Una familia completa, es la propietaria de una microempresa de útiles de aseo, en el que las manos de cada una de los miembros de este grupo, son las encargadas de elaborar traperos, escobas, limpiatechos, rastrillos y hasta desinfectantes.
Una familia completa, es la propietaria de una microempresa de útiles de aseo, en el que las manos de cada una de los miembros de este grupo, son las encargadas de elaborar traperos, escobas, limpiatechos, rastrillos y hasta desinfectantes.
Cada día, estas personas se integran en su vivienda para ejercer sus actividades diarias en la elaboración de estos elementos utilizados por las amas de casa, en donde la materia prima es adquirida en Medellín y otras ciudades del país.
La microempresa está localizada en la transversal 22 con calle 17A, barrio Los Fundadores de Valledupar, donde padre, madre, hijas, nietos, sobrinos y demás familiares cumplen sus horarios de trabajo para ejercer sus actividades asignadas hasta entregar un producto de calidad y ajustado a los presupuestos de las familias vallenatas.
Doty Hormechea, Javier Rincón, Lorena Parra, son entre otros, los protagonistas de esta microempresa familiar, ellos desde hace más de cuatro años, entregan su producción de alta calidad, para ello visitan diferentes barrios de Valledupar en donde hacen visitas puerta a puerta.
Como la intención es dar a conocer sus productos, lo ofrecen a un precio más bajo que el que tienen las fábricas de las grandes ciudades, sin que haya ninguna diferencia entre los elementos.
El trabajo comienza en la terraza de su casa, donde cada uno de ellos comienza a hilvanar los pedazos de telas de varios colores, hasta completar media o una libra, para fabricar los traperos que tienen un valor de tres mil y cuatro mil pesos, respectivamente.
Según Doty Hormechea, durante el día elaboran 180 unidades y la mayoría ya los tienen pedidos por encargos por parte de los tenderos de la ciudad y otros que son ofrecidos en las puertas de los hogares.
“En esta microempresa, hay trabajo para cada miembro de la familia, desde el más pequeño hasta el más adulto; de esta manera nos integramos diariamente pensando siempre en entregar un gran producto, porque esa es la mejor publicidad o vitrina de ventas que nosotros tenemos, que llega a todas las familias sin distingo de clase”, aseguró Doty.
Hasta la misma vivienda donde funciona la microempresa llegan los compradores, motivados por un valor inferior al que venden en las tiendas.
Una familia completa, es la propietaria de una microempresa de útiles de aseo, en el que las manos de cada una de los miembros de este grupo, son las encargadas de elaborar traperos, escobas, limpiatechos, rastrillos y hasta desinfectantes.
Una familia completa, es la propietaria de una microempresa de útiles de aseo, en el que las manos de cada una de los miembros de este grupo, son las encargadas de elaborar traperos, escobas, limpiatechos, rastrillos y hasta desinfectantes.
Cada día, estas personas se integran en su vivienda para ejercer sus actividades diarias en la elaboración de estos elementos utilizados por las amas de casa, en donde la materia prima es adquirida en Medellín y otras ciudades del país.
La microempresa está localizada en la transversal 22 con calle 17A, barrio Los Fundadores de Valledupar, donde padre, madre, hijas, nietos, sobrinos y demás familiares cumplen sus horarios de trabajo para ejercer sus actividades asignadas hasta entregar un producto de calidad y ajustado a los presupuestos de las familias vallenatas.
Doty Hormechea, Javier Rincón, Lorena Parra, son entre otros, los protagonistas de esta microempresa familiar, ellos desde hace más de cuatro años, entregan su producción de alta calidad, para ello visitan diferentes barrios de Valledupar en donde hacen visitas puerta a puerta.
Como la intención es dar a conocer sus productos, lo ofrecen a un precio más bajo que el que tienen las fábricas de las grandes ciudades, sin que haya ninguna diferencia entre los elementos.
El trabajo comienza en la terraza de su casa, donde cada uno de ellos comienza a hilvanar los pedazos de telas de varios colores, hasta completar media o una libra, para fabricar los traperos que tienen un valor de tres mil y cuatro mil pesos, respectivamente.
Según Doty Hormechea, durante el día elaboran 180 unidades y la mayoría ya los tienen pedidos por encargos por parte de los tenderos de la ciudad y otros que son ofrecidos en las puertas de los hogares.
“En esta microempresa, hay trabajo para cada miembro de la familia, desde el más pequeño hasta el más adulto; de esta manera nos integramos diariamente pensando siempre en entregar un gran producto, porque esa es la mejor publicidad o vitrina de ventas que nosotros tenemos, que llega a todas las familias sin distingo de clase”, aseguró Doty.
Hasta la misma vivienda donde funciona la microempresa llegan los compradores, motivados por un valor inferior al que venden en las tiendas.