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Opinión - 10 octubre, 2024

Una bocada de aire para una Sede que se asfixia

El representante estudiantil Luis Rabelo destaca los desafíos que enfrenta la Universidad Nacional de Colombia, Sede de La Paz, tras su inauguración. Esta es la tercera de tres columnas de opinión.

Boton Wpp

El terreno y los recursos necesarios para la construcción de la primera fase del Plan Maestro de Infraestructura de la Universidad Nacional de Colombia Sede de La Paz fueron asignados por la Gobernación del Cesar en respuesta al llamado realizado por la sociedad cesarense, dirigentes políticos, sector privado y egresados de la misma sobre la necesidad e importancia de que el departamento del Cesar acogiera la sede. Dentro de estos llamados, es menester destacar “La marcha del ladrillo”, en la cual participaron todos los actores anteriormente mencionados y que fue liderada por el alcalde de La Paz de ese momento y actual, Wilson Rincón. Saliendo de este mismo municipio hasta el terreno que fue donado por la Gobernación, una vez ahí, con los ladrillos que llevaron los participantes, construyeron una pared que enviaba un mensaje claro: aquí se tiene que construir la sede de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe continental (en ese momento la sede iba a llevar ese nombre).

La unión en la sociedad cesarense fue de tal magnitud que Rodolfo Quintero Romero (uno de los gestores de la sede y egresado de la universidad) manifestó en una columna de opinión publicada en este mismo medio, en el año 2012, que: 

Los asistentes al foro realizado en los salones de la Asamblea Departamental para apoyar la sede Caribe Continental de la Universidad Nacional coinciden en afirmar que una reunión con tantos y diversos líderes políticos, gremiales y cívicos, unidos por una causa común, no se veía desde los tiempos de la campaña para crear el departamento del Cesar. 

En un ambiente emotivo, impregnado del espíritu de septiembre de 1962, se ratificó el apoyo al proyecto original de construcción del campus universitario en el municipio de La Paz, se organizó el Comité Regional pro Universidad Nacional y se redactó un mensaje al presidente Santos solicitándole una cita para pedirle su público respaldo. 

Después de años de retrasos y adiciones presupuestales, gracias a la presión y veeduría ejercida por miembros de la sociedad civil, la Contraloría y algunos dirigentes políticos de la región, en septiembre de 2018 fue entregada la primera fase del campus de la Universidad Nacional de Colombia sede de La Paz (la novena sede y la única sede en el Caribe colombiano continental). 

La llegada de la mejor universidad pública del país a un departamento con una cobertura de educación superior que está muy por debajo de la media nacional, así como un área metropolitana donde el acceso a la educación superior estaba centralizado en el municipio núcleo (Valledupar), se convirtió en un faro de luz para alejar a los jóvenes más vulnerables de la delincuencia. Lograr tener una sede de la Universidad Nacional en este territorio no fue nada fácil, pero el reto que tenemos ahora como sociedad organizada y no organizada es lograr que se culminen todas las fases de su construcción, esto solo va a hacer posible con el apoyo de los entes territoriales, la Gobernación del Cesar y el Gobierno Nacional. 

Nuestra sede no está bien. En un informe presentado al Consejo de Sede (máximo órgano colegiado de la sede y del cual hago parte) resultado de la solicitud de los representantes de los estamentos universitarios en este cuerpo colegiado, se manifestó que los recursos con los que cuenta la Sede, resultado de las vigencias presupuestales anteriores, se están terminando. Es menester ampliar la base presupuestal a través de la cofinanciación para aumentar el presupuesto de funcionamiento de los próximos años. 

Asimismo, una de las principales exigencias del paro que realizamos los estudiantes de la sede es la reglamentación de la Ley 1983 de 2019; “por medio de la cual se crea la estampilla pro Universidad Nacional de Colombia sede de La Paz y se dictan otras disposiciones” por parte de la Asamblea Departamental del Cesar. Desde el año 2019 tenemos represada la estampilla, en múltiples ocasiones se han enviado cartas desde la universidad a la Gobernación solicitando que presente el proyecto de Ordenanza a la Asamblea Departamental para que sea reglamentada y nunca se ha recibido respuesta alguna. La reglamentación de la estampilla permite ampliar la base presupuestal a largo plazo de nuestra sede como resultado de la cofinanciación que esta realizará, por ello, el pasado 17 de mayo los estudiantes realizamos la primera marcha estudiantil denominada “Movilización por la Dignidad Universitaria” desde que abrió la sede, saliendo del campus hasta el municipio de La Paz para exigir su reglamentación; la implementación de la ruta universitaria metropolitana; y, por último, nuestra inclusión en FEDECESAR, somos la única institución de educación superior pública con base permanente en el departamento que no es beneficiaria del fondo. 

El sofisma de un alto presupuesto para la UNAL no puede seguir siendo un argumento reiterativo de algunos sectores políticos y académicos de la región para justificar su indiferencia frente a nuestras problemáticas, además, evidenciando un desconocimiento de la magnitud que tiene la Universidad Nacional de Colombia (9 sedes, 3.001 docentes de planta, 55.663 estudiantes y 2.891 administrativos de planta a cohorte del semestre 2023-02). 

En las sedes como Medellín, Bogotá y Manizales sus facultades, con las décadas de existencia que tienen, generan anualmente miles de millones de pesos resultado de la venta de servicios (investigaciones y extensión), lo cual les permite poder tener recursos propios (la universidad autofinancia cerca del 50 % de su funcionamiento con estos servicios). Sin embargo, en nuestra sede esto no ocurre, ya que solo tiene 5 años en el territorio y los contextos de la región son completamente diferentes; además, las limitaciones de infraestructura física se han convertido en un yugo que frena su desarrollo. 

Somos una misma universidad, pero cada sede maneja un presupuesto y dinámicas diferentes

La Sede de La Paz tiene la mejor planta de docentes de toda la región en las áreas de la Ingeniería Biológica, Ingeniería Mecatrónica, Biología, Estadística, Geografía y la Gestión Cultura los cuales están listos para aportar a la transformación productiva del departamento, pero se necesita apoyo gubernamental. Los recursos de la estampilla le van a permitir a nuestra sede salir del yugo que la está limitando, ampliar la cobertura y su infraestructura física para solucionar en conjunto con la UPC muchas de las problemáticas actuales y fortalecer los indicadores de competitividad  del departamento.

La Ley 1983 de 2019 en su artículo 2 establece que los recursos de la estampilla se podrán utilizar únicamente en la Universidad Nacional sede de La Paz.

“Artículo 2°: Autorícese a la Asamblea Departamental del Cesar, para que ordene la emisión de la estampilla “Pro Universidad Nacional sede La Paz”, cuyo recaudo se destinará para inversión en el plan de desarrollo físico, dotación y compra de equipos; en mantenimiento y ampliación de la planta física de los equipos de laboratorio; para promover la investigación científica, productividad académica y movilidad nacional e internacional de docentes; desarrollo y fortalecimiento de programas de pregrado y posgrado; y dotación de bibliotecas físicas, acceso a bases de datos científicas y centros de documentación.

La reglamentación de la estampilla es menester para la región. Por ello, a través de este medio hago un nuevo llamado a la gobernadora Elvia Milena para que presente el proyecto de ordenanza por medio del cual se reglamente la estampilla “Pro Universidad Nacional sede La Paz” y a la Asamblea Departamental del Cesar para que, después de la debida discusión y trámite, aprueben el proyecto de ordenanza a través del cual se podría cofinanciar la sede y asegurar su funcionamiento en el territorio a la largo plazo. De no ser así, tenemos el tiempo contado. 

La Unal La Paz es una apuesta de región en la búsqueda de la transformación territorial

Para concluir, a lo largo de esta pequeña serie de columnas expuse las principales problemáticas de la Sede de La Paz y algunos de los retos que tenemos como región a mediano y largo plazo. No obstante, aún quedan muchos temas por tocar que en posteriores expondré. Agradezco a todos y todas las que se tomaron el tiempo de leerlas y compartirlas. 

Por Luis Rabelo*
*Representante estudiantil de la UNAL La Paz; miembro del movimiento Cesar sin Fracking y Sin Gas; director de ambiente y energía de la Red Mundial de jóvenes políticos y secretario de la Corporación Cesar en Transición.

Opinión
10 octubre, 2024

Una bocada de aire para una Sede que se asfixia

El representante estudiantil Luis Rabelo destaca los desafíos que enfrenta la Universidad Nacional de Colombia, Sede de La Paz, tras su inauguración. Esta es la tercera de tres columnas de opinión.


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El terreno y los recursos necesarios para la construcción de la primera fase del Plan Maestro de Infraestructura de la Universidad Nacional de Colombia Sede de La Paz fueron asignados por la Gobernación del Cesar en respuesta al llamado realizado por la sociedad cesarense, dirigentes políticos, sector privado y egresados de la misma sobre la necesidad e importancia de que el departamento del Cesar acogiera la sede. Dentro de estos llamados, es menester destacar “La marcha del ladrillo”, en la cual participaron todos los actores anteriormente mencionados y que fue liderada por el alcalde de La Paz de ese momento y actual, Wilson Rincón. Saliendo de este mismo municipio hasta el terreno que fue donado por la Gobernación, una vez ahí, con los ladrillos que llevaron los participantes, construyeron una pared que enviaba un mensaje claro: aquí se tiene que construir la sede de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe continental (en ese momento la sede iba a llevar ese nombre).

La unión en la sociedad cesarense fue de tal magnitud que Rodolfo Quintero Romero (uno de los gestores de la sede y egresado de la universidad) manifestó en una columna de opinión publicada en este mismo medio, en el año 2012, que: 

Los asistentes al foro realizado en los salones de la Asamblea Departamental para apoyar la sede Caribe Continental de la Universidad Nacional coinciden en afirmar que una reunión con tantos y diversos líderes políticos, gremiales y cívicos, unidos por una causa común, no se veía desde los tiempos de la campaña para crear el departamento del Cesar. 

En un ambiente emotivo, impregnado del espíritu de septiembre de 1962, se ratificó el apoyo al proyecto original de construcción del campus universitario en el municipio de La Paz, se organizó el Comité Regional pro Universidad Nacional y se redactó un mensaje al presidente Santos solicitándole una cita para pedirle su público respaldo. 

Después de años de retrasos y adiciones presupuestales, gracias a la presión y veeduría ejercida por miembros de la sociedad civil, la Contraloría y algunos dirigentes políticos de la región, en septiembre de 2018 fue entregada la primera fase del campus de la Universidad Nacional de Colombia sede de La Paz (la novena sede y la única sede en el Caribe colombiano continental). 

La llegada de la mejor universidad pública del país a un departamento con una cobertura de educación superior que está muy por debajo de la media nacional, así como un área metropolitana donde el acceso a la educación superior estaba centralizado en el municipio núcleo (Valledupar), se convirtió en un faro de luz para alejar a los jóvenes más vulnerables de la delincuencia. Lograr tener una sede de la Universidad Nacional en este territorio no fue nada fácil, pero el reto que tenemos ahora como sociedad organizada y no organizada es lograr que se culminen todas las fases de su construcción, esto solo va a hacer posible con el apoyo de los entes territoriales, la Gobernación del Cesar y el Gobierno Nacional. 

Nuestra sede no está bien. En un informe presentado al Consejo de Sede (máximo órgano colegiado de la sede y del cual hago parte) resultado de la solicitud de los representantes de los estamentos universitarios en este cuerpo colegiado, se manifestó que los recursos con los que cuenta la Sede, resultado de las vigencias presupuestales anteriores, se están terminando. Es menester ampliar la base presupuestal a través de la cofinanciación para aumentar el presupuesto de funcionamiento de los próximos años. 

Asimismo, una de las principales exigencias del paro que realizamos los estudiantes de la sede es la reglamentación de la Ley 1983 de 2019; “por medio de la cual se crea la estampilla pro Universidad Nacional de Colombia sede de La Paz y se dictan otras disposiciones” por parte de la Asamblea Departamental del Cesar. Desde el año 2019 tenemos represada la estampilla, en múltiples ocasiones se han enviado cartas desde la universidad a la Gobernación solicitando que presente el proyecto de Ordenanza a la Asamblea Departamental para que sea reglamentada y nunca se ha recibido respuesta alguna. La reglamentación de la estampilla permite ampliar la base presupuestal a largo plazo de nuestra sede como resultado de la cofinanciación que esta realizará, por ello, el pasado 17 de mayo los estudiantes realizamos la primera marcha estudiantil denominada “Movilización por la Dignidad Universitaria” desde que abrió la sede, saliendo del campus hasta el municipio de La Paz para exigir su reglamentación; la implementación de la ruta universitaria metropolitana; y, por último, nuestra inclusión en FEDECESAR, somos la única institución de educación superior pública con base permanente en el departamento que no es beneficiaria del fondo. 

El sofisma de un alto presupuesto para la UNAL no puede seguir siendo un argumento reiterativo de algunos sectores políticos y académicos de la región para justificar su indiferencia frente a nuestras problemáticas, además, evidenciando un desconocimiento de la magnitud que tiene la Universidad Nacional de Colombia (9 sedes, 3.001 docentes de planta, 55.663 estudiantes y 2.891 administrativos de planta a cohorte del semestre 2023-02). 

En las sedes como Medellín, Bogotá y Manizales sus facultades, con las décadas de existencia que tienen, generan anualmente miles de millones de pesos resultado de la venta de servicios (investigaciones y extensión), lo cual les permite poder tener recursos propios (la universidad autofinancia cerca del 50 % de su funcionamiento con estos servicios). Sin embargo, en nuestra sede esto no ocurre, ya que solo tiene 5 años en el territorio y los contextos de la región son completamente diferentes; además, las limitaciones de infraestructura física se han convertido en un yugo que frena su desarrollo. 

Somos una misma universidad, pero cada sede maneja un presupuesto y dinámicas diferentes

La Sede de La Paz tiene la mejor planta de docentes de toda la región en las áreas de la Ingeniería Biológica, Ingeniería Mecatrónica, Biología, Estadística, Geografía y la Gestión Cultura los cuales están listos para aportar a la transformación productiva del departamento, pero se necesita apoyo gubernamental. Los recursos de la estampilla le van a permitir a nuestra sede salir del yugo que la está limitando, ampliar la cobertura y su infraestructura física para solucionar en conjunto con la UPC muchas de las problemáticas actuales y fortalecer los indicadores de competitividad  del departamento.

La Ley 1983 de 2019 en su artículo 2 establece que los recursos de la estampilla se podrán utilizar únicamente en la Universidad Nacional sede de La Paz.

“Artículo 2°: Autorícese a la Asamblea Departamental del Cesar, para que ordene la emisión de la estampilla “Pro Universidad Nacional sede La Paz”, cuyo recaudo se destinará para inversión en el plan de desarrollo físico, dotación y compra de equipos; en mantenimiento y ampliación de la planta física de los equipos de laboratorio; para promover la investigación científica, productividad académica y movilidad nacional e internacional de docentes; desarrollo y fortalecimiento de programas de pregrado y posgrado; y dotación de bibliotecas físicas, acceso a bases de datos científicas y centros de documentación.

La reglamentación de la estampilla es menester para la región. Por ello, a través de este medio hago un nuevo llamado a la gobernadora Elvia Milena para que presente el proyecto de ordenanza por medio del cual se reglamente la estampilla “Pro Universidad Nacional sede La Paz” y a la Asamblea Departamental del Cesar para que, después de la debida discusión y trámite, aprueben el proyecto de ordenanza a través del cual se podría cofinanciar la sede y asegurar su funcionamiento en el territorio a la largo plazo. De no ser así, tenemos el tiempo contado. 

La Unal La Paz es una apuesta de región en la búsqueda de la transformación territorial

Para concluir, a lo largo de esta pequeña serie de columnas expuse las principales problemáticas de la Sede de La Paz y algunos de los retos que tenemos como región a mediano y largo plazo. No obstante, aún quedan muchos temas por tocar que en posteriores expondré. Agradezco a todos y todas las que se tomaron el tiempo de leerlas y compartirlas. 

Por Luis Rabelo*
*Representante estudiantil de la UNAL La Paz; miembro del movimiento Cesar sin Fracking y Sin Gas; director de ambiente y energía de la Red Mundial de jóvenes políticos y secretario de la Corporación Cesar en Transición.