Los 300 mil millones de pesos que costó la Consulta Popular Anticorrupción de ayer no fueron echados en saco roto, consideramos que permitieron conocer que más de 11 millones 671 mil colombianos quieren cambios sustanciales en la forma en que los políticos están manejando los recursos del Estado. La gente está aburrida de ver como […]
Los 300 mil millones de pesos que costó la Consulta Popular Anticorrupción de ayer no fueron echados en saco roto, consideramos que permitieron conocer que más de 11 millones 671 mil colombianos quieren cambios sustanciales en la forma en que los políticos están manejando los recursos del Estado.
La gente está aburrida de ver como quienes se roban la plata de todos los colombianos son detenidos en clubes militares o en sus casas y luego quedan libres, disfrutando del botín.
Así lo demuestra la pregunta con más votos, de las siete que estipulaba la consulta, la relacionada con la propuesta de encarcelar a los corruptos y se les prohibirá volver a contratar con el Estado. ¿Aprueba usted que las personas condenadas por corrupción y delitos contra la administración pública deban cumplir la totalidad de las penas en la cárcel, sin posibilidades de reclusión especial, y que el Estado unilateralmente pueda dar por terminados los contratos con ellas y con las personas jurídicas de las que hagan parte, sin que haya lugar a indemnización alguna para el contratista ni posibilidad de volver a contratar con el Estado? El 99.54% de las 11.672.044 personas que votaron Sí en este interrogante.
Aunque los corruptos hoy amanecen más tranquilos, no deben despreciar esta votación histórica, teniendo en cuenta que no hubo ofrecimiento de tamales, buses, taxis, ni tulas de dinero para motivar la asistencia masiva en las urnas, como ocurre en las elecciones de Congreso.
En la jornada democrática de ayer, no se logró que 12.140.342 colombianos fueran conscientes de la importancia de mostrarle a los políticos tradicionales que no queremos seguir viviendo de migajas, que reclamamos que los recursos públicos sean bien invertidos.
Los números entregados por la Registraduría demuestran que hay un despertar ciudadano en las urnas, que la gente se está aburriendo de la clase política tradicional, que el movimiento alternativo paulatinamente va creciendo como ansias de cambio.
Da lástima que el Cesar, uno de los más azotados por la corrupción, no haya marcado entre los departamentos que superó el umbral de participación del 33 %.
Así las cosas, lo que queda es que los organismos de control del Estado, como Contraloría, Procuraduría y Fiscalía, entiendan este clamor ciudadano y empiecen a ser más eficientes en los procesos que adelantan para frenar las conductas lesivas para la administración pública y no se siga empobreciendo a la mayoría de los colombianos y enriqueciendo a unos pocos.
Antes de comenzar la jornada en las urnas las cuentas estaban claras, el cambio era posible, pero los resultados no se dieron, faltaron menos de 500 mil votos para alcanzar el umbral de participación. Como dice el adagio popular: “Faltó un centavo para el peso”.
Los 300 mil millones de pesos que costó la Consulta Popular Anticorrupción de ayer no fueron echados en saco roto, consideramos que permitieron conocer que más de 11 millones 671 mil colombianos quieren cambios sustanciales en la forma en que los políticos están manejando los recursos del Estado. La gente está aburrida de ver como […]
Los 300 mil millones de pesos que costó la Consulta Popular Anticorrupción de ayer no fueron echados en saco roto, consideramos que permitieron conocer que más de 11 millones 671 mil colombianos quieren cambios sustanciales en la forma en que los políticos están manejando los recursos del Estado.
La gente está aburrida de ver como quienes se roban la plata de todos los colombianos son detenidos en clubes militares o en sus casas y luego quedan libres, disfrutando del botín.
Así lo demuestra la pregunta con más votos, de las siete que estipulaba la consulta, la relacionada con la propuesta de encarcelar a los corruptos y se les prohibirá volver a contratar con el Estado. ¿Aprueba usted que las personas condenadas por corrupción y delitos contra la administración pública deban cumplir la totalidad de las penas en la cárcel, sin posibilidades de reclusión especial, y que el Estado unilateralmente pueda dar por terminados los contratos con ellas y con las personas jurídicas de las que hagan parte, sin que haya lugar a indemnización alguna para el contratista ni posibilidad de volver a contratar con el Estado? El 99.54% de las 11.672.044 personas que votaron Sí en este interrogante.
Aunque los corruptos hoy amanecen más tranquilos, no deben despreciar esta votación histórica, teniendo en cuenta que no hubo ofrecimiento de tamales, buses, taxis, ni tulas de dinero para motivar la asistencia masiva en las urnas, como ocurre en las elecciones de Congreso.
En la jornada democrática de ayer, no se logró que 12.140.342 colombianos fueran conscientes de la importancia de mostrarle a los políticos tradicionales que no queremos seguir viviendo de migajas, que reclamamos que los recursos públicos sean bien invertidos.
Los números entregados por la Registraduría demuestran que hay un despertar ciudadano en las urnas, que la gente se está aburriendo de la clase política tradicional, que el movimiento alternativo paulatinamente va creciendo como ansias de cambio.
Da lástima que el Cesar, uno de los más azotados por la corrupción, no haya marcado entre los departamentos que superó el umbral de participación del 33 %.
Así las cosas, lo que queda es que los organismos de control del Estado, como Contraloría, Procuraduría y Fiscalía, entiendan este clamor ciudadano y empiecen a ser más eficientes en los procesos que adelantan para frenar las conductas lesivas para la administración pública y no se siga empobreciendo a la mayoría de los colombianos y enriqueciendo a unos pocos.
Antes de comenzar la jornada en las urnas las cuentas estaban claras, el cambio era posible, pero los resultados no se dieron, faltaron menos de 500 mil votos para alcanzar el umbral de participación. Como dice el adagio popular: “Faltó un centavo para el peso”.