Nos llegaron mensajes de las distintas redes sociales con contenidos como: “Molestia e indignación en la Galería Popular por tala de 11 árboles; vendedores y compradores denuncian daño ambiental”. Efectivamente eso sucedió en esa zona de Valledupar, hubo de todo: erradicación de árboles, rabia, malestar, impotencia, pero, en especial, reinó la desinformación.
Nos llegaron mensajes de las distintas redes sociales con contenidos como: “Molestia e indignación en la Galería Popular por tala de 11 árboles; vendedores y compradores denuncian daño ambiental”. Efectivamente eso sucedió en esa zona de Valledupar, hubo de todo: erradicación de árboles, rabia, malestar, impotencia, pero, en especial, reinó la desinformación.
Que la ciudadanía se preocupe y le duelan los árboles siempre será un buen gesto y eso lo valoramos como una buena señal de un gran sentido de pertenencia por la ciudad y por la defensa del medio ambiente. También es muy importante que las autoridades competentes intervengan a tiempo los árboles que así lo requieran, hasta ahí todo bien, como dijera nuestra vieja gloria del fútbol, el gran ‘Pibe’ Valderrama.
Pero lo que no está bien es que un proceso que despierta tanta sensibilidad entre todos los que nos proclamamos defensores del medio ambiente y de las cosas buenas de la ciudad, entre los que se incluye EL PILÓN, es que algo tan sencillo y fácil como la socialización previa no se ponga en práctica, que no se informe con la debida intensidad que amerita el tema para evitar confusiones, especulaciones y acusaciones que generan gran malestar ciudadano.
Desde EL PILÓN hemos insistido con frecuencia sobre la necesidad de socializar de manera anticipada todos esos procesos de interés ciudadano y en este caso específico no se entiende por qué, tanto la Secretaría de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Turismo de Valledupar como Corpocesar, además de la administración de ese centro comercial, no hicieron uso de forma eficiente de esa herramienta tan valiosa y que además está incluida en las obligaciones que establece la resolución No 0011 21 de febrero de 2025, por medio de la cual se autorizó la tala de 11 árboles que estaban plantados en los alrededores de la Galería Popular.
Según esa resolución, para la tala de esos árboles se cumplió con todo el protocolo requerido, iniciado desde el mes de octubre de 2024, y se justificó plenamente la intervención debido a diversos inconvenientes que estaban generando, entre ellos “levantamiento de raíces y problemas fitosanitarios”.
Algo sumamente importante son los compromisos y obligaciones que están consignados en la resolución en mención y ahí sí es necesaria la vigilancia y seguimiento activo por parte de la ciudadanía para que estos se cumplan a cabalidad, tales como plantar, dentro de los seis meses siguientes, 22 árboles de las especies Mamón Cotoprix, (Melicoccus Oliviformis), Cañahuate (Tabebuia Chrysantha), Corazón Fino (Platymiscium pinnatum), Carreto (Aspidosperma polyneuron), Roble (Tabebuia Rosea), Puy (Tabebuia Serratifolia), Olivo Santo (Capparis odoratissima), entre otras especies nativas, principalmente.
Además, “el autorizado debe responder por el cuidado y mantenimiento de los árboles sembrados por un periodo no inferior a un año, de tal manera que se garantice la recuperación y buen desarrollo de los mismos. Árbol que se muera deberá ser reemplazado inmediatamente. Queda obligado a realizar un tratamiento especializado a través de bioestimulación”.
La invitación es a seguir atentos y vigilantes, si ya perdimos esos buenos árboles procuremos entonces que se cumpla con el cometido de ser reemplazados como manda la norma. Desde aquí instamos a las autoridades comprometidas a que hagan pública la resolución que autorizó dicha tala. El compromiso por nuestro medio ambiente debe ser de todos.
Nos llegaron mensajes de las distintas redes sociales con contenidos como: “Molestia e indignación en la Galería Popular por tala de 11 árboles; vendedores y compradores denuncian daño ambiental”. Efectivamente eso sucedió en esa zona de Valledupar, hubo de todo: erradicación de árboles, rabia, malestar, impotencia, pero, en especial, reinó la desinformación.
Nos llegaron mensajes de las distintas redes sociales con contenidos como: “Molestia e indignación en la Galería Popular por tala de 11 árboles; vendedores y compradores denuncian daño ambiental”. Efectivamente eso sucedió en esa zona de Valledupar, hubo de todo: erradicación de árboles, rabia, malestar, impotencia, pero, en especial, reinó la desinformación.
Que la ciudadanía se preocupe y le duelan los árboles siempre será un buen gesto y eso lo valoramos como una buena señal de un gran sentido de pertenencia por la ciudad y por la defensa del medio ambiente. También es muy importante que las autoridades competentes intervengan a tiempo los árboles que así lo requieran, hasta ahí todo bien, como dijera nuestra vieja gloria del fútbol, el gran ‘Pibe’ Valderrama.
Pero lo que no está bien es que un proceso que despierta tanta sensibilidad entre todos los que nos proclamamos defensores del medio ambiente y de las cosas buenas de la ciudad, entre los que se incluye EL PILÓN, es que algo tan sencillo y fácil como la socialización previa no se ponga en práctica, que no se informe con la debida intensidad que amerita el tema para evitar confusiones, especulaciones y acusaciones que generan gran malestar ciudadano.
Desde EL PILÓN hemos insistido con frecuencia sobre la necesidad de socializar de manera anticipada todos esos procesos de interés ciudadano y en este caso específico no se entiende por qué, tanto la Secretaría de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Turismo de Valledupar como Corpocesar, además de la administración de ese centro comercial, no hicieron uso de forma eficiente de esa herramienta tan valiosa y que además está incluida en las obligaciones que establece la resolución No 0011 21 de febrero de 2025, por medio de la cual se autorizó la tala de 11 árboles que estaban plantados en los alrededores de la Galería Popular.
Según esa resolución, para la tala de esos árboles se cumplió con todo el protocolo requerido, iniciado desde el mes de octubre de 2024, y se justificó plenamente la intervención debido a diversos inconvenientes que estaban generando, entre ellos “levantamiento de raíces y problemas fitosanitarios”.
Algo sumamente importante son los compromisos y obligaciones que están consignados en la resolución en mención y ahí sí es necesaria la vigilancia y seguimiento activo por parte de la ciudadanía para que estos se cumplan a cabalidad, tales como plantar, dentro de los seis meses siguientes, 22 árboles de las especies Mamón Cotoprix, (Melicoccus Oliviformis), Cañahuate (Tabebuia Chrysantha), Corazón Fino (Platymiscium pinnatum), Carreto (Aspidosperma polyneuron), Roble (Tabebuia Rosea), Puy (Tabebuia Serratifolia), Olivo Santo (Capparis odoratissima), entre otras especies nativas, principalmente.
Además, “el autorizado debe responder por el cuidado y mantenimiento de los árboles sembrados por un periodo no inferior a un año, de tal manera que se garantice la recuperación y buen desarrollo de los mismos. Árbol que se muera deberá ser reemplazado inmediatamente. Queda obligado a realizar un tratamiento especializado a través de bioestimulación”.
La invitación es a seguir atentos y vigilantes, si ya perdimos esos buenos árboles procuremos entonces que se cumpla con el cometido de ser reemplazados como manda la norma. Desde aquí instamos a las autoridades comprometidas a que hagan pública la resolución que autorizó dicha tala. El compromiso por nuestro medio ambiente debe ser de todos.