MEDIO AMBIENTE

Valledupar podría convertir al río Guatapurí en destino sostenible con sello Bandera Azul: ¿de qué se trata?

La bandera azul, estándar internacional de calidad ambiental y seguridad en cuerpos de agua, podría convertirse en un nuevo sello para los balnearios de Valledupar. Como ejemplo, playas certificadas en Santa Marta y la experiencia de sus comunidades revelan los pasos y compromisos necesarios para obtener este reconocimiento.

Zona de intervención ambiental en la margen derecha del río Guatapurí, donde Corpocesar y la Gobernación del Cesar destinan recursos para la reducción de riesgos y reforestación.

Zona de intervención ambiental en la margen derecha del río Guatapurí, donde Corpocesar y la Gobernación del Cesar destinan recursos para la reducción de riesgos y reforestación.

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Valledupar también es reconocida por su río Guatapurí y el balneario Hurtado, uno de los sitios turísticos más visitados de la ciudad, así como por los diferentes afluentes que provienen de la Sierra Nevada de Santa Marta, que adornan el paisaje de la región al punto de ser escenarios de diferentes producciones audiovisuales de música vallenata e inspiración para compositores, pintores y poetas.

No obstante, ante la necesidad mundial del turismo sostenible, surge la posibilidad de certificar los balnearios ribereños de la ciudad bajo el programa Bandera Azul (más conocido por su nombre en inglés, Blue Flag), liderado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), bajo los criterios de la Fundación para la Educación Ambiental desde Dinamarca.

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Esta organización exige diversos estudios técnicos para validar la calidad ambiental, la seguridad y la gestión responsable en cuerpos de agua de uso recreativo. Colombia cuenta con nueve playas costeras certificadas, especialmente en el Caribe, que, aunque son otro tipo de cuerpo de agua, sirven como referencia para la ruta que incluso el Cesar podría seguir.

Primera certificación en Colombia

La primera playa certificada fue Bello Horizonte, en Santa Marta (Magdalena), bajo la concesión del hotel Zuana, el cual está por cumplir siete años renovando la certificación. EL PILÓN dialogó con Silvia Escobar, gerente de operaciones del reconocido hospedaje, quien ha recorrido los ríos Guatapurí y Badillo, y asegura que en estos espacios de recreación también se pueden replicar buenas prácticas ambientales.

 Silvia Escobar, gerente de operaciones del Hotel Zuana, explica cómo lograron el certificado en la playa Bello Horizonte y qué prácticas se pueden replicar en Valledupar.                                     / FOTO: EL PILÓN. 

“Yo le daría una recomendación muy especial al Valle, al que amo y conozco, para sus ríos: comprometerse con las buenas prácticas —educación al usuario, limpieza, conservación, no extraer fauna que es para mantener los ríos, agilizar reciclaje, caracterización del agua y controlar vertimientos de aguas residuales—”, expresó Escobar. 

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“En nuestro caso hemos recogido alrededor de 3.000 kilos de basura desde que tenemos la certificación, hacemos liberación de tortugas y desarrollamos educación ambiental para niños, adolescentes y adultos”, agregó Escobar, formada en Turismo. Además, precisó que la concesión no implica que la playa de casi un kilómetro sea privada, sigue siendo pública, pero el hotel tiene “un compromiso con la conservación, educación y sostenibilidad”, aportando salvavidas, pasarelas y sillas anfibias para personas con movilidad reducida.

Primeros pasos para la sostenibilidad

Escobar considera que, independientemente de la certificación Bandera Azul, estas acciones constituyen la base para un turismo responsable y pueden ser los primeros pasos para cuerpos de agua dulce, una certificación que aún sería inédita en Colombia. Así lo explicó Roxana Nieto, coordinadora de certificaciones Bandera Azul en la Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (Acodal).

Roxana Nieto, coordinadora de la certificación Bandera Azul en Colombia, explica que Valledupar debe fortalecer la articulación entre comunidad, gremios y autoridades para lograr este importante estándar.                                                     / FOTO: EL PILÓN. 

“La bandera azul es una certificación de reconocimiento internacional que acredita y reconoce que un cuerpo de agua de uso recreativo cumple unos criterios de seguridad, servicios, calidad del agua, educación e información ambiental y gestión ambiental. Actualmente, tenemos ocho banderas azules en playas costeras, en litorales, y en el mundo hay alrededor de 5.000 banderas”, declaró. 

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Otra de las playas certificadas es Playa Blanca, donde la misma comunidad que ofrece los servicios turísticos se organizó para lograr uno de los espacios más cuidados de la capital magdalenense. “Los prestadores de servicios turísticos se han organizado, se autorregulan, se apoyan con la institucionalidad. Esa es la primera clave que podría aplicarse en Valledupar: la organización local, hacer mesas técnicas y trabajar con las entidades para lograr el objetivo”, explicó Nieto.

La importancia de la comunidad

La experta mencionó la importancia de protocolos de seguridad, con rescatistas para proteger a los bañistas y delimitar las zonas para actividades deportivas en el agua. “Una vez se contacten con Acodal (Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental), se inicia este proceso”, concluyó.

El fenómeno El Niño no ha terminado. /FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

El fenómeno El Niño no ha terminado. /FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

Río Guatapurí debe ser recuperado ambientalmente. /FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

Eliesit Caballero es la veedora de los procesos en este balneario y explicó a EL PILÓN cómo es la participación comunitaria en este caso: “El proceso es público-comunitario. Las autoridades del distrito dan una parte y nosotros como comunidad damos otra”, dijo. Es decir, la comunidad se encarga de la limpieza, el pago a aseadores y la organización de los aportes económicos de vendedores y prestadores de servicios. Todos estos procesos son supervisados por la Alcaldía y acompañados por la Dirección Marítima.

Al preguntarle a Caballero si otros territorios pueden lograr este modelo, aseguró: “Cuando tú te apropias de lo tuyo, sacas las cosas adelante”. Sin embargo, para esto, la calidad del agua es fundamental. Roxana Nieto señala que Valledupar “debe empezar a verificar la calidad del agua, identificar posibles fuentes de contaminación como vertimientos irregulares y gestionar residuos sólidos”. 

Retos

Y precisamente este es uno de los retos más importantes que tiene la capital del Cesar: la grave situación de contaminación y degradación ambiental del río Guatapurí, según la sentencia emitida por el Tribunal Administrativo del Cesar el 26 de septiembre de 2022 y ratificada por el Consejo de Estado en diciembre de 2024. Esta ordena a la Alcaldía de Valledupar y a la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar) iniciar con urgencia la recuperación y descontaminación de la cuenca hidrográfica del ‘rey del valle’.

Las autoridades han verificado la presencia permanente de residuos de construcción y demolición, desvío del río, ocupación del cauce, falta de cultura ciudadana, así como vertimientos de aguas residuales y otros desechos que alteran el equilibrio del afluente. Por lo tanto, insta a otras entidades públicas a contribuir en la solución de este problema socioambiental.

Por Andrea Guerra Peña. IG: @andreaguerraperiodista

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