Lo que hace poco tiempo nos parecía extraño y hasta de alguna manera exótico porque era más común verlo en ciudades como Bogotá ó Medellín, se ha convertido tristemente en la realidad de Valledupar, sus calles, andenes y semáforos se encuentran invadidos por personas adultas, de la tercera edad y niños en estado de mendicidad y completo abandono, pidiendo limosnas, durmiendo en el pavimento, a la intemperie, haciendo cuanto malabares y piruetas en los semáforos, aún arriesgando la vida.
Emilianito, es un hombre sensible, con una historia propia, siendo su corazón su mejor carta de presentación.
El delantero vallenato se despidió en medio de lágrimas de sus familiares. Sus hijos, Ana Sofía y Matías hicieron lo mismo.
Escribo por amor a la libertad, empuño mi pluma con el frenesí con que el guerrero agarra su espada, como ellos también tengo sueños de gigante, aquel atribuirá la victoria a su arma, en esos somos distintos.