EDITORIAL

Una ‘guerra fría’ que congela negocios en la región

Hasta el momento no ha habido un solo disparo desde que se conocieron las amenazas militares desde Estados Unidos hacia Venezuela. Sin embargo, la incertidumbre sobre un eventual enfrentamiento ya comenzó a generar consecuencias en regiones como el Cesar y La Guajira.

Una ‘guerra fría’ que congela negocios en la región

Una ‘guerra fría’ que congela negocios en la región

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Hasta el momento no ha habido un solo disparo desde que se conocieron las amenazas militares desde Estados Unidos hacia Venezuela. Sin embargo, la incertidumbre sobre un eventual enfrentamiento ya comenzó a generar consecuencias en regiones como el Cesar y La Guajira.

Por ejemplo, una pareja de esposos, procedentes del departamento de Sucre, había llegado dispuesta a comprar una finca en las estribaciones de la serranía del Perijá, ya tenían acordado precio y forma de pago, pero de repente cambiaron de decisión en razón a que los asusta lo que pueda pasar entre Estados Unidos y Venezuela. Igual sucedió en el corregimiento de Las Pitillas, jurisdicción del municipio de San Diego, donde un proyecto privado encaminado a desarrollar una granja agrícola, con una inversión cercana a los $200,000.000 se quedó paralizado por el mismo temor.

Estos dos casos son solo una muestra de cómo la situación que se vive entre Venezuela y el país del norte afectan la economía y muchos otros aspectos de nuestros territorios, los que en teoría nada tienen que ver con el asunto, pero que en el terreno la realidad es otra.

La ubicación geográfica del Cesar, situado en la frontera colombo-venezolana, lo pone en una difícil situación. Por un lado, es inevitable que sea utilizado como retaguardia criminal de grupos armados ilegales debido a todo el mercado negro que se mueve en esa zona, y por otra parte, los alcances de una posible acción militar estadounidense. Esos dos factores convierten a los territorios fronterizos en escenarios de especulación, vulnerabilidad y que no brindan garantías a pequeños y grandes inversionistas tanto a los locales como a los que vienen desde otras partes del país.

Frente a todo ello, el principal problema es el desconocimiento o falta de información clara y precisa que deriva en llevar a la gente al terreno movedizo de las especulaciones. Mientras en los titulares de prensa se habla de operaciones en el Caribe y amenazas desde Washington, en los pueblos del Cesar se vive con la ansiedad de lo que pueda pasar mañana. Sin certezas, sin explicaciones, sin protección real, al tiempo que se paralizan o funcionan a medias muchos renglones de la economía.

Lo cierto es que, muy a pesar de que esas decisiones se tomen a miles de kilómetros, sus consecuencias se sienten con fuerza en territorios como el Cesar y es ahí donde la radica la necesidad de buscar mecanismos institucionales que le brinden garantías y confianza a los actores de los renglones productivos de la región.

Al igual que otros medios de comunicación, EL PILÓN ha abordado el tema con análisis y opiniones de expertos sobre las incidencias puntuales que ese conflicto internacional tendría o tiene en el Cesar, lo cual permite comprender y tener una visión más clara de la situación, pero eso no es suficiente, se necesita que el aparato estatal tanto local como nacional tengan la capacidad de articularse para generar confianza en la gente de nuestras regiones.

Adicional, los discursos de paz y desarrollo de los gobiernos obligatoriamente deben traducirse en inversiones concretas en infraestructura y seguridad para no dejarles opciones a los grupos armados ilegales de reagruparse y fortalecer sus negocios. “Y es ahí donde la política nacional y regional se juega su credibilidad, tal es la de demostrar que es posible transformar una difícil coyuntura geopolítica en un proyecto territorial sostenible”, afirma, en su análisis, el magíster en Geopolítica, Juan David Otálora Sechague.

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