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Informes Especiales - 6 mayo, 2016

Con taxímetros controlarían cobros excesivos

Valledupar no está a la par de las grandes capitales en donde el uso del taxímetro es una obligación, al igual que la utilización de dispositivos que identifiquen al conductor.

FOTO Joaquín Ramírez

Las diferencias en el precio de la carrera siempre es motivo de discordia entre pasajero y taxista.
Parte del gremio de taxistas de Valledupar aseguraron que “las autoridades no hacen un reajuste en el precio de las carreras.
FOTO Joaquín Ramírez Las diferencias en el precio de la carrera siempre es motivo de discordia entre pasajero y taxista. Parte del gremio de taxistas de Valledupar aseguraron que “las autoridades no hacen un reajuste en el precio de las carreras.
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Eran las 6:00 de la mañana del pasado 28 de abril, Noris Ortiz se disponía a cumplir con sus labores como enfermera en un centro asistencial de Valledupar, las calles embarradas del barrio El Limonar, producto del aguacero que cayó un día antes, la obligaron a caminar 300 metros desde su residencia para tomar un taxi en la glorieta del Batallón La Popa.

Llevaba cinco mil pesos en la parte de arriba de su morral para pagar la carrera; tuvo que esperar diez o quince minutos para tomar el servicio; el pito de un vehículo amarillo la motivó a ‘meterle la mano’ como señal de pare.

Al interior del vehículo surgió una voz con acento paisa: “señorita hacia donde se dirige”, a lo que la mujer respondió: “voy para la clínica….” ¿Por cuánto me vas a llevar?, preguntó la mujer. “Dame nueve mil pesos de chévere”, dijo el conductor.

De inmediato, la mujer respondió con sorpresa: “Señor ¿por qué me cobra eso, si lo que vale la carrera son cinco mil pesos? –“Estamos en Festival”- dijo el taxista en tono prepotente y sin darle chance a su cliente de pedir una rebaja.

Segundos más tarde Noris Ortiz desistió de tomar el servicio y lo que recibió fue palabras obscenas por parte del taxista. “Ese señor me dijo un poco de vulgaridades porque supuestamente le hice perder el tiempo”, recordó.

Pero ese no fue un hecho aislado. Una historia más aterradora fue la que contó Mafe Luisa Paniagua. “Yo me subí en el taxi en la 17 con novena para trasladarme a mi sitió de trabajo por Los kioscos de la Y, confiada que me iba a cobrar cinco o seis mil, le pagué con un billete de 20 y me devolvió 10 vueltos, le pregunté por el resto y me respondió que eso es lo que vale en época de festival, mi error fue pagarle con un billete de 20 mil pesos”, dijo la mujer.

Acto seguido la pasajera le reclamó airadamente al señor por el abuso que estaba cometiendo. “Yo le pregunté decentemente que dónde dice que la carrera vale 10 mil pesos, eso lo enfureció y me bajó del taxi a la fuerza y me maltrató el brazo, después llegaron otros compañeros del chofer y me insultaron con vulgaridades y me dijeron que no fuera dura”.

Escenas como estas son comunes en Valledupar, debido a la falta de regulación de las tarifas de servicio lo que genera acciones de intolerancia. “Aquí falta un alcalde que ponga en cintura a los taxistas, que se atece los pantalones porque quieren abusar de los usuarios”, dijo Rafael Gamarra Martínez, un comerciante del sector de La Galería.

Mayor respeto
“En este campo hay que hacer un trabajo entre todos para que mejore. Debe haber mayor amabilidad por parte de los usuarios y mayor respeto por parte de los taxistas”, aseguró Hamilton Álvarez Maestre, un taxista vallenato que labora en Bogotá.

“Una carrera en el día en el perímetro urbano de Valledupar la hacía en seis mil pesos y si era un poco más lejos la hacía en siete mil, uno no debe ser abusivo, no entiendo por qué algunos colegas se empeñan en aumentar las tarifas, aquí hay muchas falencias y no hay quien los controle. En Bogotá los vehículos de servicio público deben llevar un taxímetro, la foto del conductor y está prohibido el uso de vidrios polarizados porque eso se presta para muchas actividades ilícitas, aquí hay que reglamentar este tipo de actividades”, dijo el transportador.

Los conflictos
Cobrar más de la cuenta es la causa más común en un conflicto entre taxista y usuario, pero en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, si la persona considera que el taxímetro está adulterado, puede negarse a pagar la carrera hasta que llegue un policía. El uniformado procederá a tratar de conciliar la situación. Si no se logra un acuerdo, debe llamar a la empresa o a la oficina de movilidad, donde procederán a revisar el funcionamiento del aparato.

El cobro por cada parada también se considera un tema relativamente como causa para diferencias entre las partes. Los taxistas prestan un servicio puerta a puerta, y por lo tanto no pueden hacer paradas para dejar pasajeros. Por eso, cada parada sería considerada como una carrera extra. Si alguna autoridad sorprende al conductor prestando servicio colectivo, puede imponerle una multa.

No tienen vueltos
Por tratarse de un servicio público de transporte, movilidad señala que es obligación del taxista tener o buscar cambio para los billetes de alta denominación. Sin embargo, recomiendan que los usuarios sean solidarios y procuren pagar el dinero exacto de la tarifa.

En las grandes ciudades el usuario está obligado a pagar lo que marque el taxímetro al llegar a su destino, pero si considera que el conductor tomó una vía innecesariamente larga puede poner la queja ante las autoridades correspondientes.

El conductor puede encender el taxímetro en el momento en que llega al destino y se anuncia con el usuario. La interpretación que da la entidad es que a partir del momento en que se anuncia ya está prestando el servicio.

“Hay que regular el servicio”
Sobre esta problemática, Sabas Barrios, un taxista que presta sus servicios en un reconocido almacén de cadena del centro de Valledupar, dijo que “el alcalde debe meter mano a esto para que regule formalmente las tarifas del servicio de transporte público que hace tres o cuatro años no se hace, no hay un esquema claro de precios y por eso algunos taxistas abusan, aquí no se puede implementar el sistema de taxímetros porque el vallenato es muy duro”.

Lo mismo opinó Agustín Rodríguez quien lamentó que “aquí todos les caen al servicio público porque aumentamos las tarifas, por qué no se quejan de lo caro que ponen las botellas de agua, un de todito o una noche en un hotel, eso no lo regulan, acá lo importante es que tenemos un gremio unido para trabajar, tenemos comunicación constante con la Policía Nacional”.

Instalarían taxímetros
Ante las constantes denuncias informales de los usuarios, la Secretaría de Tránsito de Valledupar, estudia la posibilidad de implementar taxímetros en la ciudad.

“Para ir sorteando situaciones, que no están formalizadas en esa medida, estamos haciendo estudios para analizar la posibilidad de implementar los taxímetros, son estudios técnicos que permitirán tomar la decisión, si es taxímetro o no, eso obedece a una caracterización”, dijo Darío Zalabata, secretario de Tránsito de Valledupar.

Recordó a los usuarios que para que se puedan tomar medidas contra los taxistas que cometen abusos, deben hacerse las denuncias formales.

“Los conductores están abocados a sanciones de acuerdo a la ley, pero tienen que denunciar el usuario y llamar a la Policía para abrir los procesos, son contravenciones y hay que abordarlos; tienen que tomar datos del conductor y del vehículo”, precisó.

Zonas vetadas
Antonio Maestre Rada lleva 22 años conduciendo taxis en Valledupar y conoce como la palma de su mano los sectores, en las que según él, no vale la pena arriesgar la vida por los cinco mil pesos que vale el servicio.

“A mí me han atracado cuatro veces y a los taxistas por lo general los dirigen a barrios peligrosos como Mareigua, donde hay un foco de delincuencia bárbaro”, manifestó el conductor, que a su vez explicó que hay otras zonas de alto riesgo para los taxistas como lo son La Nevada, Villa Haidyth, El Páramo y la carrera cuarta.

Aunque se considera un chofer de mucha habilidad, su temor frente a la inseguridad es que en una de esas carreras acaben con su vida. “Esos manes son jugados y siempre andan drogados, le ponen la navaja o el revólver en el cuello y dicen que les colabore con lo que lleva”, advirtió.

Sin embargo, aseguró que los delincuentes pueden aparecer en cualquier lado y a cualquier hora.
“Hay momentos en que la ciudad está sola y toca orillarse en las zonas donde hay movimiento de gente”, dijo Antonio Maestre Rada, mientras escucha una emisora especializada en música romántica en Valledupar.

Según el hombre de 54 años es importante el apoyo de la Policía, pero reconoce que no hay que escatimar en medidas de autoprotección. “Por ejemplo, el radio es bueno porque siempre ante cualquier sospechoso uno hunde la portadora y en la central se dan cuenta si uno tiene un problema porque le escuchan la voz al delincuente”.

Nunca se aparta de la realidad por eso diariamente escucha las noticias en la radio, sobre la inseguridad que azota a la ciudad, principalmente con los atracos. Dijo que tiene como costumbre entablar una conversación con sus pasajeros para hacer más amena la carrera o en el peor de los casos saber si consigo viaja uno de sus verdugos.

La Comisión Sexta del Senado comenzó a debatir un proyecto de ley que propone instalar cámaras de seguridad en todos los taxis del país, con el objetivo de minimizar la problemática de violencia e inseguridad generada para conductores y usuarios de este tipo de servicio público de transporte.

Según el senador Bernardo Elías, autor de la iniciativa, hoy en día los conductores de taxis son principales víctimas de la delincuencia común y a la vez son vulnerados por los criminales para infiltrarse en este gremio transportador y cometer diferentes delitos como son hurtos a residencias, transporte de armas o drogas, y los delitos conocidos como paseo millonario y fleteo.

Como ejemplo a seguir, la alcaldía Distrital de Barranquilla presentó su aplicación móvil TAXIBAQ, con la que el usuario confirmará los datos del conductor autorizado que lo transporta.

Desde finales del año pasado, la Secretaría de Movilidad de la capital del Atlántico ha implementado el Registro Único de Conductores y de Tarjetas De Control (RUCT). Este es un mecanismo para garantizar la seguridad en la prestación del servicio de transporte público individual tipo taxi.

Hasta 2015, en Valledupar había más de 2.400 taxis en circulación. Cinco empresas tienen más del 85% de los asociados.

Como ejemplo a seguir, la Alcaldía Distrital de Barranquilla presentó su aplicación móvil TAXIBAQ, con la que el usuario confirmará los datos del conductor autorizado que lo transporta.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN

 

Informes Especiales
6 mayo, 2016

Con taxímetros controlarían cobros excesivos

Valledupar no está a la par de las grandes capitales en donde el uso del taxímetro es una obligación, al igual que la utilización de dispositivos que identifiquen al conductor.


FOTO Joaquín Ramírez

Las diferencias en el precio de la carrera siempre es motivo de discordia entre pasajero y taxista.
Parte del gremio de taxistas de Valledupar aseguraron que “las autoridades no hacen un reajuste en el precio de las carreras.
FOTO Joaquín Ramírez Las diferencias en el precio de la carrera siempre es motivo de discordia entre pasajero y taxista. Parte del gremio de taxistas de Valledupar aseguraron que “las autoridades no hacen un reajuste en el precio de las carreras.
Boton Wpp

Eran las 6:00 de la mañana del pasado 28 de abril, Noris Ortiz se disponía a cumplir con sus labores como enfermera en un centro asistencial de Valledupar, las calles embarradas del barrio El Limonar, producto del aguacero que cayó un día antes, la obligaron a caminar 300 metros desde su residencia para tomar un taxi en la glorieta del Batallón La Popa.

Llevaba cinco mil pesos en la parte de arriba de su morral para pagar la carrera; tuvo que esperar diez o quince minutos para tomar el servicio; el pito de un vehículo amarillo la motivó a ‘meterle la mano’ como señal de pare.

Al interior del vehículo surgió una voz con acento paisa: “señorita hacia donde se dirige”, a lo que la mujer respondió: “voy para la clínica….” ¿Por cuánto me vas a llevar?, preguntó la mujer. “Dame nueve mil pesos de chévere”, dijo el conductor.

De inmediato, la mujer respondió con sorpresa: “Señor ¿por qué me cobra eso, si lo que vale la carrera son cinco mil pesos? –“Estamos en Festival”- dijo el taxista en tono prepotente y sin darle chance a su cliente de pedir una rebaja.

Segundos más tarde Noris Ortiz desistió de tomar el servicio y lo que recibió fue palabras obscenas por parte del taxista. “Ese señor me dijo un poco de vulgaridades porque supuestamente le hice perder el tiempo”, recordó.

Pero ese no fue un hecho aislado. Una historia más aterradora fue la que contó Mafe Luisa Paniagua. “Yo me subí en el taxi en la 17 con novena para trasladarme a mi sitió de trabajo por Los kioscos de la Y, confiada que me iba a cobrar cinco o seis mil, le pagué con un billete de 20 y me devolvió 10 vueltos, le pregunté por el resto y me respondió que eso es lo que vale en época de festival, mi error fue pagarle con un billete de 20 mil pesos”, dijo la mujer.

Acto seguido la pasajera le reclamó airadamente al señor por el abuso que estaba cometiendo. “Yo le pregunté decentemente que dónde dice que la carrera vale 10 mil pesos, eso lo enfureció y me bajó del taxi a la fuerza y me maltrató el brazo, después llegaron otros compañeros del chofer y me insultaron con vulgaridades y me dijeron que no fuera dura”.

Escenas como estas son comunes en Valledupar, debido a la falta de regulación de las tarifas de servicio lo que genera acciones de intolerancia. “Aquí falta un alcalde que ponga en cintura a los taxistas, que se atece los pantalones porque quieren abusar de los usuarios”, dijo Rafael Gamarra Martínez, un comerciante del sector de La Galería.

Mayor respeto
“En este campo hay que hacer un trabajo entre todos para que mejore. Debe haber mayor amabilidad por parte de los usuarios y mayor respeto por parte de los taxistas”, aseguró Hamilton Álvarez Maestre, un taxista vallenato que labora en Bogotá.

“Una carrera en el día en el perímetro urbano de Valledupar la hacía en seis mil pesos y si era un poco más lejos la hacía en siete mil, uno no debe ser abusivo, no entiendo por qué algunos colegas se empeñan en aumentar las tarifas, aquí hay muchas falencias y no hay quien los controle. En Bogotá los vehículos de servicio público deben llevar un taxímetro, la foto del conductor y está prohibido el uso de vidrios polarizados porque eso se presta para muchas actividades ilícitas, aquí hay que reglamentar este tipo de actividades”, dijo el transportador.

Los conflictos
Cobrar más de la cuenta es la causa más común en un conflicto entre taxista y usuario, pero en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, si la persona considera que el taxímetro está adulterado, puede negarse a pagar la carrera hasta que llegue un policía. El uniformado procederá a tratar de conciliar la situación. Si no se logra un acuerdo, debe llamar a la empresa o a la oficina de movilidad, donde procederán a revisar el funcionamiento del aparato.

El cobro por cada parada también se considera un tema relativamente como causa para diferencias entre las partes. Los taxistas prestan un servicio puerta a puerta, y por lo tanto no pueden hacer paradas para dejar pasajeros. Por eso, cada parada sería considerada como una carrera extra. Si alguna autoridad sorprende al conductor prestando servicio colectivo, puede imponerle una multa.

No tienen vueltos
Por tratarse de un servicio público de transporte, movilidad señala que es obligación del taxista tener o buscar cambio para los billetes de alta denominación. Sin embargo, recomiendan que los usuarios sean solidarios y procuren pagar el dinero exacto de la tarifa.

En las grandes ciudades el usuario está obligado a pagar lo que marque el taxímetro al llegar a su destino, pero si considera que el conductor tomó una vía innecesariamente larga puede poner la queja ante las autoridades correspondientes.

El conductor puede encender el taxímetro en el momento en que llega al destino y se anuncia con el usuario. La interpretación que da la entidad es que a partir del momento en que se anuncia ya está prestando el servicio.

“Hay que regular el servicio”
Sobre esta problemática, Sabas Barrios, un taxista que presta sus servicios en un reconocido almacén de cadena del centro de Valledupar, dijo que “el alcalde debe meter mano a esto para que regule formalmente las tarifas del servicio de transporte público que hace tres o cuatro años no se hace, no hay un esquema claro de precios y por eso algunos taxistas abusan, aquí no se puede implementar el sistema de taxímetros porque el vallenato es muy duro”.

Lo mismo opinó Agustín Rodríguez quien lamentó que “aquí todos les caen al servicio público porque aumentamos las tarifas, por qué no se quejan de lo caro que ponen las botellas de agua, un de todito o una noche en un hotel, eso no lo regulan, acá lo importante es que tenemos un gremio unido para trabajar, tenemos comunicación constante con la Policía Nacional”.

Instalarían taxímetros
Ante las constantes denuncias informales de los usuarios, la Secretaría de Tránsito de Valledupar, estudia la posibilidad de implementar taxímetros en la ciudad.

“Para ir sorteando situaciones, que no están formalizadas en esa medida, estamos haciendo estudios para analizar la posibilidad de implementar los taxímetros, son estudios técnicos que permitirán tomar la decisión, si es taxímetro o no, eso obedece a una caracterización”, dijo Darío Zalabata, secretario de Tránsito de Valledupar.

Recordó a los usuarios que para que se puedan tomar medidas contra los taxistas que cometen abusos, deben hacerse las denuncias formales.

“Los conductores están abocados a sanciones de acuerdo a la ley, pero tienen que denunciar el usuario y llamar a la Policía para abrir los procesos, son contravenciones y hay que abordarlos; tienen que tomar datos del conductor y del vehículo”, precisó.

Zonas vetadas
Antonio Maestre Rada lleva 22 años conduciendo taxis en Valledupar y conoce como la palma de su mano los sectores, en las que según él, no vale la pena arriesgar la vida por los cinco mil pesos que vale el servicio.

“A mí me han atracado cuatro veces y a los taxistas por lo general los dirigen a barrios peligrosos como Mareigua, donde hay un foco de delincuencia bárbaro”, manifestó el conductor, que a su vez explicó que hay otras zonas de alto riesgo para los taxistas como lo son La Nevada, Villa Haidyth, El Páramo y la carrera cuarta.

Aunque se considera un chofer de mucha habilidad, su temor frente a la inseguridad es que en una de esas carreras acaben con su vida. “Esos manes son jugados y siempre andan drogados, le ponen la navaja o el revólver en el cuello y dicen que les colabore con lo que lleva”, advirtió.

Sin embargo, aseguró que los delincuentes pueden aparecer en cualquier lado y a cualquier hora.
“Hay momentos en que la ciudad está sola y toca orillarse en las zonas donde hay movimiento de gente”, dijo Antonio Maestre Rada, mientras escucha una emisora especializada en música romántica en Valledupar.

Según el hombre de 54 años es importante el apoyo de la Policía, pero reconoce que no hay que escatimar en medidas de autoprotección. “Por ejemplo, el radio es bueno porque siempre ante cualquier sospechoso uno hunde la portadora y en la central se dan cuenta si uno tiene un problema porque le escuchan la voz al delincuente”.

Nunca se aparta de la realidad por eso diariamente escucha las noticias en la radio, sobre la inseguridad que azota a la ciudad, principalmente con los atracos. Dijo que tiene como costumbre entablar una conversación con sus pasajeros para hacer más amena la carrera o en el peor de los casos saber si consigo viaja uno de sus verdugos.

La Comisión Sexta del Senado comenzó a debatir un proyecto de ley que propone instalar cámaras de seguridad en todos los taxis del país, con el objetivo de minimizar la problemática de violencia e inseguridad generada para conductores y usuarios de este tipo de servicio público de transporte.

Según el senador Bernardo Elías, autor de la iniciativa, hoy en día los conductores de taxis son principales víctimas de la delincuencia común y a la vez son vulnerados por los criminales para infiltrarse en este gremio transportador y cometer diferentes delitos como son hurtos a residencias, transporte de armas o drogas, y los delitos conocidos como paseo millonario y fleteo.

Como ejemplo a seguir, la alcaldía Distrital de Barranquilla presentó su aplicación móvil TAXIBAQ, con la que el usuario confirmará los datos del conductor autorizado que lo transporta.

Desde finales del año pasado, la Secretaría de Movilidad de la capital del Atlántico ha implementado el Registro Único de Conductores y de Tarjetas De Control (RUCT). Este es un mecanismo para garantizar la seguridad en la prestación del servicio de transporte público individual tipo taxi.

Hasta 2015, en Valledupar había más de 2.400 taxis en circulación. Cinco empresas tienen más del 85% de los asociados.

Como ejemplo a seguir, la Alcaldía Distrital de Barranquilla presentó su aplicación móvil TAXIBAQ, con la que el usuario confirmará los datos del conductor autorizado que lo transporta.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN