Juan se levanta temprano como todos los días. Es un hombre acostumbrado a madrugar. Miró al cielo, y vio que el sol estaba saliendo como siempre y la luna ocultándose.
Juan se levanta temprano como todos los días. Es un hombre acostumbrado a madrugar. Miró al cielo, y vio que el sol estaba saliendo como siempre y la luna ocultándose.
Escuchó el mismo gallo cantar con el acostumbrado silencio del llano; en ese momento Juan fue feliz, pero esa mañana estaba impregnada de nostalgia porque ese era el último día que Juan vería ese paisaje. Una enfermedad muy rara estaba afectando a su pueblo.
Los doctores no podían descifrarla porque muchos de ellos también ya habían sido contagiados. Esta enfermedad se llamaba EMIGRAR. Un mago que los maldijo trajo miseria y desolación a esa tierra. Juan también se vio en la necesidad de cruzar el puente luego de caminar hasta cuatro días seguidos sin destino y sin rumbo, solo tratando de escapar del mago y para regresar lleno del espíritu y recuperar su tierra. Él llegó a otras tierras, conoció nuevas personas.
Desde el punto de vista de la persona que no sufre la enfermedad, todo se ve un poco más fácil. Creemos volver rápido a nuestra tierra, pero una vez contagiados te das tan duro con la vida que te vas debilitando de una forma tan rápida que es imposible no desfallecer.
Nunca faltará el que te haga sentir como la peor basura del mundo solo porque no eres de esa tierra, pero no te preocupes has oídos sordos. Juan me decía eso todas las noches cuando hablamos ya que todas las noches nos encontrábamos en el espejo.
A pesar de lo duro que era el colchón, a pesar de lo duro que eran los insultos y la discriminación, siempre hay gente muy bella alrededor de Juan, gente que lo ha hecho sentir como en casa. Juan consiguió un trabajo estable con buenas personas; Juan luchó y ganó parte de la batalla porque dormir en el piso es una parte; la segunda es el tiempo que no se detiene y pasa sin decir adiós.
Las cuentas que sacaste al principio ya habían pasado, porque ves al mismo mago aun haciendo daño y sin poder hacer nada se va llevando el tiempo y esas cuentas del principio. Juan vive alegre pero no feliz; Juan sigue puliendo su espada día a día esperando la oportinidad para liberar a su pueblo; Juan es un joven que está en cualquier parte del mundo viviendo su propia lucha, y aunque su escudo es una sonrisa, puede estar destrozado pensando en su tierra, su gente.
Pero siempre pone el empeño en mejorar. Juan eres tú, Juan soy yo y volveremos con nuevas ideas, nuevas experiencias a recuperar nuestra amada tierra. Juan es un ganador de batallas pero seguirá puliendo su espada para pelear contra su futuro y volver a ver un nuevo amanecer.
Autor: Oriana de Jesús Quintana Castellanos – I.E. La Esperanza
Juan se levanta temprano como todos los días. Es un hombre acostumbrado a madrugar. Miró al cielo, y vio que el sol estaba saliendo como siempre y la luna ocultándose.
Juan se levanta temprano como todos los días. Es un hombre acostumbrado a madrugar. Miró al cielo, y vio que el sol estaba saliendo como siempre y la luna ocultándose.
Escuchó el mismo gallo cantar con el acostumbrado silencio del llano; en ese momento Juan fue feliz, pero esa mañana estaba impregnada de nostalgia porque ese era el último día que Juan vería ese paisaje. Una enfermedad muy rara estaba afectando a su pueblo.
Los doctores no podían descifrarla porque muchos de ellos también ya habían sido contagiados. Esta enfermedad se llamaba EMIGRAR. Un mago que los maldijo trajo miseria y desolación a esa tierra. Juan también se vio en la necesidad de cruzar el puente luego de caminar hasta cuatro días seguidos sin destino y sin rumbo, solo tratando de escapar del mago y para regresar lleno del espíritu y recuperar su tierra. Él llegó a otras tierras, conoció nuevas personas.
Desde el punto de vista de la persona que no sufre la enfermedad, todo se ve un poco más fácil. Creemos volver rápido a nuestra tierra, pero una vez contagiados te das tan duro con la vida que te vas debilitando de una forma tan rápida que es imposible no desfallecer.
Nunca faltará el que te haga sentir como la peor basura del mundo solo porque no eres de esa tierra, pero no te preocupes has oídos sordos. Juan me decía eso todas las noches cuando hablamos ya que todas las noches nos encontrábamos en el espejo.
A pesar de lo duro que era el colchón, a pesar de lo duro que eran los insultos y la discriminación, siempre hay gente muy bella alrededor de Juan, gente que lo ha hecho sentir como en casa. Juan consiguió un trabajo estable con buenas personas; Juan luchó y ganó parte de la batalla porque dormir en el piso es una parte; la segunda es el tiempo que no se detiene y pasa sin decir adiós.
Las cuentas que sacaste al principio ya habían pasado, porque ves al mismo mago aun haciendo daño y sin poder hacer nada se va llevando el tiempo y esas cuentas del principio. Juan vive alegre pero no feliz; Juan sigue puliendo su espada día a día esperando la oportinidad para liberar a su pueblo; Juan es un joven que está en cualquier parte del mundo viviendo su propia lucha, y aunque su escudo es una sonrisa, puede estar destrozado pensando en su tierra, su gente.
Pero siempre pone el empeño en mejorar. Juan eres tú, Juan soy yo y volveremos con nuevas ideas, nuevas experiencias a recuperar nuestra amada tierra. Juan es un ganador de batallas pero seguirá puliendo su espada para pelear contra su futuro y volver a ver un nuevo amanecer.
Autor: Oriana de Jesús Quintana Castellanos – I.E. La Esperanza