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Leer es nuestro cuento - 23 julio, 2019

Un buen amigo

Había una vez un hombre llamado Juan, era un hombre alto de ojos claros y piel blanca, era agricultor le gustaba sembrar y cosechar sus sembrados y los salía a vender al pueblo.

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ESTIVEN RODRÍGUEZ RENDÓN

Había una vez un hombre llamado Juan, era un hombre alto de ojos claros y piel blanca, era agricultor le gustaba sembrar y cosechar sus sembrados y los salía a vender al pueblo. Cierta mañana Juan se levantó temprano como de costumbre y observa que le faltan algunos de sus sembrados, le habían extraído de su cosecha.

Muy preocupado se preguntaba ¿Quién me pudo haber robado? por ese día se quedó pensativo pero se acostó tranquilo. Pero al siguiente día notó nuevamente que le faltaba más de su cosecha de maíz muy preocupado se lo comento a su esposa la señora Sara.ç

-Ella le dijo – ¿será que algún vecino lo hizo?

El respondió – no creo, todos mis vecinos son mis amigos. Juan esa noche no se acostó, se quedó vigilando para saber quién era el ladrón, como a las dos de la mañana escucho ruidos, se asomó lentamente y vio cuando su vecino Miguel echaba el maíz en un costal , Juan dijo a su mujer ¡el que me roba es mi amigo Miguel! Ella desconcertada dijo -¡que! Como te va a hacer eso debes denunciarlo y él dijo -¡NO!, quiero hablar con él, pero ella bastante disgustada dijo, denúncialo.

Al día siguiente Juan visitó a Miguel lo saluda ¿cómo estás Miguel? – bien amigo ¿y tú? respondió con naturalidad. -Pues preocupado por algo que está sucediendo, miguel dijo ¿qué cosas? él dijo- alguien está robando mi cosecha de maíz. Miguel se puso un poco nervioso y dijo-¿Cómo? ¿Pero quién será? Juan dijo- pensé que me dirías la verdad, pues anoche vi cuando hurtabas el maíz.

Miguel agacho la cabeza y dijo- perdóname, no quería hacer eso, tengo un gran problema y como mis cultivos no están dando fruto, me sentí desesperado tengo a mi hijo muy enfermo y no tengo dinero, Juan se conmovió y le dijo – por qué no me lo dijiste yo te hubiera ayudado. ¿Me denunciarás? Juan dijo- no amigo como crees, te dejaste llevar por la desesperación y lo entiendo, te prestaré el dinero que necesites.

Miguel muy agradecido le dio un abrazo a Juan y aprendió que no debía robar por la desesperación.

Por: ESTIVEN RODRÍGUEZ RENDÓN – Instutición Educativa Bello Horizonte.

Leer es nuestro cuento
23 julio, 2019

Un buen amigo

Había una vez un hombre llamado Juan, era un hombre alto de ojos claros y piel blanca, era agricultor le gustaba sembrar y cosechar sus sembrados y los salía a vender al pueblo.


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ESTIVEN RODRÍGUEZ RENDÓN

Había una vez un hombre llamado Juan, era un hombre alto de ojos claros y piel blanca, era agricultor le gustaba sembrar y cosechar sus sembrados y los salía a vender al pueblo. Cierta mañana Juan se levantó temprano como de costumbre y observa que le faltan algunos de sus sembrados, le habían extraído de su cosecha.

Muy preocupado se preguntaba ¿Quién me pudo haber robado? por ese día se quedó pensativo pero se acostó tranquilo. Pero al siguiente día notó nuevamente que le faltaba más de su cosecha de maíz muy preocupado se lo comento a su esposa la señora Sara.ç

-Ella le dijo – ¿será que algún vecino lo hizo?

El respondió – no creo, todos mis vecinos son mis amigos. Juan esa noche no se acostó, se quedó vigilando para saber quién era el ladrón, como a las dos de la mañana escucho ruidos, se asomó lentamente y vio cuando su vecino Miguel echaba el maíz en un costal , Juan dijo a su mujer ¡el que me roba es mi amigo Miguel! Ella desconcertada dijo -¡que! Como te va a hacer eso debes denunciarlo y él dijo -¡NO!, quiero hablar con él, pero ella bastante disgustada dijo, denúncialo.

Al día siguiente Juan visitó a Miguel lo saluda ¿cómo estás Miguel? – bien amigo ¿y tú? respondió con naturalidad. -Pues preocupado por algo que está sucediendo, miguel dijo ¿qué cosas? él dijo- alguien está robando mi cosecha de maíz. Miguel se puso un poco nervioso y dijo-¿Cómo? ¿Pero quién será? Juan dijo- pensé que me dirías la verdad, pues anoche vi cuando hurtabas el maíz.

Miguel agacho la cabeza y dijo- perdóname, no quería hacer eso, tengo un gran problema y como mis cultivos no están dando fruto, me sentí desesperado tengo a mi hijo muy enfermo y no tengo dinero, Juan se conmovió y le dijo – por qué no me lo dijiste yo te hubiera ayudado. ¿Me denunciarás? Juan dijo- no amigo como crees, te dejaste llevar por la desesperación y lo entiendo, te prestaré el dinero que necesites.

Miguel muy agradecido le dio un abrazo a Juan y aprendió que no debía robar por la desesperación.

Por: ESTIVEN RODRÍGUEZ RENDÓN – Instutición Educativa Bello Horizonte.