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20 de Julio

Más allá de la conmemoración del Grito de Independencia de 1810, el 20 de julio también es el día en que el país renueva su pacto institucional bajo la conducción del Congreso de la República.

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Más allá de la conmemoración del Grito de Independencia de 1810, el 20 de julio también es el día en que el país renueva su pacto institucional bajo la conducción del Congreso de la República. Para los historiadores, el 20 de julio fue el acontecimiento más importante en la historia de Colombia, pues desde entonces comenzó el proceso de independencia y el debilitamiento del imperio español.

Recuerdo que “20 de Julio” se llamó la cuerda de gallos finos de “Gasparito” Lubo, propietario de la gallería más afamada de la Costa Caribe, comparada en Riohacha con la cuerda de gallos “Coca Cola”, de propiedad de Germán Barros, y la gallería “San José”, de “Nayo” Sierra, en Maicao.

En La Guajira vienen a mi mente nombres de importancia en el juego del caballero, y que en la década de los 90 adquirieron gran renombre: Hermes Figueroa, Papi Cotes, José Eulises Orozco en Carraipia; los hermanos Duarte en Cotoprix; Che’ Amaya en Dibulla; Mingo Hernández en Papayal. En aquel entonces se destacó la cuerda de gallos proveniente del municipio de Barrancas, capital del carbón, representada por Saúl Brito y Andrés Ucros. En Fonseca: los hermanos Parodis, los hermanos Daza Reina, Hugo Romero y Toño Daza; en Distracción: Nando Brito; en San Juan: Checha Urbina y Jaimito Daza; en El Molino: Panchico y Beto Zabaleta; en Urumita: el doctor Alonso, Rafael Lucas Molina y Pachito Araujo; en La Jagua del Pilar: Kiko Ferreira; en La Paz: Elver Araujo, Julio y “El Negro” Morón.

Villanueva, por muchos años, fue templo del gallo fino en la Costa Caribe. Su mayor anfitrión fue don Enrique Orozco y Ezequiela Sánchez, dueños del famoso gallo giro “La Mesedora”, obsequiado por don “Checho Castro”, propietario de la cuerda de gallos “Canadá”. Este gallo mostró en la valla su cría y raza; en muchísimas riñas dominó a sus adversarios, ganando así renombre en toda la Costa Atlántica. Finalmente fue vencido en Sincelejo por un gallo gallino de propiedad de la cuerda La Amistad.

En el juego del gallero impera la palabra de un hombre aguerrido en el trabajo, honesto y serio a la hora de cumplir.

En La Guajira y el Atlántico, se encontraba a la cabeza “Gasparito” Lubo, quien gozaba de gran renombre y del cual solía sentirse orgulloso. Al igual que los anteriores, fueron galleros que hicieron historia en los años 90, cuando la pasión por el deporte de los gallos se vivía sin malicia ni avaricia, y donde la palabra del gallero infundía mucho respeto.

Por: Pedro Norberto Castro Araújo.

El Cuento de Pedro.

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