nueva catedral sino además la consecución de terrenos y construcción de nuevas parroquias en los barrios periféricos de Valledupar y en otros municipios de la Diócesis. Por esta razón en sus primeros 10 años consagró 14 nuevos templos para el servicio del culto divino y de la edificación de la comunidad cristiana.
Durante su ministerio en Valledupar ha ordenado 31 sacerdotes para el servicio de la Diócesis y ordenó al obispo Pablo Emiro Salas, sacerdote de nuestro presbiterio designado por el santo padre como obispo de El Espinal, Tolima.
Además, en obediencia a la conferencia de aparecida, organizó la gran misión diocesana en un quinquenio desde el 2009-2014, llegando con esta acción evangelizadora extraordinaria a todas las comunidades y personas de nuestra Diócesis. En el 2005 se creó la nueva diócesis de El Banco, donde la cabeza de la iglesia cedió las parroquias de Chimichagua y de Astrea a la nueva jurisdicción creada.
LOS 50 AÑOS DE LA DIÓCESIS
Solo basta mirar a los ojos a los feligreses, clero, presbíteros, cuerpo administrativo y a monseñor para reconocer que la celebración de los 50 años de la Diócesis será el acto que cambiará la historia para de la iglesia Católica de la capital del Cesar, porque será con la apertura de la edificación nunca antes vista en el departamento, inclusive, en la Región Caribe, por esa razón en la celebración que se realizará en agosto se reafirmará la fe y el amor por la religión católica.
Por este motivo el clero diocesano señala que no se puede tener una ciudad sin Dios, ni quieren barrios sin Dios, sino una ciudad que se convierta en un centro de unidad. “Este es nuestro sentir y el sentir de nuestro monseñor que es perfeccionista, emprendedor e incansable por lograr la misión encomendada”, dijo Paulina Ramírez Moreno.
MAIRA MANOSALVA / EL PILÓN
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