La expedición o renovación de licencias de conducción en Colombia se ha convertido en un negocio redondo para quienes ven en lo torcido una posibilidad de obtener dividendos ante la falta de control del Estado que a través del Congreso crea leyes con buena intención, pero en lugar de facilitar la vida a los ciudadanos, termina envolviéndolos en confusiones que son aprovechadas por los avivatos para timar, afectar el bolsillo y la seguridad de la población.