El pasado 16 de marzo una enfermedad se llevó a la eternidad a María del Sagrario Cabarcas, una mujer que gozó de buena estima entre los artistas de la música vallenata por las parrandas que hacía en el patio de una vivienda. Esta es su historia.
Juglares de la música vallenata ya no quedan; que yo recuerde, solo Calixto Ochoa está con nosotros. Fue una generación estelar que, en términos siderales, fue una pavesa, pero dejó su estela guía para siempre.
En la magistral obra Vallenato, Hombre y Canto, del Doctor Ciro Quiroz Otero, se cita al Padre Enrique Pérez Arbeláez, quien hizo una clasificación de los acordeoneros .
Como es natural hay diferentes maneras de vivir el Festival Vallenato. Para las élites es el momento de hacer relaciones públicas y del descreste social.