Los dos delincuentes que ingresaron a la sucursal bancaria, se hicieron pasar como empleados de la misma portando carnés e ingresaron por tres puertas de seguridad, cuyos códigos de acceso solo las tienen el personal que allí labora.
na vez hicimos una correría muy exitosa por los pueblos rivereños del Sinú y nos contrataron para una presentación privada, muy bien paga, en Sabanalarga. Fue la catástrofe de mi oficio feliz.
Un maestro se acercó. El estudio de la ley había sido la prioridad durante toda su vida. Tenía la profunda convicción de que no se trataba de meras leyes humanas;sabía que aquél cúmulo de mandatos provenía del mismo Dios y, aunque no había sido testigo ocular de la teofanía del Sinaí, confiaba plenamente en la tradición de su pueblo: “El Señor de los cielos escribió los mandamientos en la piedra y los entregó a Moisés”.