La decepción más grande que puede recibir un pequeño agricultor es que al recoger la cosecha le llegue la noticia que se han importado en grandes cantidades los alimentos que él cultivó, con precios más bajos en el mercado interior, dejando a muchos labriegos en la miseria y sin ganas de seguir cultivando.
Esta problemática fue analizada en una mesa de trabajo en dicho municipio.