El escultor Paolesi esculpió una mujer en mármol de carrara según una imagen de ella que había visto en un sueño, era de piel muy tersa, exuberante de pechos y amplia de caderas. Una vez concluida su obra quedó sorprendido con la mirada radiante y hermosa de la mujer recién terminada, lucía espléndida y fresca, parecía recién bañada.