Chimichagua es una tierra donde las esteras se convirtieron en una de las creaciones artesanales más representativas y donde nació María Concepción Flórez.
Chimichagua es una tierra donde las esteras se convirtieron en una de las creaciones artesanales más representativas y donde nació María Concepción Flórez, una tejedora de 63 años que estará presente en la XXVII edición de Expoartesanías 2017, evento que se desarrollará en Bogotá en el mes de diciembre.
María Concepción desde niña se apasionó por manejar la fibra de la palma, aprendió a dominar el material sin miedo a las púas que con facilidad se meten en las manos, entendiendo que para evitar el dolor era importante manipular la fibra de forma rápida y brusca para poder peinarla.
“Cuando tenía siete años mi tía me enseñó a utilizar la palma de la estera, ella fue quien me inició y me enamoró del mundo de la cestería para evitar que callejeara tanto”, afirma María Concepción Flórez.
Esta artesana confiesa que el tejer no era de sus mayores pasiones, por lo que decidió estudiar enfermería y trabajar en una clínica de Maracaibo, pero fue en el año 2000 donde retomó la tejeduría y puso en marcha sus dotes ancestrales.
Hoy en día cuento con cuartos en donde fabricamos individuales y esteras en diferentes tamaños, la más grande mide cuatro metros de ancho y cinco metros de largo; también tinturamos, un proceso nada sencillo, pues para que las fibras se vean negras, debemos envolverlas en barro durante una noche en la que la luna esté a punto de entrar a su fase menguante”, asegura.
Según los saberes ancestrales, si el material no se envuelve bajo esta fase lunar es posible que no adquiera la firmeza necesaria para dejarse manipular. Para lograr otros colores como los rojos, naranjas, azules o amarillos, la fibra se hierve con achiote, jagua o dividi y luego de estar bajo el sol durante dos días se monta en el telar, en el que se hacen esteras con diseños geométricos de colores vivos.
A María Concepción le preocupa que en un futuro el conocimiento de este oficio que ha acompañado a las mujeres de diferentes generaciones desaparezca. “Ahora los jóvenes tienen más posibilidades de ir a la universidad y son muy pocos los que demuestran interés en la tejeduría”, aseguró. Por tal motivo, esta entregada artesana ha capacitado a más de veinte artesanas de la región y presentará del seis al 19 de diciembre en Corferias las artesanías, con las que busca cautivar a más de uno.
¿Sabía usted que…
De tres a veinte días se pueden tardar tejiendo las esteras
Chimichagua es una tierra donde las esteras se convirtieron en una de las creaciones artesanales más representativas y donde nació María Concepción Flórez.
Chimichagua es una tierra donde las esteras se convirtieron en una de las creaciones artesanales más representativas y donde nació María Concepción Flórez, una tejedora de 63 años que estará presente en la XXVII edición de Expoartesanías 2017, evento que se desarrollará en Bogotá en el mes de diciembre.
María Concepción desde niña se apasionó por manejar la fibra de la palma, aprendió a dominar el material sin miedo a las púas que con facilidad se meten en las manos, entendiendo que para evitar el dolor era importante manipular la fibra de forma rápida y brusca para poder peinarla.
“Cuando tenía siete años mi tía me enseñó a utilizar la palma de la estera, ella fue quien me inició y me enamoró del mundo de la cestería para evitar que callejeara tanto”, afirma María Concepción Flórez.
Esta artesana confiesa que el tejer no era de sus mayores pasiones, por lo que decidió estudiar enfermería y trabajar en una clínica de Maracaibo, pero fue en el año 2000 donde retomó la tejeduría y puso en marcha sus dotes ancestrales.
Hoy en día cuento con cuartos en donde fabricamos individuales y esteras en diferentes tamaños, la más grande mide cuatro metros de ancho y cinco metros de largo; también tinturamos, un proceso nada sencillo, pues para que las fibras se vean negras, debemos envolverlas en barro durante una noche en la que la luna esté a punto de entrar a su fase menguante”, asegura.
Según los saberes ancestrales, si el material no se envuelve bajo esta fase lunar es posible que no adquiera la firmeza necesaria para dejarse manipular. Para lograr otros colores como los rojos, naranjas, azules o amarillos, la fibra se hierve con achiote, jagua o dividi y luego de estar bajo el sol durante dos días se monta en el telar, en el que se hacen esteras con diseños geométricos de colores vivos.
A María Concepción le preocupa que en un futuro el conocimiento de este oficio que ha acompañado a las mujeres de diferentes generaciones desaparezca. “Ahora los jóvenes tienen más posibilidades de ir a la universidad y son muy pocos los que demuestran interés en la tejeduría”, aseguró. Por tal motivo, esta entregada artesana ha capacitado a más de veinte artesanas de la región y presentará del seis al 19 de diciembre en Corferias las artesanías, con las que busca cautivar a más de uno.
¿Sabía usted que…
De tres a veinte días se pueden tardar tejiendo las esteras