Homenaje póstumo Por Juan Rincón Vanegas [email protected] Las ilusiones en Patillal tienen nombre propio: José María Coronado Guerra, conocido “nacionalmente” como ‘Chema’ Guerra, porque por su mente desfila una figura femenina permitiendo que la inspiración le fluya más rápido que un viaje del viento por el desierto. ‘Chema’ es un personaje supremo de esos que […]
Homenaje póstumo
Por Juan Rincón Vanegas
[email protected]
Las ilusiones en Patillal tienen nombre propio: José María Coronado Guerra, conocido “nacionalmente” como ‘Chema’ Guerra, porque por su mente desfila una figura femenina permitiendo que la inspiración le fluya más rápido que un viaje del viento por el desierto. ‘Chema’ es un personaje supremo de esos que alegran la vida, así la tristeza lleve alguna ventaja.
En sus más de 50 canciones entre grabadas e inéditas, la mujer hace posible que desde el epicentro de su corazón entregue un mensaje donde el amor juega con los versos y a la vez impone un estilo único de enamorar y que a pesar del paso de los años sigue vigente.
Precisamente, hace unos días conoció a una joven que hizo que le revoloteara nuevamente la inspiración e hiciera la canción ‘Alondra’, donde ella está pintada de cuerpo entero, con su caminar que adorna las calles y con su voz que atrae hasta la mente cuando está ocupada. En los versos le pide que acoja su amor y que nunca vuele lejos.
No te vayas reina del alma
quédate aquí en Patillal.
Mi vida dime que sí,
que tú te quedas aquí.
Quédate aquí en Patillal
que esta es tu tierra natal.
Le imprimió tanto sentimiento a la canción, que hizo posible que los años retrocedieran y se pintara elevando cometas y tirando sus primeros piropos. Claro, que el nombre de la inspiradora no lo dijo: “Quieto. No se puede, eso es un secreto de Estado”.
Y entonces recalca: “Yo nací para entregar bellos mensajes a las mujeres, aunque muchas veces me han dicho que no, pero insisto y tampoco logro nada. Aunque no me creo mujeriego, al adorno de la vida, las mujeres, les he dedicado casi todo mi repertorio musical”. Entonces intentó realizar un censo de mujeres que han estado metidas en su vida y dice: “Son muchas, muchas en toda esta amplia región. Mi corazón toda la vida ha estado ocupado y esto ha sido la razón para componer las canciones. En total tuve 9 hijos con María de los Santos Mendoza y no hay datos de otros corregimientos. Actualmente vivo en Patillal, en casa de una hija”.
‘Chema’ Guerra, hace gala de una gran jocosidad que le permite alejar la tristeza de sus lares y en cambio ser el centro de atención en los lugares que visita frecuentemente y donde cuenta la historia de su vida que tiene mucha extensión de largo y de ancho.
Cuando se le pregunta a ‘Chema’ Guerra por la edad, dice que tiene 114 años, pero que la cédula le indica que son 81. “No creo que ese papel eche mentiras, como algunas que he dicho para conquistar”. Entonces tira la historia de la canción ‘La penca’, que es un recorrido largo y profundo “por ese bandidito que todavía pide comida y entonces tengo que decirle que se aquiete. Cálmate criatura”. Suelta una carcajada contagia a los presentes y después toca un nuevo tema.
El personaje de los hechos que nunca pasan de moda, de un momento a otro se pone triste, y es cuando declama una décima dedicada a la autora de sus días, Máxima Andrea Coronado. A sus mejillas las visitan las lágrimas, que deja correr libremente para luego atraparlas con su pañuelo. En esas frases mezcladas con nostalgia está el amor por una madre que no borra nada. Ella, sigue siendo su mayor orgullo.
Cuando habla de su canción ‘Compadre querido’, grabada por Diomedes Díaz y la orquesta Dimensión Latina, deja a un lado todos los ‘arremuescos’ y se llena de felicidad porque entra a contar un suceso que lo hizo famoso y donde a una mujer de nombre Esperanza le soltó toda su artillería para que cayera en sus brazos, pero perdió la partida.
Esperanza de mi vida
no me vayas a matar
como queda Patillal,
si se muere ‘Chema’ Guerra,
y eso a ti te daría pena
no me vayas a matar.
Después de cantar en voz alta su tema dice que “mi compadre Nelson Celedón me sirvió de paño de lágrimas para desahogarme de la traga que tenía y que estuvo a punto de matarme. La solución fue tomarme unos tragos ‘gorriaditos’ que son los más sabrosos, para poder olvidarla. La verdad, es que el nombre se lo cambié porque es cosa delicada. Ella nunca me aceptó a pesar de la canción y todos los detalles juntos. Quedamos como amigos”.
Ante la insistencia del nombre de la mujer por la cual sufrió mucho y que produjo esa famosa canción, manifestó que era profesora, pero no dijo el pueblo, ni el nombre del colegio.
Oiga compadre vamo’ a bebé
yo quiero que usted me brinde un trago
y explíqueme cómo hago para olvidá esa mujer
cuando no la puedo ver me quiere matá’ el guayabo
y explíqueme cómo hago para olvidá esa mujer.
Mire compadre aquí tiene el trago
y me perdona que se lo diga,
Usté está martirizado
y ella se encuentra tranquila.
¡Ay!…yo he visto mujeres
llorando un cariño
lloran como un niño
sin quién las consuele,
son cosas que duelen
compadre querido.
Por esa hembra es cosa que sufro
y si me muero no hay que pensarle
y el que muere por su gusto
hasta la muerte le sabe.
Ay! que nadie me guarde luto
que no me lloren compadre
y el que muere por su gusto
hasta la muerte le sabe
Explíqueme como hago
para olvidá esa mujer
para olvidá esa mujer
explíqueme cómo hago,
para olvida esa mujer.
Sentado en una inmensa piedra de una de las calles de Patillal, narró el inmenso amor que le tiene a su pueblo, donde nació el siete de julio de 1929 y donde comenzó a versear con su hermano Pedro Miguel. “Tenía 12 años, era bien avispado y mi hermano me animó para que saliera adelante como compositor porque notaba en mí habilidades, y no se equivocó. El tiempo le dio la razón y no me arrepiento de haber tomado este camino”.
A pesar de sus quebrantos de salud, ‘Chema’ Guerra sigue siendo un hombre lleno de bondad, de humildad, de cariño, de fe y de grandes ilusiones que han hecho posible que le siga cantando a la luna patillalera y que nunca borre de su mente a aquellas mujeres que pudo acostar en el pentagrama de la música vallenata para ser un protagonista orgullo de su estirpe.
Nota. Crónica publicada en la revista del XXII Festival Tierra de Compositores de Patillal. La entrevista al desaparecido compositor se realizó el 28 de noviembre de 2010.
Homenaje póstumo Por Juan Rincón Vanegas [email protected] Las ilusiones en Patillal tienen nombre propio: José María Coronado Guerra, conocido “nacionalmente” como ‘Chema’ Guerra, porque por su mente desfila una figura femenina permitiendo que la inspiración le fluya más rápido que un viaje del viento por el desierto. ‘Chema’ es un personaje supremo de esos que […]
Homenaje póstumo
Por Juan Rincón Vanegas
[email protected]
Las ilusiones en Patillal tienen nombre propio: José María Coronado Guerra, conocido “nacionalmente” como ‘Chema’ Guerra, porque por su mente desfila una figura femenina permitiendo que la inspiración le fluya más rápido que un viaje del viento por el desierto. ‘Chema’ es un personaje supremo de esos que alegran la vida, así la tristeza lleve alguna ventaja.
En sus más de 50 canciones entre grabadas e inéditas, la mujer hace posible que desde el epicentro de su corazón entregue un mensaje donde el amor juega con los versos y a la vez impone un estilo único de enamorar y que a pesar del paso de los años sigue vigente.
Precisamente, hace unos días conoció a una joven que hizo que le revoloteara nuevamente la inspiración e hiciera la canción ‘Alondra’, donde ella está pintada de cuerpo entero, con su caminar que adorna las calles y con su voz que atrae hasta la mente cuando está ocupada. En los versos le pide que acoja su amor y que nunca vuele lejos.
No te vayas reina del alma
quédate aquí en Patillal.
Mi vida dime que sí,
que tú te quedas aquí.
Quédate aquí en Patillal
que esta es tu tierra natal.
Le imprimió tanto sentimiento a la canción, que hizo posible que los años retrocedieran y se pintara elevando cometas y tirando sus primeros piropos. Claro, que el nombre de la inspiradora no lo dijo: “Quieto. No se puede, eso es un secreto de Estado”.
Y entonces recalca: “Yo nací para entregar bellos mensajes a las mujeres, aunque muchas veces me han dicho que no, pero insisto y tampoco logro nada. Aunque no me creo mujeriego, al adorno de la vida, las mujeres, les he dedicado casi todo mi repertorio musical”. Entonces intentó realizar un censo de mujeres que han estado metidas en su vida y dice: “Son muchas, muchas en toda esta amplia región. Mi corazón toda la vida ha estado ocupado y esto ha sido la razón para componer las canciones. En total tuve 9 hijos con María de los Santos Mendoza y no hay datos de otros corregimientos. Actualmente vivo en Patillal, en casa de una hija”.
‘Chema’ Guerra, hace gala de una gran jocosidad que le permite alejar la tristeza de sus lares y en cambio ser el centro de atención en los lugares que visita frecuentemente y donde cuenta la historia de su vida que tiene mucha extensión de largo y de ancho.
Cuando se le pregunta a ‘Chema’ Guerra por la edad, dice que tiene 114 años, pero que la cédula le indica que son 81. “No creo que ese papel eche mentiras, como algunas que he dicho para conquistar”. Entonces tira la historia de la canción ‘La penca’, que es un recorrido largo y profundo “por ese bandidito que todavía pide comida y entonces tengo que decirle que se aquiete. Cálmate criatura”. Suelta una carcajada contagia a los presentes y después toca un nuevo tema.
El personaje de los hechos que nunca pasan de moda, de un momento a otro se pone triste, y es cuando declama una décima dedicada a la autora de sus días, Máxima Andrea Coronado. A sus mejillas las visitan las lágrimas, que deja correr libremente para luego atraparlas con su pañuelo. En esas frases mezcladas con nostalgia está el amor por una madre que no borra nada. Ella, sigue siendo su mayor orgullo.
Cuando habla de su canción ‘Compadre querido’, grabada por Diomedes Díaz y la orquesta Dimensión Latina, deja a un lado todos los ‘arremuescos’ y se llena de felicidad porque entra a contar un suceso que lo hizo famoso y donde a una mujer de nombre Esperanza le soltó toda su artillería para que cayera en sus brazos, pero perdió la partida.
Esperanza de mi vida
no me vayas a matar
como queda Patillal,
si se muere ‘Chema’ Guerra,
y eso a ti te daría pena
no me vayas a matar.
Después de cantar en voz alta su tema dice que “mi compadre Nelson Celedón me sirvió de paño de lágrimas para desahogarme de la traga que tenía y que estuvo a punto de matarme. La solución fue tomarme unos tragos ‘gorriaditos’ que son los más sabrosos, para poder olvidarla. La verdad, es que el nombre se lo cambié porque es cosa delicada. Ella nunca me aceptó a pesar de la canción y todos los detalles juntos. Quedamos como amigos”.
Ante la insistencia del nombre de la mujer por la cual sufrió mucho y que produjo esa famosa canción, manifestó que era profesora, pero no dijo el pueblo, ni el nombre del colegio.
Oiga compadre vamo’ a bebé
yo quiero que usted me brinde un trago
y explíqueme cómo hago para olvidá esa mujer
cuando no la puedo ver me quiere matá’ el guayabo
y explíqueme cómo hago para olvidá esa mujer.
Mire compadre aquí tiene el trago
y me perdona que se lo diga,
Usté está martirizado
y ella se encuentra tranquila.
¡Ay!…yo he visto mujeres
llorando un cariño
lloran como un niño
sin quién las consuele,
son cosas que duelen
compadre querido.
Por esa hembra es cosa que sufro
y si me muero no hay que pensarle
y el que muere por su gusto
hasta la muerte le sabe.
Ay! que nadie me guarde luto
que no me lloren compadre
y el que muere por su gusto
hasta la muerte le sabe
Explíqueme como hago
para olvidá esa mujer
para olvidá esa mujer
explíqueme cómo hago,
para olvida esa mujer.
Sentado en una inmensa piedra de una de las calles de Patillal, narró el inmenso amor que le tiene a su pueblo, donde nació el siete de julio de 1929 y donde comenzó a versear con su hermano Pedro Miguel. “Tenía 12 años, era bien avispado y mi hermano me animó para que saliera adelante como compositor porque notaba en mí habilidades, y no se equivocó. El tiempo le dio la razón y no me arrepiento de haber tomado este camino”.
A pesar de sus quebrantos de salud, ‘Chema’ Guerra sigue siendo un hombre lleno de bondad, de humildad, de cariño, de fe y de grandes ilusiones que han hecho posible que le siga cantando a la luna patillalera y que nunca borre de su mente a aquellas mujeres que pudo acostar en el pentagrama de la música vallenata para ser un protagonista orgullo de su estirpe.
Nota. Crónica publicada en la revista del XXII Festival Tierra de Compositores de Patillal. La entrevista al desaparecido compositor se realizó el 28 de noviembre de 2010.