El sombrero es el símbolo nacional de Colombia en cualquier parte del mundo, en Valledupar también se respetan la tradición al auténtico sombre vueltiao.
El sombrero es el símbolo nacional de Colombia en cualquier parte del mundo, en Valledupar también se respetan la tradición al auténtico sombre vueltiao.
Se conoce este sombrero un elemento típico de las sabanas costeras del Caribe colombiano, principalmente en la región del río Sinú, más exactamente de la población indígena de Tuchín, corregimiento de San Andrés de Sotavento, departamento de Córdoba.
El sombrero se fabrica de las hojas secas de la caña flecha, palma cultivada en la región. Debe su nombre a las vueltas de tejido que lo constituyen, tanto del ala como de la copa, en esta artesanía la trenza se hace con pares o pies de delgadas fibras. El más barato es el quinciano, que tiene 15 pares (30 fibras); dentro de los finos se encuentran el 19 que cuenta con 38 fibras y el 21 de 42 fibras. Como todas las trenzas tienen el mismo ancho, la textura del sombrero fino (que tiene más fibras) es suave al tacto y permite doblarlo sin que se quiebren las fibras.
Osnaider Polo es proveniente de la etnia Zenú, hijo de San Andrés de Sotavento y comenzó a tejer desde los 7 años, cuando observó la importancia y lo llamativo que es el sombrero ante el mundo, además porque este es “un legado de familia”.
Según el joven artesano de 23 años, en la capital del Cesar los mejores compradores son los turistas, quienes son seguidores de las artesanías y sobre todo la marca, así le llaman los expertos de la materia a la cinta donde imprimen el nombre del dueño; el precio del vueltiao oscila entre 25, 50 o hasta 550 mil pesos que es uno de los más caro, debido a su finura y trabajo.
La polémica e inconvenientes escuchados en días anteriores con el tema de los sombreros chinos, acabó, dijo Osnaider, quien agregó que “esos son sombreros de un material como plástico, nada comparado al original de Córdoba”, asegurando que en el precio se siente la diferencia; el chino está entre 20 y 30 mil pesos.
El origen
Los orígenes del sombrero vueltiao parten desde la caña flecha, una planta parecida a la caña de azúcar, pero más delgada, tanto su tallo, como las hojas, la caña flecha es la vena interior que tiene la hoja, esa vena los indígenas la sacan, la pulen y dependiendo de su finura es utilizada para los diferente artículos.
Los primeros productos en derivar de la caña fecha fueron los sombreros, pero con el paso del tiempo, los artesanos han hecho su utilidad mayor, realizando accesorios para damas o caballeros, y artículos de adornos para el hogar.
La estructura de un sombrero vueltiao es la siguiente: primero la plantilla, sigue la encopadura con cuatro vueltas gruesas y pintas, después la vuelta de abajo que lleva dos negras y las cuatro alas, luego, la vuelta del medio y la última, donde se le torna el ribete para dar punto y aparte a la estructura.
El sombrero es el símbolo nacional de Colombia en cualquier parte del mundo, en Valledupar también se respetan la tradición al auténtico sombre vueltiao.
El sombrero es el símbolo nacional de Colombia en cualquier parte del mundo, en Valledupar también se respetan la tradición al auténtico sombre vueltiao.
Se conoce este sombrero un elemento típico de las sabanas costeras del Caribe colombiano, principalmente en la región del río Sinú, más exactamente de la población indígena de Tuchín, corregimiento de San Andrés de Sotavento, departamento de Córdoba.
El sombrero se fabrica de las hojas secas de la caña flecha, palma cultivada en la región. Debe su nombre a las vueltas de tejido que lo constituyen, tanto del ala como de la copa, en esta artesanía la trenza se hace con pares o pies de delgadas fibras. El más barato es el quinciano, que tiene 15 pares (30 fibras); dentro de los finos se encuentran el 19 que cuenta con 38 fibras y el 21 de 42 fibras. Como todas las trenzas tienen el mismo ancho, la textura del sombrero fino (que tiene más fibras) es suave al tacto y permite doblarlo sin que se quiebren las fibras.
Osnaider Polo es proveniente de la etnia Zenú, hijo de San Andrés de Sotavento y comenzó a tejer desde los 7 años, cuando observó la importancia y lo llamativo que es el sombrero ante el mundo, además porque este es “un legado de familia”.
Según el joven artesano de 23 años, en la capital del Cesar los mejores compradores son los turistas, quienes son seguidores de las artesanías y sobre todo la marca, así le llaman los expertos de la materia a la cinta donde imprimen el nombre del dueño; el precio del vueltiao oscila entre 25, 50 o hasta 550 mil pesos que es uno de los más caro, debido a su finura y trabajo.
La polémica e inconvenientes escuchados en días anteriores con el tema de los sombreros chinos, acabó, dijo Osnaider, quien agregó que “esos son sombreros de un material como plástico, nada comparado al original de Córdoba”, asegurando que en el precio se siente la diferencia; el chino está entre 20 y 30 mil pesos.
El origen
Los orígenes del sombrero vueltiao parten desde la caña flecha, una planta parecida a la caña de azúcar, pero más delgada, tanto su tallo, como las hojas, la caña flecha es la vena interior que tiene la hoja, esa vena los indígenas la sacan, la pulen y dependiendo de su finura es utilizada para los diferente artículos.
Los primeros productos en derivar de la caña fecha fueron los sombreros, pero con el paso del tiempo, los artesanos han hecho su utilidad mayor, realizando accesorios para damas o caballeros, y artículos de adornos para el hogar.
La estructura de un sombrero vueltiao es la siguiente: primero la plantilla, sigue la encopadura con cuatro vueltas gruesas y pintas, después la vuelta de abajo que lleva dos negras y las cuatro alas, luego, la vuelta del medio y la última, donde se le torna el ribete para dar punto y aparte a la estructura.