Días atrás se desarrolló en la ciudad de Cartagena la convención de ASOBANCARIA, en la que conferencistas nacionales e internacionales, representantes del sector privado y del Gobierno Nacional tuvieron la oportunidad de presentar sus apreciaciones sobre la coyuntura del país y la situación del sector financiero colombiano.

El clima general vivido en el Centro de Convenciones de Cartagena, era de desesperanza y de pobres perspectivas con lo que puede devenir a la economía nacional. Y las cifras son contundentes: con respecto al primer trimestre de 2023, el crecimiento del PIB del primer trimestre de 2024 creció 0.7 %, la inversión se desploma 13,4 %, el gasto de consumo de los hogares apenas crece 0,4 % y las importaciones caen 12,9 %. El mismo ministro de Hacienda manifestó que, a mayo de 2024, el recaudo de la DIAN está 12,3 % por debajo de la meta, lo que significa un faltante de 15 billones de pesos.

Desde una perspectiva sectorial, se evidenció la crisis por la que atraviesa el sector de vivienda con una caída de 27% de iniciaciones con corte a abril de 2024. También generó preocupación las cifras de envejecimiento de la población en el país que pronostican que pasaremos de 5 de cada 100 colombianos adultos mayores en 1961 a 15 de cada 100 adultos mayores en 2024 y 26 de cada 100 adultos mayores en 2050, hecho que plantea retos enormes en atención en salud, en pago de pensiones, en sensibilización en el trato y ajustes en condiciones de accesibilidad.

En nuestra ciudad la situación no es muy diferente; la Encuesta de Percepción Ciudadana realizada por Valledupar Cómo Vamos refleja el hecho de que 28 % de los hogares de la ciudad ha visto empeorar su situación económica el último año, uno de cada dos vallenatos se siente pobre y solo 27 % de los encuestados se siente optimista frente a la situación económica futura de la ciudad.

Sin embargo, frente a la pesadumbre no tenemos más opción que trabajar como sociedad en contribuir al desarrollo social y al crecimiento económico y procurar reducir los niveles de desconfianza que se ciernen sobre nuestro país y sobre nuestra economía. En este esfuerzo, el sector bancario, anfitrión del evento, insistió en su papel determinante en servir de puente entre las actividades productivas y los recursos de crédito que sirvan de soporte para las actividades desarrolladas en los sectores agropecuarios y las de MiPymes, así como en la implementación de estrategias que aumenten la inclusión financiera.

Es imperativo que la sociedad civil exija corte de cuentas a los gobiernos nacional y territoriales para que estos propongan opciones de impacto para la reactivación que requiere el país. La infraestructura y vivienda son los sectores clave para iniciar ese camino de recuperación. En particular, quedó evidenciada la necesidad de invertir recursos en acceso a agua potable que reduzcan las brechas entre áreas rurales y urbanas, así como inversiones en el tratamiento de aguas residuales que disminuyan la contaminación de ecosistemas. 

El Gobierno nacional propuso superar el actual estancamiento con acciones dirigidas a partir de mayor gasto mediante la modificación de la regla fiscal, aumento del financiamiento de proyectos verdes mediante el incremento de impuestos al carbono, implementación de beneficios tributarios para la generación de energía a través de fuentes alternativas e incentivos en los sectores de agricultura, turismo y servicios digitales. La ciudadanía espera mejoras sustanciales en su calidad de vida, lo que exige decisión y voluntad de actuar ya. Optimismo, resolución y cooperación entre los sectores público y privados pueden ser la clave para salir de la desesperanza que cubre el horizonte del país. Solo la esperanza en un mañana mejor puede mantenernos firmes en el camino hacia la recuperación, aun cuando el futuro se perciba oscuro e incierto.

Por Miguel Villazón Blay, Director Ejecutivo Valledupar Cómo Vamos.