Valledupar ha sido durante años una ciudad admirada por su vegetación exuberante, su limpieza urbana y el ambiente acogedor de sus parques y avenidas. Esa imagen positiva que muchos visitantes destacan —y que sus propios habitantes celebran con orgullo— ha sido parte esencial del relato que construimos como ciudad: la de una “Sorpresa del Caribe” limpia, verde y organizada. Sin embargo, ¿esa imagen coincide hoy con nuestra realidad cotidiana?
Esa es la pregunta que empieza a abordarse con seriedad a partir de las Mesas de Diálogo y Técnicas iniciadas el pasado 4 de julio, con la Mesa Ampliada del Árbol celebrada en las instalaciones de EL PILÓN. Este primer paso no solo reunió a instituciones públicas, empresas de servicios, academia y organizaciones sociales, sino que marcó un cambio de tono y de rumbo: dejar de quejarnos y comenzar a planificar colectivamente una ciudad más ordenada, limpia y ambientalmente responsable.
En esa jornada, más que discursos, hubo 27 propuestas técnicas y comunitarias para enfrentar de forma realista los problemas que nos aquejan: puntos críticos de basura, arbolado mal cuidado, escombros arrojados sin control y deterioro de espacios públicos. Allí estuvieron presentes la Alcaldía de Valledupar (con los secretarios de Gobierno y Medio Ambiente), las empresas Aseo del Norte y Afinia, universidades como la Fundación Universitaria del Área Andina y la UDES, líderes ambientales, comunales, veedores y fundaciones ambientales.
Desde los Vocales de Control de Servicios Públicos, celebro este espacio porque muestra cómo el control ciudadano puede ser propositivo y técnico a la vez. Aquí no se trata de señalar culpables, sino de activar responsabilidades compartidas. La limpieza de la ciudad, la gestión del arbolado y el control de residuos no dependen únicamente de la administración municipal. Dependen de ti, de mí, de todos nosotros.
¿Orgullo verde… o contradicción ambiental?
Valledupar ha sido reconocida como “Ciudad Bosque” y hasta recibió el título de Municipio Verde de Colombia. Sin embargo, en las últimas inspecciones se han identificado al menos 42 puntos críticos de residuos sólidos, incluyendo botaderos ilegales de basura y escombros en separadores viales y zonas verdes.
¿De qué sirve plantar árboles si al lado arrojamos residuos mal manejados? ¿Cómo aspiramos a atraer turismo o inversión si nuestros parques están sucios o los jardines públicos descuidados? ¿Qué clase de ejemplo le damos a las nuevas generaciones si normalizamos que nuestras calles parezcan botaderos de basura a cielo abierto?
El Plan de Manejo del Arbolado Urbano (PMAU), construido en 2017 con apoyo de USAID y participación ciudadana, nos dejó una hoja de ruta clara para conservar nuestro patrimonio verde. Pero no basta con tener el plan archivado. Urge retomar sus lineamientos, actualizar el inventario arbóreo, fortalecer los viveros y educar en cultura ambiental desde las escuelas y hogares.
Las normas existen: ¿quién las cumple?
Aunque contamos con leyes claras —como el Código Nacional de Seguridad y Convivencia, y más recientemente el Decreto municipal 507 de 2024— que permiten sancionar a quienes botan basura o hacen podas sin control, la realidad es que las normas no bastan si no se cumplen. La Alcaldía puede imponer desde amonestaciones y cursos pedagógicos hasta multas o incluso recuperar el espacio público por la fuerza. Pero, aun así, los problemas persisten. Hoy en Valledupar hay cerca de 42 puntos críticos de acumulación de residuos y escombros que afectan la salud, contaminan fuentes hídricas y dañan la imagen de ciudad limpia y verde que muchos defendemos con orgullo. Talas sin permiso, podas mal manejadas y basura en separadores viales se siguen viendo a diario, como si no pasara nada. No es falta de normas: es falta de conciencia y de voluntad ciudadana para cumplirlas.
Por eso, el llamado es directo: si amas a Valledupar, no la ensucies. Si te enorgullece su sombra y su frescura, cuida sus árboles. Si quieres espacios limpios para tus hijos, empieza por tu cuadra.
La corresponsabilidad sí se puede
El camino para lograr una ciudad limpia, verde y ordenada no es un sueño romántico, es un reto técnico, cultural y político. Y va más allá de una administración o una empresa prestadora de servicios: requiere voluntad ciudadana, organización comunitaria, veeduría y educación continua.
Como ciudadanos y comunidad organizada, seguiremos promoviendo estos espacios de participación, formación y vigilancia activa. Las Mesas Técnicas y de Diálogo seguirán desarrollándose con más actores, porque la sostenibilidad urbana solo es posible si se construye desde abajo hacia arriba, con la comunidad como protagonista.
El próximo 11 de julio, Día del Usuario de los Servicios Públicos, será una oportunidad para enviarle un mensaje claro a Valledupar: sí es posible una ciudad más limpia, verde y ordenada… si todos asumimos el compromiso.
Gracias a quienes participaron y especialmente a EL PILÓN, por abrir sus puertas a este proceso. El periodismo que se involucra en los temas ciudadanos, también siembra futuro.
Por: Erney Galván Rodríguez
Vocal de Control de Servicios Públicos – Valledupar











